La monarquía noruega enfrenta un golpe a su imagen pública tras la reciente encuesta que refleja una caída significativa en la confianza hacia la princesa Mette-Marit. El motivo principal es el inminente juicio penal contra su hijo, Marius Borg Høiby, de 28 años, acusado de múltiples delitos, entre ellos agresiones sexuales. El caso ha generado un intenso debate mediático y reavivó viejas dudas sobre la idoneidad de la esposa del príncipe Haakon para convertirse en reina consorte.
Los noruegos no querrían a Mette-Marit como reina
Según el sondeo del Institut InFact, encargado por el diario digital Nettavisen, apenas el 30% de los encuestados expresó “un alto grado de confianza” en Mette-Marit. En contraste, uno de cada cinco noruegos la considera “completamente inadecuada” para el trono. Su esposo, el príncipe Haakon, obtiene cifras muy distintas: el 65% del pueblo confía plenamente en él y valora su imagen de estabilidad y serenidad. Solo un 4% lo critica abiertamente.
El contraste entre ambos refleja una clara fractura en la percepción pública. Muchos ciudadanos creen que Mette-Marit no ha sabido manejar el comportamiento de su hijo ni la crisis derivada de las acusaciones judiciales. A ello se suma su frágil estado de salud: la princesa padece fibrosis pulmonar crónica, una enfermedad que la obligó a cancelar varios compromisos oficiales en los últimos años, lo que también habría contribuido al descenso en su popularidad.
El caso de Marius, sin embargo, es el factor más determinante. El joven enfrenta 32 cargos que incluyen amenazas, agresión a funcionarios, violaciones de tráfico y cuatro presuntas agresiones sexuales. De acuerdo con la investigación, utilizaba un mismo patrón: conocía mujeres en discotecas, mantenía relaciones consentidas y luego, mientras ellas dormían o perdían el conocimiento, las agredía sexualmente y registraba los hechos con su teléfono móvil.
Aunque Marius niega la mayoría de los cargos, las sospechas sobre la participación indirecta de su madre han agravado el escándalo. Según informes policiales, Mette-Marit podría haber usado su influencia para advertirle sobre una redada, permitiéndole borrar pruebas. De confirmarse, la princesa podría ser citada judicialmente como testigo o incluso imputada.
“La confianza en Mette-Marit se erosiona mientras Haakon mantiene una imagen inquebrantable ante la opinión pública”, explicó la experta real Tove Taalesen al medio noruego. A pesar de sus años de compromiso institucional, la princesa heredera no logra revertir la desconfianza que genera su entorno familiar. Y todo indica que el juicio de febrero será decisivo no solo para su hijo, sino también para el futuro de su reputación como futura reina de Noruega.
F.A
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