Compartí esta nota
Para amenizar la cuarentena, la cantante Miley Ciyrus organiza una vez por semana entrevistas con famosos a través de vivos de Instagram. En la última edición le tocó el turno a su colega Selena Gomez, quien confesó que presenta un trastorno bipolar y que, tras el diagnóstico, le encontró explicación a sus cambios de humor tan bruscos. “Cuanta más información tengo, más me ayuda”, señaló la exchica Disney, quien lejos del miedo, dijo sentirse liberada después de años de incertidumbre.
Consultado por Caras Salud, el doctor Carlos Vinacour, presidente de la Fundación Bipolares de la República Argentina (FUBIPA) indicó que en el trastorno bipolar “básicamente el ánimo fluctúa con tal magnitud que la persona misma no se reconoce o las personas que la rodean no la reconocen durante esa fluctuación”.
En concreto, quienes lo presentan “tienen períodos de tristeza muy pronunciados en donde pueden llegar a caer en depresiones profundas, estar en la cama y no tener fuerzas para salir, no poder pensar con claridad porque las ideas se vuelven muy lentas y muy pesadas, además de presentar ideas de muerte”.
Pero “en otros momentos las personas con este cuadro pasan a tener un período de manía o de hipomanía, en el que tienen una cantidad de energía enorme, no suele dormir, están demasiado activas y tienen tantos pensamientos acelerados en su cabeza que no pueden llegar a expresarlos totalmente”. Durante esa fluctuación pueden sentirse omnipotentes y desinhibidas en cualquier campo.
Por último, esta enfermedad psiquiátrica se caracteriza por “otros períodos en los que las personas se comportan de una manera totalmente normal”, por tanto el cuadro se caracteriza por oscilación entre crisis y otros períodos –a veces largos- en los que el individuo vuelve a ser “el que era”.
El experto, quien es también Presidente del Capítulo Trastornos del Ánimo de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, reconoció que el diagnóstico del trastorno bipolar es difícil, porque puede confundirse con otros cuadros, entre ellos, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, trastornos de personalidad, o cuadros depresivos comunes.
“Desde que aparece la enfermedad hasta que se llega a un diagnóstico correcto pueden pasar entre 5 a 7 años, ya que el trastorno bipolar tiene signos muy polimorfos y se requiere muy buena clínica para no confundirlo”, amplió.
Si bien el trastorno bipolar puede manifestarse a cualquier edad, “lo más frecuente es que aparezca en la juventud, entre los 17 y los 23 años”, siempre en personas que ya tienen una predisposición genética. Y, generalmente, “aparece desencadenado por un hecho estresante fuerte, aunque también hay casos en que se puede dar sin este detonante”.
Vinacour remarcó que en la actualidad esta enfermedad “se trata con mucho éxito, con fármacos específicos –los estabilizadores del ánimo-, que pueden administrarse durante largos períodos de tiempo”, que deben ser combinados con “intervenciones psicoterapéuticas muy precisas”.
Además este abordaje “también debe ser acompañado con psicoeducación, una técnica muy específica en la que se entrena al paciente para que pueda reconocer sus síntomas y aprenda qué conductas son de riesgo, como el consumo de drogas y alcohol y qué conductas son de protección, entre ellas no llevar una vida desordenada, dormir una buena cantidad de horas, realizar actividades durante el día y descansar de noche”, concluyó.
