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Es por esa razón que se considera fundamental proteger tu piel del frío por fuera y por dentro en invierno.
Si bien la piel tiene sus propios medios de autodefensa como el manto epicutáneo natural, con el frío se ve debilitado por lo que necesitamos tener determinados cuidados para aportar a su integridad.
Deberíamos evitar los cambios bruscos de temperatura ya que deteriora la capa hidrolipídica acentuando la perdida de agua mostrando una severa deshidratación con síntomas como sequedad, tirantez, descamación e incluso pequeñas heridas en zonas más sensibles como los labios.
Es fundamental hidratar con frecuencia las zonas más expuestas o que mantenemos desnudas frente al frío tales como rostro, labios, cuello y manos. Es indispensable utilizar cremas altamente nutritivas acompañadas de un factor de protección elevado.
En vacaciones, los aficionados al deporte en la nieve deben extremar estas precauciones, especialmente en horarios centrales del día desde las 11 hs a las 15 hs renovando la aplicación de protector solar con más frecuencia, evitando que el reflejo del sol en la nieve no nos encuentre desprotegidos, evitando rojeces o cualquier tipo de agresión.
Los cambios bruscos de temperatura son perjudiciales para la piel, el paso del frio al calor intenso de un ambiente muy calefaccionado en el caso de las pieles más sensibles puede aumentar las posibilidades que aparezcan rojeces y vasos dilatados. Una temperatura ambiente ideal de calefacción no perjudicial para la piel son de 22° agregando un sistema de humidificación para evitar la sequedad ambiente.
Las duchas invernales por lo general invitan a que sean con agua excesivamente caliente y prolongadas lo cual es perjudicial ya que remueven el manto hidrolipídico generando sequedad y tirantez en la piel de todo el cuerpo. Lo más recomendado son las duchas de agua tibia y rápidas, luego hidratar bien la piel de todo el cuerpo haciendo énfasis en codos, rodillas y talones porque son zonas que sufren más sequedad.
Si bien es tan necesario el abrigo, es importante tomar en cuenta que las prendas principales que tienen el primer contacto con la piel sean de algodón que además de conservar el calor brindan suavidad y mantienen la piel seca permitiendo la evaporación del sudor. Por encima de esta prenda podes aplicar las que te resulten necesarias para calmar el frío.
En cuanto a la alimentación e hidratación, si bien es difícil aferrarnos a los jugos verdes naturales y fríos, no debemos descuidar el consumo de verduras crudas que brindan gran aporte vitamínico a la piel como así también beber el agua suficiente aún con el frío extremo.
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