domingo 07 de diciembre del 2025

CRISTALES Y CUERPO HUMANO: UN MISMO ORIGEN, UNA MISMA VIBRACIÓN

BY: MARIANELLA YULIANA CAPORALETTI. Galería de fotosGalería de fotos

CRISTALES Y CUERPO HUMANO: UN MISMO ORIGEN, UNA MISMA VIBRACIÓN.
CRISTALES Y CUERPO HUMANO: UN MISMO ORIGEN, UNA MISMA VIBRACIÓN. | CONTENT LIKE
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La biología humana nos revela un hecho tan sutil como poderoso: estamos hechos de los mismos minerales que conforman los cristales:

  • Calcio en los huesos
  • Hierro en la sangre
  • Magnesio en los músculos
  • Sodio y Potasio en cada célula que regula nuestros impulsos eléctricos.

No es casualidad que los cristales nos resulten magnéticos. Los reconocemos porque compartimos un mismo lenguaje mineral, una vibración de origen.

En el nivel más íntimo, el celular, la afinidad es aún más evidente. El fósforo presente en cristales como el apatito, compone el esqueleto de nuestro ADN y ARN sosteniendo el código de la vida. El silicio, base estructural del cuarzo se encuentra en nuestros tejidos conectivos, en la piel y en las fibras de colágeno que nos mantienen firmes. Incluso el hierro que da color a la hematite es el mismo que transporta el oxígeno en la nuestra sangre.

Nuestro ADN, esa doble hélice que guarda la memoria genética, está enlazado químicamente por estos minerales esenciales. Sin ellos la vida no podría replicarse ni evolucionar. De manera análoga, los cristales conservan información energética gracias a su estructura estable y coherente. Ambos cuerpo y cristal son sistemas capaces de almacenar, transmitir y transformar energía.

La neurociencia moderna aporta un puente fascinante entre esta dimensión física y la energética. Cada pensamiento, emoción o experiencia sensorial modifica la química cerebral y la vibración celular. Las hormonas actúan como mensajeros de esa energía: la dopamina, la serotonina y la oxitocina elevan nuestra frecuencia, generando bienestar y expansión; mientras que el cortisol o la adrenalina, vinculadas al estrés y la supervivencia, la disminuyen.

En ese intercambio vibracional, los cristales funcionan como emisores de frecuencias estables y ordenadas. Su estructura molecular irradia un patrón energético constante que puede favorecer la homeostasis del cuerpo cuando el sistema nervioso entra en desbalance. Al entrar en contacto con ellos, el cuerpo que reconoce su misma naturaleza mineral tiende a sincronizarse con su coherencia vibracional.

La conexión entre los cristales y los seres humanos no es solamente simbólica o espiritual: es biológica, química y eléctrica. Nuestro sistema nervioso, alimentado por minerales y guiado por impulsos electromagnéticos, responde naturalmente a la armonía estructural de los cristales.

En cada piedra que sostenemos late la misma vibración que pulsa en nuestras células, en nuestro ADN y en la tierra misma.

Somos vida cristalina manifestada, un puente entre la materia y la conciencia, recordando que la verdadera alquimia comienza dentro de nosotros.

 

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