Aunque sea costumbre verla sonriente en su rol de Reina de los Países Bajos, Máxima (46) sobrelleva un pesar que la ha acompañado desde su entronización: el delicado estado de salud de su padre, Jorge Zorreguieta (89), quien lucha desde hace años contra la leucemia. A 11.446 kilómetros de distancia, más de una vez la monarca tuvo que viajar de urgencia producto de sus frecuentes recaídas. El sábado 5 por la mañana, la esposa del rey Guillermo Alejandro (50) aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza a las 6:00 luego de ser alertada por su familia del agravamiento en la situación general de su padre.
Internado en Fundaleu, fundación que combate e investiga la leucemia, un tipo de cáncer que se produce en la sangre y afecta a la médula ósea, Zorreguieta se habría realizado un estudio a comienzos de la semana pasada que preocupó a los médicos y se habría internado hace una semana para compensar su delicado cuadro. El lunes a la tarde, el doctor Miguel A. Pavlovsky, Director Médico Científico de Fundaleu, emitió el siguiente parte médico: “El Sr Jorge Zorreguieta con diagnóstico de Linfoma no Hodgkin se encuentra internado en Fundaleu desde hace una semana cursando una infección pulmonar para recibir atención médica de enfermería y antibióticos endovenosos”.
Desde entonces y sobre todo desde la llegada de Máxima a la Argentina, se reforzó la custodia en la clínica con personal de seguridad privada. La Reina se trasladó en un auto de alta gama junto a dos custodios privados designados por la embajada holandesa y por tres efectivos locales. El sábado permaneció en la clínica desde primera hora de la mañana hasta las 21:30 y, el domingo siguiente a primera hora volvió a instalarse y no se movió de allí hasta las 15:30, cuando debía regresar a Holanda. Sin embargo, la involución de su padre la obligó a prolongar su estadía. La acompañaban varios de sus hermanos (tiene tres menores, Martín, Juan e Inés, fruto de la relación con su madre, María del Carmen Cerrutti Carricart, y tres del anterior matrimonio de su papá con la filósofa Marta López Gil, María, Angeles y Dolores).
En medio de un gran hermetismo, y luego del parte médico trascendió que el estado de salud de Zorreguieta se había agravado. En noviembre de 2014, el ex funcionario había sido internado en grave estado. En ese entonces, Máxima también hizo un viaje relámpago a la Argentina. Incluso varios medios se hicieron eco de la noticia de su deceso, algo que tuvo que ser desmentido por la propia clínica. De hecho, un mes después, “Coqui”, como le dicen sus íntimos, asistió junto a su esposa a las finales del Abierto de Polo de Palermo, mostrando su pronta recuperación. Es habitual verlo salir de su departamento de Uriburu al 1200 para hacer las compras junto a su esposa y, los fines de semana, trasladarse en su sencillo Gol Country hasta un country a las afueras de la capital para reunirse con amigos. Estas actividades se restringieron cada vez más en las últimas semanas.
En 2016, hubo otra alarma cuando el empresario se cayó en la bañera de su departamento de Barrio Norte y sufrió un traumatismo craneoencefálico que lo obligó a cancelar sus ya esporádicas salidas sociales. En febrero de ese mismo año, había participado del último adiós a Martín Blaquier, donde tuvo que trasladarse en un carrito eléctrico, dada su dificultad para caminar. Máxima aprovechó su visita oficial en octubre de 2016 para compartir sus momentos libres en familia. De hecho, el propio Zorreguieta asistió a la exposición de su hija en la Universad Católica Argentina.
La última aparición pública del empresario fue el 2 de julio en la gala de la Fundación Zaldívar en el hotel Alvear. Siempre asistido por su inseparable esposa, esa noche lució bastante desmejorado y haciendo uso de un bastón.
Máxima viajó sola a Buenos Aires aprovechando las vacaciones europeas. Sin obligaciones oficiales, prolongó su estadía ante el grave pronóstico de su papá. Hasta el cierre de esta edición, Máxima continuaba a su lado en Fundaleu. Además del parte oficial sobre su estado de salud, las versiones informales coinciden en la gravedad de su cuadro.
Una imagen marca la incondicional relación de Máxima con su padre. Se dio el 2 de febrero de 2002, en su boda con el entonces príncipe Guillermo. El gobierno holandés había prohibido la participación de Jorge Zorreguieta por haber sido funcionario de la última dictadura y su hija hizo un pedido expreso para que se interprete “Adiós Nonino” de Astor Piazzolla, una de las canciones preferidas de su padre. Fue la única vez que se la vio llorar en público a la argentina.
por Diego Esteves
Fotos : Movilpress , Ernesto Pages y Maximo Gomez
Informe: Delfina Ortega Nodar.