viernes 19 de abril del 2024
EMPRESAS Y POLíTICA 09-05-2019 17:05

José Luis Espert y su esposa abren las puertas de su hogar

El precandidato a presidente recibió a Caras en su chalet de Martínez Galería de fotosGalería de fotos

Diego Esteves

Quien ha visto a José Luis Espert (57) hablar con dureza acerca de los vaivenes de la economía argentina tendrá que apelar a la imaginación —o a esta entrevista— para descubrir al hombre romántico que eligió el 14 de febrero, Día de San Valentín, para casarse en segundas nupcias con su esposa, María Mercedes González (50). Es que este ex rugbier de cuero duro esconde un corazón sensible que, entre otros gestos, “adoptó” como propios a los dos hijos adolescentes de su flamante esposa, Manuel (17) y Lorenzo (15). Tal es el amor que tiene por ellos que pese a ser hincha de San Lorenzo se hizo de Boca para acompañarlos a La Bombonera.  
   Ex columnista del programa que conduce Alejandro Fantino por América TV, “Animales Sueltos”, precandidato por el Frente Despertar  —ingenioso guiño al apellido catalán del economista— y autor de “La Argentina Perdida” y “La Sociedad Cómplice” —que presentó en la Feria del Libro— recibió a CARAS en su chalet de  Martínez para hablar del José Luis que se esconde detrás del economista Espert.
   —¿Cómo se conocieron?
   —José Luis Espert: Esa la tiene que contar “Mecha”...
    —María Mercedes González: Tenemos una amiga periodista en común que nos presentó. Yo estaba recién separada con dos hijos chicos.
   —JLE: Una joyita, never taxi. (Risas)
   —MMG: Me dijo que era una persona estable, viste que los hombres después de los 40 son muy inestables. Cuando me dijo el nombre, obvio que lo conocía, lo leía desde la facultad con sus columnas de Ambito Financiero, yo estudié Administración de Empresas. Me pareció una buena idea y me gustó el perfil. Le pasé mi teléfono y 15 días después me mandó un mail.
  —JLE:Lo mío era un soft landing (aterrizaje suave)... venía de mi separación...
   —MMG: Le conté mi historia en el mail y le pasé mi teléfono. Recién a la semana me llamó.
  —JLE: Soft landing... (risas)
  —MMG: Arreglamos para salir y fue gracioso...
 —JLE: ¡No arruines mi carrera política!
 —MMG: Abro la puerta y lo primero que me dice es: “Estás temblando”. (Risas) Qué desastre, no tenía manera de remontarla. Fuimos a comer y lo que más me impactó y me sedujo es que me habló tres cuartas partes de la noche de sus padres. Uno está acostumbrado a hablar de sus hijos o su trabajo, pero me contó de su infancia y de su Pergamino natal. Me pareció maravilloso, un distinto.
   —¿Dónde estaba el lucro, para ponerlo en términos económicos, para Espert?
  —JLE: En su calidez, profundidad de sentimientos, de inteligencia y una belleza inigualables. Era una combinación letal, morí de amor a la primera noche. Es brillante. Siempre le digo que la inteligente de los dos es ella y que yo soy el que estudió mucho.
   —MMG: Y el sentido del humor nos unió mucho. Cuando nos conocimos era pleno kirchnerismo, José Luis era el malo de la película y lo castigaban en “678”, un momento difícil de sobrellevar. El humor fue el gran salvavidas. Aprendimos a reírnos de las desgracias, como en “La Vida es Bella”.
  —JLE: Cuando nos casamos, hace tres meses, después de seis años de convivencia, por primera vez vino toda mi familia de Pergamino para el casamiento. Fue una fiesta muy familiar. Fue la primera vez que se conocieron todos. Terminamos la fiesta con el vals, al revés. (Risas)
  —MMG: El día empezó con lluvia, así que como dicen que es de buen augurio, estábamos condenados a tener un excelente matrimonio. Terminó saliendo el sol, fue divino.
   —¿Cómo fue la propuesta de casamiento?
   —MMG: Está filmada. Fue hace tres años. Fuimos posponiendo la boda por distintas circunstancias.
   —JLE: El año pasado falleció mi papá, el plan era casarnos en noviembre para mi cumpleaños, así que lo postergamos. Entonces decidimos casarnos el 14 de febrero de éste año... ¡soy un romántico!
   —MMG: ¡Es re romántico! Es de ir a la florería en cada ocasión especial, impecable.
   —Los detractores del casamiento advierten que es un mal negocio...
    —MMG: ¡Mal negocio para mí que me tatué su nombre! El matrimonio se puede disolver pero ¿cómo hago con el tatuaje? Los dos somos muy familieros y nos interesaba darle un marco a esta relación. Mis hijos adoran a José Luis como a un padre, ¡no te olvides que convive con dos adolescentes! No tenemos dudas de que esto va a ser para siempre. Somos una familia absolutamente funcional.
  — JLE: “Mechi” para mí ha sido fundamental en mi carrera política. Yo hasta Mechi era un consultor de empresas, asesor económico concentrado en lo técnico, con mucha claridad de las causas de la decadencia argentina. En 2016, fuimos al cumpleaños de un amigo y me aborda el editor de la editorial Galerna, Gonzalo Garcés, y me propone escribir un libro. Hasta ese momento, sólo había hecho 10 transparencias de Power Point, en la faz académica había publicado papers de 30 páginas, una columna en el diario, una entrevista televisiva de cinco minutos, pero nunca había hecho un desarrollo así. Lo mío era corto y contundente, de titular: “Cristinismo = soja y suerte” ó  “Macrismo = kirchnerismo y buenos modales”. Escribir un libro, que era pasar a una escala de 200 ó 300 páginas, era una actividad imposible de realizar. La que me convenció fue “Mechi”. Me dijo que un tipo como yo tenía que dejar un legado. Para mí un pedido de “Mechi” es una orden divina, es mi debilidad. Los primeros días tenía la crisis de la página en blanco y estaba enojadísimo con ella. No sabía cómo era escribir largo. Fueron dos semanas así hasta que me planteé que había superado muchos obstáculos en mi vida y este no podía ser la excepción. El libro fue bestseller en 2017 y, según Juan Carlos De Pablo, es uno de los libros más vendidos de la historia para un economista sobre Argentina. Ya está arriba de los 50 mil ejemplares. Me colocó en el lugar de una persona comprometida con lo que hay que hacer y con lo que la sociedad tiene que hacer para cortar con su decadencia, y eso me llevó al segundo libro, “La Sociedad Cómplice”.
   —Los libros son como hijos, ¿Se puede decir que fueron los que tuvieron en común?
   —JLE: Es así, amo el libro “La Argentina Devorada”.
   —MMG: El libro lo pensamos entre los dos como una botella que uno tira al mar, puede ser que llegue a costa y alguien la reciba o puede que no. Pero estaba bien que quede un registro para la historia.
   —¿Cuál es su diagnóstico para resolver los problemas de la Argentina?
   —JLE: Nuestro problema es de una gravedad enorme porque es sistémico. Sistema es un mecanismo que funciona perfecto. Tenés al empresario prebendario que se queja de sus dificultades, al político que vive pidiendo cosas para solucionar los problemas del empresario junto al sindicato que se queja de las miserias que sufren sus afiliados. Están los tres en perfecta sincronía, pero están en complicidad para retroalimentar ese sistema que los beneficia. Una de las consecuencias del cambio de modelo es terminar con la corrupción. Hay que cambiar el proteccionismo industrial por una economía abierta al comercio; reemplazar el Estado presente impagable por el sector privado ocupado por clases medias acomodadas y sostenido por clases medias no acomodadas que pagan sus impuestos; y, en tercer lugar, hay que terminar con el modelo sindical que provocó trabajadores pobres y sindicalistas mafiosos. Esto requiere un ataque en simultáneo, pero de manera gradual. Hay que cambiar el sistema, no es una medida aislada.
   —¿Cómo se logra la armonía en la pareja?
   —JLE: Vivimos una armonía y sincronía constantes. “Mechi” ha sido clave en mi vida y lo mismo siento que he sido en su vida. Los chicos tienen un padre en los hechos, con el mayor respeto al papá biológico con quien tenemos una excelente relación, me siento su padre, los adoro, los amo y los cuido. Volví a ser padre a los 50 años.
   —MMG: ¡Mirá si le tendrá amor a mis hijos que pese a ser de San Lorenzo se hizo socio de Boca para acompañarlos a la cancha!
   —¿La imagina a Mechi como Primera Dama?
   —JLE: “Mechi” es fuera de serie, me acompaña en todas. Es una persona de enormes valores y me apoya en hacer algo más por el país de lo que he hecho hasta ahora.

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