Desde el 20 de marzo pasado, la película de la cuarentena obligó a Alejandro Wieber (50) a reinventarse para que sus días junto a su hijo Mirko de 2 años y medio, resulten entretenidos. El conductor se las ingenia para organizar jornadas que incluyen pintura, las tareas online para el jardín de infantes trilingüe, carreras en triciclo y ahora también una huerta en el parque de su casa. Todos los días, revisan juntos las plantas de lechuga, tomates, zanahorias, perejil, albahaca y otras aromáticas como romero, orégano y menta entre otros.
“Me pareció importante que vaya teniendo objetivos aunque aún es muy chiquito pero le quiero enseñar el valor de las cosas. Que cuando vaya creciendo sepa ganarse lo suyo y no que tenga todo lo que quiera cuando quiera y se transforme en un caprichoso. Es bueno que entienda lo que significa ganarse las cosas con esfuerzo. Yo cuando era chico cortaba el pasto y me daban una plata y me compraba un casette o algo que me gustaba. Quiero que se de cuenta del valor del dinero”.
—¿Utiliza las verduras en la alimentación diaria?
—Le explico a mi hijo la importancia de comer sano y sabe que las verduras son un buen alimento. Le hablo sobre el valor de cuidar las plantas en la huerta, de regarlas, ver cómo van creciendo las lechugas, si salió el tomate o las zanahorias. Le da un sentido de responsabilidad que también le quiero inculcar. De a poquito y mientras van creciendo ya comimos ensalada de lechuga nuestra. Hicimos juntos el proceso de la cosecha para que entendiera que el regado y el trabajo que él hacía en la huerta se transformaba en un alimento que en este caso no venía de un supermercado o de la verdulería sino que había surgido a través del esfuerzo diario suyo. Usamos también perejil y albahaca en la comida. Cuando se acerque el verano será más interesante porque hay un montón de cultivos que en invierno no crecen. Los tomates, por ejemplo, no maduran mucho. Además va a ser más grande y va a entender más, ya que sólo tiene dos años y medio.
Marley cuenta que cuando van a la huerta, a Mirko le encanta ponerse un jardinero que le regaló Humberto Tortonese y quiere que su padre use otro igual. Otras veces va con lo que tiene puesto. Isabel “La Negra” Vernacci le regaló un set de jardinería con regadera y todos los implementos para trabajar la tierra. Marley le habla sobre la importancia de las plantas y ya tiene un concepto bastante claro sobre eso.
—¿Le gusta comer verduras?
—La verdad es que le gustan todas las comidas. Cero drama con ese tema. Le gusta mucho el asado porque durante esta cuarentena todos los domingos preparo un asado. Es como un ritual. Antes de que comenzara este aislamiento, asaba mi primo o mi hermano Ricardo y yo me sentaba a tomar una copa de vino mientras esperaba que se hiciera. Pero ahora quedé yo como asador. Le encanta disfrutar de todo el proceso del asado, ver cuando preparo el fuego y le gusta comerlo también.
—¿Siente que Mirko es un nene feliz?
—Muy. Es muy extrovertido y se divierte. Está todo el día con un triciclo que le regalaron la China Suárez y Benjamín Vicuña para su cumpleaños y da vueltas y vueltas alrededor de la piscina. Le apasionan los juguetes con sonidos de sirenas, como las ambulancias, el camión de bomberos y los autos de policías. Juega a las carreras y me dice: “Preparados, listo, ya!” Y es muy gracioso porque dice :“Mirko va a la cabeza” como si fueran muchos y va solo en su triciclo.
—¿Se suele enojar?
—La verdad es que no se enoja mucho. Tiene buen humor. Mucha alegría.
Me dice: “Papá sacá el teléfono., quiero una selfie, un video”. Los chicos tienen incorporado el uso teléfono como algo natural. Es muy diferente a cuando nosotros éramos chicos.
—¿Lo sorprende con sus reacciones?
—Me divierte, es muy gracioso. La otra noche se acostó a mi lado y me dijo: “Te voy a contar el cuento de la floca (Foca) que se encontró con un pez papá y un pez bebé” e inventó una gran historia. Y me sorprende su ingenio. Y lo bien que habla para su edad. También me impacta su memoria. Vio un juguete naranja y me dijo en alemán: Orange. (se dice igual que en inglés) y luego vio uno rojo y me dijo: rot ( en alemán). Canta canciones en alemán y en inglés. Parece increíble por su edad.
—¿Le cuesta ponerle límites?
—Si. Pero lo hago. Cuando corre en el sillón, tengo miedo de que se caiga y se rompa un diente o se lastime y lo freno. También se le da por comer del piso porque imita al perro, entonces lo reto y me mira desafiándome. Y lo mando al rincón. Y me pregunta por qué. Y le doy los motivos y sabe que nunca me enojo. Siento que todo es conversable con él. A veces, cuando habla con mi mamá, le cuenta que lo mandé al rincón y porqué.
—¿Ya elige su ropa?
—Si. Es muy selectivo. Elige como combinar los colores, los zapatos. Acá en provincia no está permitida la salida recreacional con chicos como en la ciudad de Buenos Aires. No se puede salir a pasear por el barrio aunque no sea un lugar público. Y él quiere salir. Yo le expliqué que no podemos aún porque el coronavirus es un bicho que está afuera y hasta que no se vaya no se puede ir a pasear. Siento que esta cuarentena se extiende cada vez más. El encierro es cruel para un niño. Tengo mucho respeto por las medidas pero no soy miedoso. No estoy en el grupo de riesgo
—¿Duerme bien por las noches?
—Sí, en general sí. Un par de veces se despertó y estuvo dos horas despierto. A veces me pide que le lea el libro de papá. (Mirko se refiere a “Kisse”, el libro de cuentos que escribió Marley sobre la historia de un niño que viaja a mundos increíbles a través de su almohada) Para Mirko , él es el protagonista y la abuela es “su” abuela. El ve a nuestra familia en las páginas. El libro Kisse es para chicos un poco más grandes pero tiene muy lindos dibujos.
— ¿Cómo vive su forma de familia? Me refiero al hecho de tener sólo papá.
—Trato de naturalizarle la forma de familia que él tiene. Le explico que hay muchas formas de familia, muy distintas y todas están bien. A veces vemos dos aviones y le digo: Allá va el avión papá y el avión bebé. Una vez Mirko me preguntó por su mamá y yo le dije “Vos sólo tenés papá”. El sabe cómo llegó al mundo y lo deseado que fue siempre. Cuando el quiera podrá ver su historia con imágenes de quien sería su madre biológica en algún punto, las de su tío y sus abuelos rusos. Siempre le iré con la verdad.
—En su vida hay un antes y un después de Mirko…
—Si. Tuve una infancia y una vida linda pero con Mirko supe que nunca existirá algo más fuerte que nuestro amor. No hay nada que me importe más que él. Todo es pequeño comparado con mi amor hacia mi hijo. Es tanto lo que llena mi vida que me desacostumbré a vivir de otra manera.
—¿Es verdad que le quiere dar una hermanita?
—Si. Me contacté con Growing Generation, la agencia de maternidad subrogada a la que acudí para tener a Mirko. Pero cuando pase esta pandemia retomaré el tema.
—¿Que significa el labrador Bailey en sus vidas?
—Es parte de la familia. Es muy intenso. Es celoso pero sólo si estoy yo en casa. Si abrazo a Mirko quiere que lo abrace a él. Tengo que hacer todo por dos.
—¿Tiene proyectos a pesar de este aislamiento?
— Hago “Por el Mundo” desde casa con mucho éxito y no sé aún cuando podremos volver a viajar. Mientras tanto, sigo escribiendo. También hay pendiente un programa con formato de juegos. Mi gran proyecto junto a Mirko es esperar que vuelvan las clases. Adoro llevarlo, ir charlando en el auto, verlo reencontrarse con sus compañeritos, interactuar con ellos..
—¿Qué sueños tenés para Mirko?
—Que sea feliz y libre. Que tenga buena salud y muchos sueños, que nunca deje de sonreir.
— Los abrazos parecen ser una constante en ustedes.
—El es muy cariñoso. Hoy cuando almorzábamos me dijo: “Papá me hacés mimitos” y lo abracé y nos quedamos un rato así y luego siguió comiendo. Sin dudas, la nuestra es una historia de amor.