jueves 28 de marzo del 2024
ACTUALIDAD 21-02-2017 19:23

Esteban Lamothe: sensual antiheroe de película

“En la vida soy un guerrero". Galería de fotosGalería de fotos

A veces la felicidad no pasa por concretar grandes sueños, sino por historias mínimas de la vida cotidiana. Algo de eso vive Esteban Lamothe (39), el ex galán de Griselda Siciliani en “Educando a Nina” (Telefe). El actor se acaba de mudar con su mujer, Julieta Zylberberg (33), y su hijo, Luis Antonio (4), a un PH con terraza y, por primera vez desde que es adulto, va a poder tener una pileta de lona. “Hasta ahora nunca había tenido una”, se sincera este galán no tradicional que causó furor desde la pantalla de Telefe y, sobre todo, a partir de la escena de sexo que compartió con su amiga Griselda Siciliani, rumores de romance de por medio.

“Historias de un hombre común” podría titularse su vida, con el detalle no menor de que el último capítulo de la trama lo ubica como un antihéroe que transita por la colectora del galán promedio. “Soy la esperanza del hombre común”, se divierte y explica que, al menos en calle, su aura seductora se desvaneció tan pronto como terminó la ficción.

—¿Cómo sobrellevó el éxito del año pasado?

—Lo viví bien mientras transcurrió el año. Cuando terminó sentí un cansancio fuerte y estuve con anginas. Es decir, somaticé después. Por la intensidad que tuve y por ocupar el rol que ocupé en todos los sentidos, sentí que fue una pelea que la pude dar, díficil, pero la gané. Gané por puntos, no por knock out. Si tuviera que hacer un paralelismo con el boxeo, pude seguir tirando piñas hasta el último round.

—¿Vuelve a la televisión?

—Ahora estoy descansando porque el año pasado fue muy intenso. Estoy ensayando una película que voy a rodar en El Bolsón de Natural Arpajou, con una nenita de El Bolsón y una actriz española, Andrea Carballo. Estoy en conversaciones para hacer televisión. Pero estoy alejado para tomar aire. Al mismo tiempo los proyectos que pueden surgir son de junio para adelante.

—¿Enfrentó el desafío como un guerrero?

—Soy una persona luchadora y trabajadora y tengo mucha tenacidad. Soy taurino y un hombre tosudo. Pasé por muchos lugares en la vida y, cuando me llegó el protagónico, estaba preparado para dar esa batalla, no es que me agarró a los 20 años, medio desbolado; me agarró en un momento en el que podía enfrentar a ese rival.

—¿Cuál era ese rival?

—Ese rival era la fama, el éxito, que puede ser un rival. En ese momento nadie te pregunta si estás bien o cómo la estás llevando, salvo los amigos más cercanos, el resto te dice: “Che, ¡qué año espectacular, maravilloso, no puedo creer lo bien que te va!”. Entonces, ¿Qué le vas a decir a esa gente? No me puedo quedar media hora explicándole las contras de mi laburo, que son como las que puede tener el que trabaja en un banco o en un bar.

—¿Qué batallas dio para alcanzar el éxito?

—Tuve una vida buena, pero siempre estuve acostumbrado a luchar. Nunca tuve las cosas fáciles, como la mayoría de la gente, no vine de una villa miseria pero tampoco me sobró nada. Desde los 13 años tuve que trabajar. Debo haber pintado más de 30 casas, fui mozo 15 años; para mí trabajar en la televisión y hacer lo que me gusta es Disney.

—¿Cuántos años lleva de pareja?

—El 24 de marzo cumplimos 10 años junntos. Nunca nos casamos, no estamos ni a favor ni en contra, pero quizá se de en algún momento, es una carta el casamiento, pero no está en nuestra cabeza. Es lindo festejar el amor y más si tenés hijos.

—¿Cómo se lleva con la paternidad?

—Ahora mejor que nunca, porque se quiere quedar conmigo, porque el primer año es de la mamá y no sos siempre la mejor opción. Hay un ida y vuelta entre los dos. Me gusta el boxeo y a veces lo llevó al gimnasio de Chacarita porque soy amigo del profesor. Me enseñó Juan Gallo en Argentinos Juniors. También le gusta el fútbol y es hincha de Boca como yo.

—¿Cómo vivió los rumores de romance con Griselda Siciliani?

—No me repercutió nada porque mientras eso ocurría yo estaba tranquilo en mi casa con mi mujer. Rápidamente entendí que estábamos haciendo un éxito y como ella estaba sola era natural que surgieran esas versiones porque era el hombre que estaba más cerca suyo. No me parecieron descabelladas esas versiones pero sabía que era totalmente falso, así que dejé que corra el agua hasta que todo pasó.

—Tuvo la ventaja que su mujer es actriz y puede ponerse en su lugar...

—Sí, pero también el hecho de estar bien con mi mujer, porque si estás mal es un momento de mierda. Era tan falso que ni me calenté. Me molestó que me hagan guardias fotográficas o me sigan, pero lo viví como parte del éxito, sino no la que te queda es no hacer la novela. Si a la próxima novela le va bien y la actriz con la que estoy, sea Isabel Macedo o Celeste Cid, se separa y somos novios en la ficción, van a decir que está conmigo. Si es verdad, pasará lo que pasa con otras parejas como la China y Benjamín que terminaron juntos. La prensa siempre trata de juntar a las parejas de los protagonistas. A veces es verdad, como pasó con Benjamín (Vicuña) y la China (Suárez), que hoy son novios, y otras no, como en mi caso, que estoy en mi casa con mi mujer y no con Griselda. Me molestó porque sabía que estaba separada y es mi amiga.

—¿Cómo se lleva con el título de sex symbol?

—Lo de sex symbol duró lo que la novela. Siempre supe qué lugar ocupo entre los hombres, fui a la secundaria, siempre fui tercer o cuarto puesto. Cuando decían que era lindo, era conciente que lo construyeron con ficción. Sí es verdad que soy un hombre común y eso genera empatía. Soy más parecido a un Alberto Ajaka, que es un amigo y lo admiro, pero es un chabón posible. No te cruzás en la calle a un hombre tan lindo como Mariano Martínez o Luciano Castro, uno cada seis meses con suerte, sin embargo, uno como Ajaka o como yo te lo cruzás cada 15 minutos.

—¿Es la esperanza del hombre común?

—Soy la esperanza del hombre común, del argentino medio (risas). Lo vivo con alegría y me divierto con eso.

Por: Diego Esteves

Agradecimientos: Revista "Miradas"

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