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Levanta la copa y mira al mar. La Navidad acaba de comenzar y ella, aún rodeada de amigas, se siente extraña. Espera con ansías la llegada de sus hijos y desea, con todas sus fuerzas, que la crisis que atraviesa con su pareja pase pronto.
Para Carolina Ardohain (39) este verano será el momento perfecto para descansar y pensar en su futuro. Dicen que el mar lo cura todo y, al parecer, para la modelo y conductora está afirmación es su mantra. Mientras aguarda en Punta del Este la llegada de sus hijos, Bautista (9), Beltrán (5) y Benicio (3), que pasaron Navidad junto a Benjamín Vicuña (39) y Eugenia “China” Suárez (25), en Chile, y mientras su relación con Juan Mónaco (33) transita un auténtico “stand by”, “Pampita” se refugia en amigas como “Barbie” Simons (35), la deejay Paula “Puli” Demaría (41), la empresaria Oriana Montanelli, dueña de la marca Wanama, y la periodista Angeles Balbiani, panelista del programa “Nosotros a la Mañana”. Junto a ellas pasó la Navidad en Punta, además de ser sus confidentes para las largas jornadas que comparten en una casona de Punta Piedras o en paradores top como La Susana, en José Ignacio.
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Acostumbrada a sortear dificultades, “Pampa” sobrelleva de la mejor manera, y con su infaltable sonrisa, la crisis con “Pico”. El verano que habían programado los dos juntos en el exclusivísimo hotel Fasano quedó en lista de espera y la obligó a reprogramar sobre la marcha un “Plan B”. Y si bien se dejó ver divertida, la ausencia de sus hijos le duele. “Diciembre es un mes que me destruye. Quisiera dormirme y despertarme el 26. Soy mamá hace 12 años, y no tener a mis hijos en un día tan especial…”, confesó en las horas previas a la noche del 24. Al día siguiente, Vicuña compartía en sus redes sociales postales en la playa junto a sus hijos. Y la modelo se refugió en una casa de Punta Piedras junto a las hermanas Barbie y Vanesa Simons, y a la empresaria gastronómica “Tati” Stafuza. Allí, tomaron una divertida clase de baile de la mano del coach Charly San Martín. Con vista al mar, deck de madera y pileta, la casa se transformó en el bunker donde la modelo pasa sus horas cuando no va a la playa. Lejos de lo que había planficado, pero cerca de afectos que la ayudan a superar este diciembre tan especial.
por Delfina Ortega Nodar
(desde Punta del Este)
F.DE BARTOLO/PERFIL
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