En agosto del año pasado, Cressida Bonas se comprometió con Harry Wentworth Stanlye, un importante agente inmobiliario que le habrían presentado sus amigas. Para la ocasión, el novio entregó a Cressida un sorprendente anillo de oro, rubíes y diamantes el que sorprendió no sólo por el valor de la pieza sino por la estrecha vinculación que tenía su diseño con la corona británica con la que Cressida aún mantiene un cercano vínculo. Bonas estuvo dos años de novia con el príncipe Harry pero las presiones que sintió la actriz la hicieron romper el noviazgo y prefirió mantener con él un vínculo de amistad que aún hoy perdura.
Cressida y su novio tenían la intención de pasar por el altar a principios de este año, pero la pandemia evitó que eso suceda. A pesar de la espera, no lo podían llevar a cabo y al ver que los meses transcurrían, decidieron modificar los planes y se casaron en una ceremonia íntima.
La pareja arribó al club de polo Cowdray Park, a caballo. Ambos vestidos muy elegantes y cómodos para disfrutar de la velada. En ese sentido, la novia afirmó que no se sentía cómoda con esos vestidos "tipo merengue": "La gente está preciosa con ellos, pero no van conmigo", aseguró . También afirmó que las bodas tradicionales eran algo que no le gustaba y de haberse casado con el príncipe hubiera tenido que dejar de lado sus gustos y adaptarse a los requerimientos de la corona.
Stanlye, ahora su marido, es además de agente inmobiliario, un aristócrata hijo de la marquesa Milford Haven y la relación que ellos mantienen no obstaculiza su trabajo de actriz, algo vital para Cressida.
Manteniendo el bajo perfil que caracteriza a la pareja, no hubo imágenes de la boda. Sólo el hermano de la novia sacó una instantáneas que luego borró, por lo que no hay registro fotográfico del gran momento.