En medio de una delicada situación de salud, la Locomotora Oliveras vuelve a estar en el centro de la escena, no por su trayectoria deportiva, sino por la fortaleza emocional con la que enfrenta cada batalla, incluida la más dura: la que vivió durante su infancia. La boxeadora compartió en una entrevista con CARAS su faceta más íntima y conmovedora, revelando detalles de sus primeros años marcados por la pobreza, la soledad y el deseo inquebrantable de salir adelante.
Con una entereza que solo quienes han atravesado grandes adversidades pueden tener, la multicampeona argentina describió el contexto en el que creció: un hogar humilde, sueños postergados y una infancia sin lujos, donde cada deseo, por mínimo que fuera, representaba un objetivo lejano. Sin embargo, fue esa misma falta la que la impulsó a soñar en grande y a pelear, dentro y fuera del ring, por un destino diferente.

La Locomotora Oliveras reveló cómo fue su difícil infancia: "Soñaba con algún día poder tomar un helado"
Hoy, la Locomotora Oliveras atraviesa un momento delicado tras haber sufrido un ACV isquémico el pasado 15 de julio. Internada y bajo observación constante, cuenta con el apoyo incondicional de sus hijos Alejandro y Alexis, quienes no se separan de su lado. Mientras el mundo del deporte y sus seguidores siguen con atención su evolución, también resuena con fuerza el testimonio que brindó en una entrevista para el ciclo +CARAS, conducido por Héctor Maugeri, donde habló sin filtros sobre su dura infancia.
"Era muy alegre. Cuando no teníamos para comer, soñaba con ser astronauta, cantante y karateka. Soñaba con algún día tener todo: comer un asado o tomar un helado. Me imaginaba como una reina", recordó con emoción. En sus palabras se refleja una infancia donde la escasez era parte del día a día, pero también donde la imaginación y los sueños eran su refugio.

Con convicción, la boxeadora agregó: "Los sueños te llevan a luchar por lo que querés, el tener un proyecto de vida. Si no tenés dinero, se sale luchando. Nada es gratis en esta vida. Tenés que luchar y tomar decisiones para ser feliz". Esa lucha constante fue su motor: a los 16 años logró comprarse su primer par de zapatillas, y no fue hasta después de consagrarse campeona mundial que pudo tener sus propios guantes de boxeo. Hasta entonces, entrenaba con guantes prestados, sin excusas ni privilegios, pero con una pasión que lo podía todo.
Esa niña que soñaba con un helado logró vencer al hambre, al abandono y a la desigualdad. Transformó cada dificultad en un escalón hacia sus metas, hasta convertirse en una figura icónica del boxeo femenino argentino. Hoy, mientras pelea por su recuperación, su historia inspira a miles.

El camino de la Locomotora Oliveras, desde una infancia sin recursos hasta el podio internacional, es un testimonio de resiliencia, lucha y esperanza. Un recordatorio de que, con determinación, ningún sueño es demasiado grande.
MVB

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