ANGIE LANDABURU: VIVIR EL HOY (Caras)
ANGIE LANDABURU: VIVIR EL HOY Foto: Caras
ANGIE LANDABURU: VIVIR EL HOY Foto: Caras
ANGIE LANDABURU: VIVIR EL HOY Foto: Caras
ANGIE LANDABURU: VIVIR EL HOY Foto: Caras
ANGIE LANDABURU: VIVIR EL HOY Foto: Caras
EDICIÓN PAPEL

Toda la intimidad de las vacaciones de Angie Landaburu y su vida como influencer

La modelo expresa a CARAS: "Ser milenial es un método de vida".

Fue una de las pocas excepciones que no rompió su costumbre de veranear en Punta del Este, ayudada en parte por el hecho de que su madre sea uruguaya.

Después de atravesar los meses fuertes de la pandemia en Miami junto a su marido, el empresario Tomás Eurnekian (28), Angie Landaburu (27) regresó a Buenos Aires en noviembre y en pocas semanas logró “abrochar” tres campañas gráficas que estimularon su espíritu inquieto.

A mediados de diciembre sorteó con lo justo el cerrojo fronterizo, y así pasó la Navidad y el Año Nuevo rodeado de sus afectos más íntimos en la “desconocidaPunta del Este versión 2020/21.

Para mí fue un verano diferente y de alguna manera muy bueno. Porque fue el primero en el que no tuve que correr de un lugar a otro, siempre entre los desfiles y eventos la vorágine era inevitable. Esta vez todo se dio relajado, sin tráfico, sin horarios y sin reloj. Disfruté los atardeceres hasta tarde, y con mi marido invitamos a pocas parejas de amigos a comer en casa, siempre con los distanciamientos pertinentes. Tanto La Barra como Manantiales estuvieron muy tranquilas, con los restaurantes a un cincuenta por ciento de su capacidad. Tomás estuvo hasta el 15 de enero y yo me quedé todo el mes, a la mañana aprovechábamos para hacer nuestras cosas y después íbamos a la playa. Hubo mucha vida hogareña, y cuando salías te sentías estar fuera de temporada”, explicó a punto de pegar la vuelta a Buenos Aires.

Entre los trabajos que le surgieron a fines del 2020, Angie sorprendió con una faceta que hasta entonces se le desconocía. Convocada por la prestigiosa Clínica Lemel, referente de la dermatología y los tratamientos estéticos no invasivos en el país, la modelo e influencer de la agencia Lo Management se animó a exponer su costado más audaz.

 “Lo de Lemel fue todo un desafío, son las primeras fotos de mi carrera en las que estoy liviana de ropa. Pero todo se dio porque me sentí rodeada de un equipo recontra cuidado, y también para demostrar que todos los cuerpos de las mujeres son lindos por naturaleza. Una tiene que animarse a romper con los estereotipos, a quererse y a mostrarse tal cuál es”, reivindicó.

En las imágenes, realizadas por el fotógrafo Martín Traynor, Landaburu luce como nunca se la vio, con escenas provocativas como en la que se la ve paseando a un galgo –raza que este lunes 1° de febrero celebró su Día– por la esquina de la clínica fundada por la doctora Velia Lemel, en Ayacucho y Avenida Alvear.

   —Con su marido la pandemia los agarró a meses de haberse casado. ¿Cómo sobrellevaron esa etapa en la que tantísimas parejas pusieron fin a sus vínculos?

   —A nosotros la cuarentena nos fortaleció como pareja, fue un momento en el que tuvimos que encerrarnos juntos, casi de recién casados, siendo los dos muy independientes y con una dedicación prioritaria a lo laboral. Pero pudimos organizar los tiempos, a la noche pautamos un horario en el que terminábamos de trabajar, yo cocinaba, nos abríamos un vinito y nos poníamos a charlar. Decubrimos otra faceta de la relación, que le hizo bien a nuestra vida conyugal.

   —¿Como encasillaría su actividad? ¿Se considera una modelo e influencer, tal cuál se posicionó en el mercado?

   —Hay algo que siento y que pienso: soy Millennial. Y en esta generación no nos gusta encasillarnos ni hacer planes a largo plazo, más aún con todo lo que nos enseñó la cuarentena. ¿Qué soy? Sí soy modelo, sí me gusta escribir, ya que estudié comunicación social y pude obtener un montón de herramientas, y sí soy influencer. Pero creo que puedo ir mutando día a día y descubriendo nuevas facetas. Ahora, por ejemplo, acabo de diseñar una colección cápsula para Kosiuko, si bien no me considero una diseñadora. Lo bueno de la palabra influencer es que podés hacer un poco de todo, y eso es muy valioso.

   —¿Sigue perteneicendo al staff de influencers de la agencia Elite?

   —Sí, soy la primera argentina en incorporarme a ellos, hace ya dos años. Significa un reconocimiento y un logro enorme, estar en una de las agencias más importantes del mundo te conlleva a un montón de trabajos y vidrieras a nivel internacional. Fue la construcción de muchos años de trabajo.

   —Expláyese más sobre el ser Millennial...

   —Ser Millennial es un método de vida, vivir el ahora y no proyectar tanto a futuro. Yo soy de ponerme objetivos de acá a tres meses e ir cumplíéndolos, enfocándome en cada uno de ellos, y no me trazo metas a dos o tres años. El mundo cambió, y si algo nos enseñó el Covid-19 es que no se puede planificar a largo plazo.

   —Y en su caso, ¿Cómo es el día a día de la Angie influencer?

   —Muy variado, y eso está buenísimo. Porque me encanta la variedad de poder ir de un lugar a otro, al trabajar con tantas marcas pude viajar y vivir experiencias increíbles, como en Tailandia con Pandora y en la NASA con Omega. Todo eso te genera un contenido buenisimo, y yo no me enfoco tanto en subir cantidad, sino en la calidad. Me gusta disfrutar cada proceso de mi trabajo, como la creatividad. Con lo de Kosiuko pude estar en la elección de la imagen, de la modelo, en la selección de las prendas, los colores, las estampas... Cada proyecto que asumo lo encaro como una meta y un desafio personal muy grande.

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