jueves 28 de marzo del 2024
ACTUALIDAD 09-02-2017 17:59

El Chaqueño Palavecino cuenta sus secretos para no envejecer

“Me pongo grasa de iguana”. Galería de fotosGalería de fotos

El sol no da tregua y los 34 grados de sensación térmica se hacen notar en Santa Ana, localidad ubicada a unos 15 kilómetros de la capital de Corrientes. A orillas de la antigua “Laguna Soto”, espacio natural donde conviven árboles de naranjos, jacarandás, palos borrachos y otras especies, suena una guitarra. Vestido de traje negro con flores bordadas, su clásico sombrero, bombacha gaucha, cinturón y un poncho que asegura “vale más que cualquier prenda”, Oscar “El Chaqueño” Palavecino (57) conversa a solas con CARAS horas antes de realizar el gran cierre del 27° Festival Nacional del Chamamé a cargo del Presidente del Instituto de Cultura, Gabriel Romero, acompañado del Ballet Oficial dirigido por Luis Marinoni.

“Para cada ocasión tengo una pilcha. Hoy estoy vestido de fiesta y siempre bien perfumado”, argumenta el máximo exponente del folclore en la Argentina quien con la misma impronta que entona sus populares canciones, detalla cada pieza artesanal que compone su tradicional outfit gauchesco.“Es el resultado del trabajo de distintos artesanos, hecho todo a medida. Siempre me tomo el tiempo de ir a la casa de cada uno a buscar la ropa, soy muy selectivo para elegir y a veces tardo más que una mujer en prepararme. La chaqueta que tengo puesta está hecha en Carmen de Areco, con botones de plata y puntilla de oro. Mi sombrero, de la casa Lagomarsino, tiene una toquilla hecha también de plata y oro con la Virgen de la Peña colgando. El poncho, hecho con hilos que ya no se consiguen, es salteño. Los anillos ( los señala) son regalos, de un abogado amigo y de mi señora. Siempre usé oro, vengo de un lugar en el que aunque no teníamos mucho, era una tradición para salir a la fiesta usar oro que valía muy poco. No es una cuestión de ostentar”, explica el oriundo del Chaco Salteño y señala: “Mi bombacha  gaucha  tiene 4 metros y medio de tela y mis botas siempre son de cuero. Vivo embotado, para el escenario, para viajar, para ir al campo. Los detalles del cinturón y del colgante los fabrica Don Gómez, un hombre de más de 90 años que hace los mejores trabajos”.

Avanza la entrevista y a medida que el sol cae en el sereno barrio privado Laguna Pueblo Nuevo, el popular artista confiesa que en su vestidor o como la llama él su “boutique gauchesca”, ordenada por color, talle y género, no pueden faltar las prendas negras y su tradicional colección criolla para las distintas ocasiones.“Tengo 100 trajes que ya ni uso y por lo menos 20 sombreros en gris, azul, negro, arena, blanco. Soy medio mezquino con mis pilchas, las quiero y las cuido con mucho amor y no me despego fácil. No me gusta que tiren o maltraten mi ropa. Mi boutique es bien gauchesca. A veces pienso en el día que ya no esté qué irán a hacer con mis cosas, no me gustaría que las regalen. La primeras pilchas que usé en mis shows están en un museo de Salta”, cuenta y asegura que a la hora de invertir en indumentaria, no escatima en gastos. “Es caro vestirse de gaucho, tengo plata encima aunque no parezca (se ríe).Este poncho vale arriba de los 20 mil pesos, las botas 5 mil, el sombrero con la toquilla 15 mil y el traje completo arriba de 10 mil.Más los accesorios. Cada prenda es un arte y tiene su valor”, asevera.

Sin dejar de lado su costado más criollo, producto de su crianza en Rancho El Ñato—remoto paraje del Chaco Salteño— confiesa que aunque no utiliza cremas, usa efectivos métodos caseros para cuidarse la piel.  A los 57 años, revela su secreto más preciado para “no envejecer”: “Me pongo grasa de iguana, es la más curativa, sirve para todo. La grasa de gallina también. No soy tan delicado pero me cuido. Hasta como verduras porque ya me estoy poniendo viejo, pero si hay asado, prefiero el asado”.

por Sabrina Galante (enviada especial a Corrientes)

FOTOS: M. Fonseca/Perfil

Agradecimientos: Instituto de Cultura

de Corrientes

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