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ACTUALIDAD 01-11-2016 10:52

Las 120 horas de Al Pacino en la tierra de su mujer

"Me siento parte de este país". Galería de fotosGalería de fotos

La espera se terminó durante la mañana del jueves 27. Envuelto en un sobretodo negro, con gorra y anteojos oscuros, Al Pacino pisó suelo argentino por primera vez acompañado por su novia, la actriz Lucila Polak, con quien en 2017 cumplirá diez años juntos. “Hace tiempo que quería venir a la Argentina. Estoy feliz de acompañar a Lucila en el estreno de su película ‘Resentimental’ y, a la vez, es un orgullo presentar mi unipersonal en un teatro tan prestigioso como el Colón”, dijo el actor neoyorquino minutos después de tomar un café con una medialuna que le convidó su mujer en el vip del aeropuerto. Siempre amable y de buen humor, ese mediodía el artista bromeó sobre una extraña situación donde otro pasajero tomó su valija por equivocación. Y luego sonrió ante la catarata de flashes que lo rodearon ni bien salió de Ezeiza con el guión de su próxima película en mano. Custodiada, la pareja se dirigió hacia el hotel Alvear, donde se hospedaron durante sus cinco días, a bordo de una camioneta Volvo cedida por esa compañía.

Ese mismo día, alrededor de las 17.30, ambos se antojaron de helado y, mientras lo tomaban en el auto, fueron al Centro Cultural Recoleta, donde los recibieron el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y los productores de su espectáculo “An evening with Al Pacino” —que cuenta con la excelente producción ejecutiva de Edgardo Ariel Alba—: Adrián Suar/Paul Kirzner, Federico Polak/Fernando Abadi, de TIELESS Media, y Nacho Laviaguerre. Ruborizado, el célebre actor recibió una placa de Visitante Ilustre y ofreció una charla a veinte vecinos que obtuvieron la posibilidad de conocerlo a través de un sorteo organizado por el Gobierno de la Ciudad. Entusiasta, habló durante más de media hora y participó de una clase improvisada con estudiantes de actuación, donde accedió cordialmente a sacarse selfies con ellos.

La noche del jueves, Pacino cenó con su familia política, los Polak. Además de Lucila, estuvo Federico, su cuñado y anfitrión principal de su visita a Buenos Aires. Fue un menú preparado por el chef Diego Muscat, quien se inspiró en la cocina del Mediterráneo pero sin dejar de lado lo autóctono de la Argentina. La entrada fue una degustación de panes, el primer plato, spaghetti con queso y pimienta, y luego un salmón chileno con verduras orgánicas y papas rústicas. De postre, un pedido especial del actor: panqueques con dulce de leche.

Ya el viernes el plan fue más tranquilo por ser el día de su primer show: la estrella de Hollywood quiso estar bien descansado y se levantó tarde. Desayunó e, incentivado por su novia y cuñado, confesos hinchas de la Academia, se reunió con los directivos de Racing para hacerse socio del club de Avellaneda. Y con su credencial albiceleste y camiseta grabada con su apellido y el número “10”,  fue con Lucila a almorzar a un reconocido restaurante de comida japonesa y peruana de Palermo Hollywood. Degustaron piezas de sushi y ceviche. El mozo que los atendió manifestó su alegría por la generosidad del actor: “Gastaron 3.800 pesos y me dio 800 de propina”. Regresaron al hotel y recién a las 18.30, dos horas antes de la primera función, se dirigieron hacia el Colón para que el astro de Hollywood ensayara la pasada final de su máster class. Minutos después de las ocho de la noche, la sala ya estaba colmada. Las luces se iban apagando y la expectativa aumentaba. “¿Ya están listos?”, preguntó Iván de Pineda como moderador del show y rápidamente le cumplió el sueño a los más de dos mil quinientos espectadores que esperaban ansiosos en sus asientos: ¡“Y con ustedes, el maestro Al Pacino”! El artista pisó el escenario y, con el público de pie, los aplausos se extendieron varios minutos. Durante más de dos horas Pacino recordó su infancia en Nueva York, entre el East Harlem y el South Bronx, exclamó que “¡si tuviera la chance de ser otra cosa, sería actor!”, bromeó sobre su baja estatura, que casi le hace perder el papel en “El Padrino”, y hasta contó cómo reaccionó cuando Camila Morrone —la hija de Lucila— le pidió un consejo porque empezaba una carrera en la actuación:“Dudé mucho si tenía algo para enseñarle. Sé cómo se hace, en realidad, lo experimento en el camino, pero sólo me salió decirle que fuera natural. Y resultó un gran consejo, con su naturalidad ahora está por filmar con Bruce Willis”. También respondió varias preguntas del público, recitó el poema “The Ballad of Reading Gaol”, de Oscar Wilde, y se despidió con una perla apenas comenzó a sonar “Por una cabeza”: Al Pacino tomó a la bailarina Judith Kovalovsky entre sus brazos y sobre el escenario del Colón, revivió una de las escenas más recordadas de “Perfume de mujer (1992)”, película que lo hizo acreedor de un Oscar.

Enfundada en un vestido negro, con un profundo escote y sentada en uno de los palcos, Lucila aplaudió embelesada a su pareja, quien la mencionó en varias ocasiones durante la charla con de Pineda. También se lo vio emocionado a Suar en una de las butacas. “Es un lujo. Estamos muy felices, tanto yo como Federico Polak y Nacho Laviaguerre. Hace mucho teníamos ganas de traerlo. Fede hizo la gestión más importante. Fueron tres años de trabajo. Lo que sucedió en los últimos meses es que a la gente le agarró un furor por ver a un ícono del cine y teatro. Porque si decís actores, vas a nombrar a muchos, pero Al Pacino va a estar siempre en la lista. Todos los que van a su show, quieren aplaudirlo y agradecerle todo lo que dio con su talento”, dijo el director de Programación de El Trece, quien arribó al teatro escoltado por sus dos hijos, Margarita y Tomás.

Las divas del espectáculo, Mirtha Legrand y Susana Giménez, acompañada por su hija Mercedes Sarrabayrouse, también se vistieron de gala, ambas de negro, para vivir un momento único junto al ídolo. Incluso, esa misma noche luego del espectáculo, Susana aceptó la invitación del multipremiado actor para cenar en el restó del Alvear con Lucila y el fotógrafo Gabriel Machado. Otras de las figuras artísticas que asistieron al show fueron: Martín Seefeld, Norma Aleandro, Mariana Fabbiani y su pareja Mariano Chihade, Georgina Barbarossa, Dalma Maradona, Florencia Torrente, Esmeralda Mitre, Coco Sily, Zulemita Menem y Diego Leuco. Y del ambiente político dijeron presente: Rodríguez Larreta, Darío Lopérfido, Marcos Peña, Ángel Mahler, María Laura Leguizamón, Carlos Melconián, Augusto Rodríguez Larreta y el embajador de los Estados Unidos, Noah Mamet. Tampoco se quisieron perder el inolvidable momento, la ex modelo Analía Maiorana y el vicejefe de gobierno porteño Diego Santilli, quienes se sentaron cerca de Lucila y tuvieron acceso directo al “Meet & Greet” con el actor. Un lujo que tuvieron sólo aquellos que adquirieron las entradas VIP para compartir un cocktail con la estrella norteamericana, en el Salón Dorado del Teatro Colón.

La estadía de Pacino en el país continuó el sábado con un paseo por los barrios porteños de Recoleta, La Boca y San Telmo, antes de su segunda y última función en el máximo coliseo argentino. Esa noche, como cierre y brindis de las actuaciones de Al, la pareja fue a cenar a Gardiner con sus íntimos, entre los que se encontraban el representante de Lucila, Mauricio Catarain, Federico Polak, Julieta Novarro y su marido, Mariano Jinkis, Brenda Gandini —compañera de elenco de la actriz en “Resentimental”— y la modelo Carolina Molinari, mujer del futbolista Mariano Pavone. El domingo, en cambio, ambos optaron por un día de campo: invitados por La Aguada Polo & Resort de la familia Novillo Astrada, el actor se maravilló con el asado, el mate argentino y el partido de Polo, que organizaron especialmente para él. Fanático de los caballos, Al se tentó por adquirir algunos de los famosos equinos. Y, por la noche, los dos disfrutaron de una velada al ritmo del 2x4 en Señor Tango, donde fueron recibidos por Soledad y Fernando Soler. Al final del espectáculo, emocionados por las canciones que interpretó Fernando y por la actuación de los bailarines, Pacino y Lucila fueron especialmente a los camarines a felicitarlos.

El último agasajo al artista llegó el lunes a la tarde en la Embajada de EE. UU. Mamet, el representante estadounidense en el país, lo recibió con un afectuoso ágape. El martes, con la satisfacción de quien cumple una asignatura pendiente, la pareja preparó sus valijas para emprender el regreso hacia sus residencias de Beverly Hills, en Los Ángeles. “Me enamoré de Buenos Aires y me encantó conocer a los familiares de Lucila que todavía no había visto personalmente. Me emocionó la recepción de los argentinos, son súper cálidos. No creo merecer tanto, estuve tan cómodo como en mi casa. Siento que pertenezco a la Argentina. Y no tengo dudas de que pronto volveré”, aseveró el actor antes de subirse al vuelo de American Airlines y dejando una única impresión: Al Pacino puede ser “El Padrino”, el inolvidable “Michael Corleone” y todo un emblema del arte y, al mismo tiempo, no tomárselo muy en serio. Tener la humildad de los grandes.

por Naiara Vecchio

Fotos: Ernesto Pages, Mauro Fonseca, Machado Cicala Morassut, Jorge Amado by George & Co y Volvo Argentina.

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