jueves 25 de abril del 2024
ESPECTáCULOS 19-09-2019 20:06

Conocé la otra pasión de Marcelo Peralta, el actor de "El Marginal"

En diálogo con CARAS, el interprete habló de sus pasiones y los momentos más oscuros de su vida. Galería de fotosGalería de fotos

Muchos lo conocieron como “Barney”, la mano derecha de Mario Borges en “El Marginal”, la exitosa ficción carcelaria. Pero mucho antes de caminar las locaciones del penal de “San Onofre”, Marcelo Peralta (50) ya había recorrido un camino tan intenso como singular. Sus dos metros de altura, que según aclara “vinieron bárbaro para el deporte, pero para la actuación pueden ser muy complicados. Porque cuesta entrar en el cuadro”, de adolescente lo llevaron a probar con el básquet. “Empecé a entrenar a los 15 después de que un amigo me lo sugirió, pero lo primero que me dijeron era que no servía. No me tenían paciencia y tuve que aprender solo. Sin embargo, a los 18 ya era jugador profesional. El básquet fue mi otro refugio”, confiesa Marcelo, quien para aquel entonces también había descubierto su amor por la actuación.

Cuando surgió la posibilidad de fichar en Provincial de Rosario, y jugar en la Liga Nacional de Básquet, se instaló en Santa Fe por dos años. A la vuelta regresó a los casting y logró algunos personajes en tiras como “Detectives de Señoras”, “Son de Diez”, “Gerente de Familia” y algunas obras de teatro under, pero ya de regreso al básquet y esta vez con la camiseta de Quilmes de Mar del Plata, tuvo que elegir entre el deporte o el arte. “Así arrancó mi vida deportiva fuerte. Y fue cuando conocí a los Ginóbili, a los hermanos mayores de Manu, a quien veía de chico porque toda la familia venía de Bahía a verlos. Como jugador tuve batallas épicas con Oberto. También me crucé con Chapu Nocioni, Héctor Pichi Campana, Milanesio y Scola, asegura Marcelo sobre su experiencia con la llamaba “Generación Dorada” y quien en los 90´s vistió las casacas de equipos como Racing, Pico Fútbol y Boca.

Tras una lesión que lo alejó de las canchas, Marcelo regresó al gimnasio y allí, por su gran porte, le ofrecieron ser seguridad en recitales de bandas internacionales que llegaban al país. Así terminó como guardaespaldas de The Ramones y hasta de los Guns N´ Roses. “La cara de malo ayudaba”, dice Peralta con humor. “Siempre fui bastante cambiante y nómade”, reconoce quien, además de actor, modelo publicitario, basquetbolista y seguridad, también fue fletero y trabajó en una lavandería en Brasil, donde terminó como ayudante de pescadores.

“Con un amigo que jugaba al básquet nos fuimos a vivir a una playa de  Garopaba, Brasil. Trabajábamos en una lavandería que él abrió. Y cuando mi amigo se fue yo me quedé con los pescadores, viviendo en lugares sin energía eléctrica. Una ¨rata de praia¨ como dicen ellos. Ahí trabajé mucho el desapego. Pasé por muchas transiciones después del básquet. Tuve momentos malos en mi vida, algunos cercanos a las adicciones y hasta con intentos de suicidio”, se sincera el actor. En el 2006, después de siete meses de depresión y pánico, Peralta conoció a unos taiwaneses que se convirtieron en amigos. “Con ellos conocí lo espiritual y el autoconocimiento. Pude caer a tierra y ver la realidad. Me acerqué más al Tao, un camino espiritual no separatista y así pude trascender, conocerme y retomar las cosas que más me gustan, como el teatro”, reconoce.

Luego de su “trasformación”, como define a esa etapa en la que tocó fondo, Peralta que también canta jazz y blues y toca el jembé (tambor brasileño), regresó con más confianza a los casting, aunque el retorno tras años fuera del mercado no resultó nada fácil. Sin embargo, su experiencia de años en comerciales lo favoreció. “Una productora que de vez en cuando me llamaba para hacer publicidades me convocó para el casting de ¨El Marginal¨. Creo que el haber sido un jugador agresivo me sirvió porque pude trasladarlo desde lo actoral y hacer ese malo que requería la cárcel. Tardaron casi 40 días en avisarme que tenía el papel. Fue una sorpresa muy grande. Mi personaje se iba a llamar ¨Sandokán¨, pero cuando me vio Luis Ortega me dijo no, vos sos ¨Barney¨. Y la pegó”, confiesa.

Sobre las jornadas de grabación en la excárcel de Caseros, donde se filmó la serie, y su esperado final, concluye: “Sorprendió porque se mantuvo el secreto y no se filtró. Mi personaje salió fortalecido al terminar junto con los Borges. Estoy muy contento y agradecido por haber sido parte. Creo que ¨El Marginal¨ fue un experimento urbano y nunca imaginamos que iba a explotar así. Trabajar con actores tan talentosos te permite aprender mucho. A todos nos cambió la vida. En este momento estoy disfrutando, esas serían las palabras que definen el momento que vivo. Todo pasa tan rápido. Mañana nunca se sabe. Yo disfruto el presente inmediato. Hasta tengo una página de fans en Turquía. Una chica ¡me manda los capítulos en turco! Es todo muy loco y genial. Hoy agradezco al cielo”. 

Agradecimientos: Zumm. Dos Tréboles.

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