Alexandra de Hannover, la princesa que no quiere ser famosa: así construye su vida lejos del foco mediático
La hija menor de Carolina de Mónaco vive una vida diferente a la de sus hermanos mayores.
Alexandra de Hannover, la hija menor de Carolina de Mónaco y del príncipe Ernesto de Hannover, eligió alejarse de los flashes y los titulares, y hacer su propio camino. La joven de 25 años construye una imagen propia basada en la discreción, lejos de escándalos y romances mediáticos.
Aunque sus hermanos Andrea, Pierre y Charlotte Casiraghi ocuparon durante años el foco de los medios por sus relaciones, estilo y presencia en los eventos más exclusivos de Europa, Alexandra creó un perfil bajo que ahora comenzó a atraer cada vez más atención. Y es que su historia y su linaje son, quizás, los más “reales” de todos: no solo es princesa de Hannover y duquesa de Brunswick y Luneburgo, sino que ostenta el tratamiento de Su Alteza Real, a diferencia de sus mediáticos hermanos, que no tienen títulos nobiliarios.
La vida bajo perfil de Alexandra de Hannover
Nacida el 20 de julio de 1999, Alexandra llegó al mundo en el corazón de una familia dividida: su padre estaba casado con otra mujer cuando inició su relación con Carolina de Mónaco, lo que generó una ola de comentarios en la prensa europea. Pese a este inicio mediático involuntario, Alexandra siempre se mantuvo fuera de escena.
En una rara entrevista concedida a la revista Telva, se definió como una persona “tímida y sensible”, características que la acompañaron durante su vida y que explican, en parte, su elección por mantenerse alejada del foco.
No obstante, ese perfil reservado no impide que la princesa destaque cuando decide hacerlo. Durante la última Semana de la Moda de París, deslumbró vestida por Dior, posando con la soltura de una it girl, pero sin perder ese halo de misterio que la caracteriza. “No soy una chiquita, pero todavía mantengo un perfil privado”, dijo en aquella entrevista. Y es cierto: su vida universitaria en Nueva York, donde estudia Filosofía y Ciencias Políticas, la coloca en otro registro dentro del universo royal.
Cultivada, políglota (habla alemán, francés, inglés, español e italiano), apasionada por la lectura y expatinadora artística competitiva, Alexandra parece haber encontrado un equilibrio entre la tradición y la modernidad. “En el deporte no importa quién sos ni de dónde venís. Tenés que entrenar todos los días, nadie lo puede hacer por vos”, reflexionó sobre su experiencia como atleta.
En lo sentimental también es todo sobriedad: desde los 17 años está en pareja con Ben-Sylvester Strautmann, hijo de banqueros alemanes. Una relación que se ha mantenido estable y alejada del escándalo, algo inusual en los cuentos de princesas modernos.
VO