El desafío de sostener una vibración alta en tiempos de caos
Tu energía es el filtro con el que experimentás la vida.
Vibrar alto no es sólo pensar en positivo o sonreír más. Es un estado energético en el que tu cuerpo, mente y emociones están alineados con frecuencias de expansión, claridad y bienestar. Si sólo fuera una cuestión de actitud, ¿por qué tantas personas siguen sintiéndose pesadas o bloqueadas incluso cuando intentan ver el lado bueno de las cosas?
Si tu vibración es alta, sentís liviandad en el cuerpo, claridad mental y una paz que parece envolverlo todo.
Si tu vibración es baja, todo pesa: los pensamientos, las emociones, incluso el aire a tu alrededor. Las preocupaciones constantes, el estrés, la exposición a energías densas y hasta tu propio diálogo interno pueden estar drenándote sin que lo notes.
Y aunque a veces creas que todo está bien, sin darte cuenta podés estar absorbiendo energías que no te corresponden.
¿Te pasó alguna vez esto?
- Te despertás liviana, pero al llegar a ciertos lugares sentís que tu cuerpo se carga de tensión.
- Después de ciertas reuniones o conversaciones, notás un nudo en el estómago o la cabeza más pesada.
- A pesar de estar haciendo "todo bien", las cosas parecen no moverse y una sensación de estancamiento te agobia.
No es tu imaginación. La energía del entorno, así como tu propia energía, te afectan, lo notes o no.
Y no basta con repetir afirmaciones al espejo o prender un sahumerio de vez en cuando.
Para sostener tu vibración alta de verdad, hay que entender cómo funciona la energía y aprender a manejarla con herramientas concretas.
Estas son las 3 claves que te van a ayudar a lograrlo.
1. Filtrá lo que entra en tu energía
Tu energía es un imán. Todo lo que consumís, ves y escuchás, te afecta más de lo que creés.
Lara, una de mis consultantes, solía despertarse con alegría y motivación, pero después de un rato en redes sociales, se sentía drenada sin razón.
Su pecho se apretaba, le dolía la cabeza y su ánimo cambiaba sin motivo.
Se dio cuenta de que seguía cuentas llenas de quejas y noticias negativas. Filtró su contenido y en pocos días su energía cambió por completo.
Si creés que el entorno no te afecta, probá esto: imaginá pasar diez minutos en una habitación llena de personas discutiendo y luego comparalo con diez minutos en un bosque en silencio. Tu cuerpo responde antes que tu mente. La energía es real, y si no la filtrás, se impregna sin que lo notes.
Cómo aplicar esta clave en tu día a día:
- Elegí a quién y a qué le das tu atención. Todo lo que consumís en redes, noticias y conversaciones deja huella en tu energía.
- Rodeate de personas con energía expansiva. Si después de ver a alguien te sentís agotada, es una señal.
- Creá espacios de alta vibración. Ritualizá tu día con música, aromas envolventes y afirmaciones elevadas.
Lo que consumís influye en tu vibración tanto como lo que comés.
2. Anclate en tu propia energía
Si no manejás tu energía, el mundo lo hará por vos.
Durante un tiempo trabajé en un ambiente caótico. Cada día volvía a casa con el cuerpo pesado, la mente agotada, dolor de espalda y los hombros tensos.
Salía de ahí sin ganas de nada. Hasta que descubrí que, al aplicar una técnica de anclaje energético, mi energía se mantenía estable sin importar lo que pasara alrededor.
Cómo aplicar esta clave:
- Creá un gesto de anclaje. Tocá tu pecho, apretá tu pulgar o poné la mano en el abdomen para volver a tu centro.
- Usá un recordatorio energético. Puede ser un cristal consagrado, un anillo con peso simbólico o un perfume con intención.
- Volvé a tu respiración cada vez que sientas que tu energía se dispersa. Inhalá profundo, retené el aire unos segundos y soltalo lentamente.
Anclarte en tu propia vibración evita que absorbas lo que no es tuyo.
3. Purgá la energía que no te pertenece
No todo lo que sentís es tuyo.
Sofía, una de mis consultantes más fieles, sentía ansiedad sin motivo. Su corazón se aceleraba de la nada y su cuerpo estaba inquieto, como si algo la empujara sin razón.
Después de un diagnóstico energético, entendió que había estado absorbiendo emociones ajenas. Cuando comenzamos a hacer las limpiezas astrales, su claridad volvió y su energía dejó de sentirse pesada.
Si alguna vez dijiste “no sé por qué estoy tan cansada” o “no entiendo por qué hoy estoy tan irritable”, tu energía puede estar absorbiendo más de lo que creés.
Cómo aplicar esta clave:
- Mové tu cuerpo. Sacudí las manos, bailá, saltá o hacé ejercicios de descarga para liberar la energía acumulada.
- Usá sonidos de purga. La frecuencia 417Hz ayuda a resetear tu energía.
- Hacé meditaciones con Ho’oponopono antes de dormir. Visualizá cómo una luz dorada limpia cada rincón de tu ser.
Limpiar tu energía a diario es tan importante como ducharte.
No necesitás desconectarte del mundo ni dedicar horas a prácticas complejas para sostener tu vibración. Podés integrar la espiritualidad en tu día a día anclando estos ejercicios al hábito que más te resuene, como lavarte los dientes, ducharte o tomar tu café de la mañana.
Espíritu libre en un mundo de caos
Sostener tu vibración alta es una decisión diaria.
No podés controlar todo lo que pasa afuera, pero sí podés decidir cómo te relacionás con las energías propias y ajenas.
Cuando filtrás lo que entra en tu energía, cuando te anclás en tu propia vibración y cuando purgás lo que no te pertenece, tu energía se vuelve un santuario impenetrable.
No se trata de trucos ni tendencias, ni de hacer rituales superficiales sin resultados reales. Se trata de entender la energía, trabajarla y sostenerla con una decisión consciente.
Podés recibir ayuda para tu limpieza, pero nadie puede sostener tu vibración por vos. La diferencia entre quienes transforman su energía y quienes vuelven al mismo punto es el compromiso con su propio poder.
Tu energía es tu mayor poder. Cuando la entendés, la cuidás y la sostenés, todo a tu alrededor responde. No es un misterio ni un milagro, es el efecto natural de vibrar en sintonía con lo que deseás.
Ahora lo sabés: la transformación empieza en vos.
El mundo necesita más personas vibrando alto. ¿Te animás a ser una de ellas?
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