La princesa Amalia, hija mayor de la reina Máxima y el rey Guillermo, se posiciona como una de las royals más reconocidas de la realeza europea. No solo por ser la próxima en la línea de sucesión de su país, sino también por su historia de vida y su cálida personalidad.
Por su parte, respecto a su lugar en el mundo de la realeza, en su biografía oficial, escrita por Claudia de Breij y titulada “Amalia”, la princesa asegura, sin titubear, que “todavía” no quiere ser reina. Además, también señaló que, frente al hipotético caso de que su padre falleciera repentinamente, preferiría que sea su mamá quien se haga cargo de todo durante un tiempo.
En la misma línea, habló Máxima Zorreguieta en una oportunidad, cuando afirmó en una entrevista que no ve a su hija como la futura monarca: "No la veo como la futura reina, sino como mi pequeña bebe. Una niña a la que le va muy bien, que es muy responsable y es consciente de su futuro. Es una persona maravillosa".
La vida de la princesa Amalia a sus 21 años
En este sentido, Amalia llegó a sus 21 años el pasado 7 de diciembre, pero para sus padres todavía es una niña pequeña. Sin embargo, a pesar de su juventud y la voluntad de sus progenitores por mantenerla como una joven adulta, la royal ya ha sido protagonista de muchos titulares, tantos o más de los que han ocupado otras princesas mayores que ella.
Desde su entorno académico, se sabe que la hermana mayor de Ariane y Alexia fue una alumna aplicada que se graduó con honores de la escuela secundaria, y que a los 17 años envió una carta al primer ministro renunciando, hasta que terminara sus estudios, a la asignación personal anual de 300.000 euros que la ley de su país le otorgaba desde el momento en el que alcanzara la mayoría de edad.
De esta manera, cuando llegó a los 18 años, tomó asiento en el Consejo de Estado de Holanda, donde no tenía voto pero sí lugar para aprender de los funcionamientos de las instituciones. A la misma edad, presentó su biografía oficial, en donde habló desde lo más profundo de su corazón y compartió detalles íntimos sobre su día a día.
Por su parte, reconoció en el libro que habla sobre su vida que hay momentos específicos en lo que necesitó y necesita acudir a terapia, como cuando sucedió la muerte de su tío, el príncipe Friso, que perdió la vida en un trágico accidente de esquí: “No creo que deba ser un tabú".
En este sentido, le sacó peso a la terapia y decidió normalizarlo: "Y no es ningún problema decirlo en público. A veces todo se vuelve demasiado para mí, el colegio, los amigos... Si siento la necesidad, pido una cita. Me desahogo, lo saco todo y ya estoy lista para un mes”.
También, a partir de las charlas con Claudia Breij, se pudo conocer que la princesa Amalia encuentra en la cabalgata a caballo un refugio, convirtiéndose en una aficionada del tema, así como también cuenta con aptitudes para el canto y cierta conciencia medioambiental.
Al mismo tiempo, dentro de su biografía, la princesa cuenta que habla varios idiomas, entre ellos español, algo que le sirvió en su paso por España, cuando se vio obligada a trasladarse a Madrid para vivir y seguir a distancias sus estudios, aunque la obligación no fue por el lado académico, sino para mantener a salvo su propia seguridad, ya que luego se supo que la mudanza estuvo motivada por amenazas que estaba recibiendo en su país por parte de la Mocro Mafia, la organización criminal más fuerte de Europa.
De todas formas, regresó a Ámsterdam a principios de este año, más que agradecida con la ciudad madrileña, a la que donó un jardín de tulipanes para demostrar su gratitud con el país: “Debido a unas circunstancias especiales, tuve el privilegio de residir un año en vuestro bello Madrid. La calidez con la que fui recibida propició que considerase Madrid mi casa durante un tiempo, por eso deseo mostrar mi profundo agradecimiento a la ciudad, a sus habitantes y a todos los que lo hicieron posible”.
Además, agregó que el objetivo de esta donación es que las flores "aporten un poco de colorido extra a Madrid, sobre todo en primavera”, con el fin de devolver la generosidad que recibió de la ciudad. Así, fiel a su personalidad, Amalia se posiciona como una princesa comprometida, con ganas de vivir su vida antes de llegar a lo más alto de la realeza y, demostrando en cada paso que da, su voluntad de aprender y ayudar a los demás.
VFT