Valeria Mazza y Alejandro Gravier funcionan como un verdadero equipo, y todos sus logros como pareja se fueron dando “paulatina y naturalmente, cuando se tenían que dar”. No creen en recetas mágicas, porque sostienen que no todos somos iguales y que no a todos les funcionarían igual.
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En la fórmula que aplican ponderan el cariño y el respeto, dos palabras sin las cuales no hubiesen construido lo que construyeron en 28 años de estar juntos. Y cuando se cumpla el primer segundo del 9 de mayo próximo, la modelo y el empresario se volverán a mirar fijo a los ojos y una lágrima seguro que derramarán. Porque ese miércoles de otoño cumplirán veinte años de casados, todo una hazaña o un mérito para cualquier matrimonio gestado a fines del Siglo XX.
“¡Se vienen las Bodas de Porcelana! La verdad no me gusta mucho la palabra, suena muy frágil”, dice la modelo. Y su marido no puede dejar de valorar todo lo vivido: “Estoy feliz por estar 28 años al lado de ‘Vale’, contando los ocho años de noviazgo. Estoy enamorado de una mujer genial que me dio cuatro hijos divinos y acá me ven, disfrutando de mi familia. Gracias a todos ellos, muchas gracias”, se confiesa el empresario con una sensibilidad que pocas veces se le vio exteriorizar.
Fieles a sus costumbres, Valeria y Alejandro llegaron a Punta del Este con sus hijos, Balthazar (18), Tiziano (15), Benicio (12) y Taina (9), en los primeros días de diciembre y se instalaron en “Finca Valeria”. Para ellos son veranos muy “tranquilos públicamente, pero socialmente intensos”, ya que entre los muchos amigos extranjeros que reciben llegaron a ser treinta personas viviendo en la casa.
“La noche de Año Nuevo eramos 43 familias en casa, un total de casi 280 personas. Fue el décimo año consecutivo que lo pasamos ahí, y a pesar de la cantidad de gente sigue siendo una fiesta íntima y familiar. Todos nos conocemos, hay abuelas, bebés, elaboramos y cocinamos todo en casa y los invitados colaboran con postres o algo para tomar. Esa noche eramos como cuarenta y pico durmiendo, tuvimos que sacar colchones de todos lados (risas)... Son días muy divertidos, y después del 12 de enero, cuando se fueron Tiziano, Benicio y los últimos invitados, empezamos a disfrutarlo más con ‘Ale’. Ahi pude retomar mis libros, amo las novelas que son un dramón”, cuenta la mujer que supo ser musa de Valentino Garavani (85) y de Giorgio Armani (83). Y que después de casi dos meses en el Este viajó a Europa para festejar su cumpleaños. “Este año lo pasamos en St.Moritz, fue el punto de encuentro ideal para juntarnos con nuestros hijos y muchos amigos”.
—Valeria, muchas parejas se preguntarán lo mismo: ¿Cómo se hace para estar tantos años juntos?
—El otro día me preguntaba: “¿Cómo puede ser que ya tengamos un hijo de 18 años?” Para nosotros que lo vivimos es como si todo pasó ayer, algunas cosas las fuimos decidiendo y otras manejando los tiempos para poder disfrutar, asimilar y seguir programando, seguir soñando. La vida no es una foto, es una película, y como dije antes, sin cariño y sin respeto no hubiésemos permanecido juntos. Hay una línea que no se puede atravesar jamás, porque si la cruzás no tenés vuelta atrás. Hay mil veces que con “Ale” no nos ponemos de acuerdo, pero si vos no te pasás de esa línea, por más que estés enojada, siempre prevalece el sentimiento. Hay que saber decir las cosas y escuchar también al otro, bancártela... Y siempre que haya amor llegás a un acuerdo, por lo menos así funciona en nosotros.
—Alejandro, ¿cómo se hace para criar y apuntalar a cuatro hijos?
—A los chicos los educamos con amor y mucha independencia, mucha libertad, muchos valores. Lo más lindo es que todos disfrutamos el hecho de estar juntos. Los tres varones salieron muy deportistas, y de hecho se destacan en esquí y en rugby. Y Taina tiene una veta artística muy linda que nos encantaría pueda desarrollar como ella quiera: le gusta cantar, actuar, bailar... Este 2018 es un año de festejos, el 9 de mayo me voy a vestir con el mismo jacket y la misma galera que usé hace veinte años. No se dónde será la fiesta, pero algo divertido vamos a armar.
—Valeria, ¿qué recuerda de esa gran boda?
—¡Todo! Con sólo pensar de donde sacamos la energía para armar una fiesta con 1200 invitados en el Hipódromo. ¡Una locura total! En ese entonces no existía la figura del wedding planer, lo organizamos entre los dos y un amigo nuestro de Bariloche (Ricky Djapic) que se instaló tres meses en Buenos Aires para ayudarnos a coordinar todo. Con “Ale” somos muy buenos anfitriones, nos gustó mucho recibir a tanta gente. Y a mí particularmente me encantaba esa época en las que te seguían los paparazzi (risas), no comprendo esta desesperación de ahora en buscar la aprobación del otro a través de las redes sociales. ¡No puede ser que ahora vivamos pendientes de un like!
Fotos: Federico De BArtolo