La palabra de la princesa Amalia: "A los 9 años entendí que sería reina"
La hija mayor de Maxima celebra sus 18 años el 7 de diciembre y se incorpora al Consejo de Estado de los Países Bajos.
De pequeña se hizo fanática de las historias de Cenicienta, Aurora, Rapunzel, Bella, Jasmín… princesas de Disney que, al igual que ella, algunas vivían en lujosos palacios y jugaban a sentarse en el trono de sus padres. Pero un día, la princesa Amalia Catalina Beatriz Carmen Victoria de Orange comprendió que más allá del mundo de fantasía, ella también era una princesa y que sus padres, Máxima (50) y Guillermo Alejandro (54), tenían coronas de verdad y eran los Reyes de Holanda.
Y ellos sí sabían que, desde el 7 de diciembre de 2003 cuando hizo oír su primer fuerte llanto, su destino estaba marcado y que un día terminaría con la corona en su cabeza y sentada en ese trono real. Con su simpatía, bello rostro que se hizo famoso en el mundo entero y sus aventuras de traviesa princesita, que obviamente, convocaban las atentas miradas de sus padres y de la por ese entonces reina Beatriz (83) –que finalmente en 2013 abdicó en nombre de su hijo– Amalia fue creciendo. Y sus compañeros del colegio Gymnasium siempre la trataron como a una niña normal.
Punto que precisamente era una de las grandes preocupaciones de Máxima en la educación no sólo de Amalia, sino también de Alexia (16) y de Ariadna (14). Rápidamente ella se distinguió como una alumna aplicada y estudiosa con claras muestras de una gran pasión por la literatura que hasta la llevó a escribir cuentos, dirigir y actuar en una obra musical titulada “El Monasterio de Navidad”, en el acto de fin de año de su colegio. Y para poder desarrollar parte de su talento sin tener las miradas de todos sobre ella, algunos textos los firmó con el seudónimo “Emilia van Nassau” y en las redes, dicen, que también publicó narraciones con fotos de la Naturaleza como “Azalea Pierce”.
Paralelamente a sus estudios, Amalia es una adolescente de 1,78, que lucha por ser tratada como cualquier otra, que ama los caballos y pasa sus ratos libres escuchando a Beyoncé. Y fue esa educación que le brindó, sobre todo su madre, la que la llevó a ser “la Orange favorita” del 6 por ciento de los holandeses.
Consciente del pesado futuro con grandes responsabilidades que le espera, Amalia decidió tomarse un año sabático antes de celebrar su mayoría de edad. Pero dentro de este receso oficial debió cumplir con un compromiso ineludible: mantener una serie de entrevistas con la escritora, cantante y humorista holandesa Claudia de Breij que se encargó de hacer su biografía. El libro “Amalia” sale apenas unos días antes de su cumpleaños y allí habla de sus estudios, su amor por la música y la equitación y su futuro.
Ya su padre, el rey Guillermo, debió hacer lo mismo en 1985 con su biografía escrita por Renate Rubinstein para que los holandeses conocieran mejor a quien un día ocuparía el trono. Y la reina Beatriz, su abuela, también lo hizo en 1955, y terminó amiga de la escritora, Hella Haasse, autora del libro “Retrato de la Princesa Beatriz”.
“Comprendí cuál era la realidad que me esperaba en un futuro como reina y fue durante la coronación de mi padre. Era 2013 y tenía sólo 9 años. Fue como un golpe en la cara. Todo el mundo me miraba pero también fue un empujón en la dirección contraria. Quería ayudar a mis padres y, en lugar de un peso, empecé a verlo como un honor”, revela Amalia en la biografía que tiene 112 páginas.
Un capítulo especial le dedica a su pasión por la equitación y justamente fueron las caballerizas uno de los puntos de reunión con la escritora. Su caba llo Mojito ocupa un lugar muy importante en su vida. Pero también Amalia habla de sus prácticas de hockey, sus partidos de tenis, las competencias a vela y el esquí fuera de pista.
En el libro hay entrañables recuerdos de su infancia y su debilidad por cantar en las reuniones de amigos y familia. “Tiene volumen y un timbre especial; una voz de las que hace girar las sillas en los programas de televisión”, asegura la familia. Y ella también devela una costumbre que la distinguía entre sus hermanas a la hora de protagonizar las travesuras de pequeñas. “De niña solía ponerme las tiaras de mi madre y también sus joyas. Cuando era muy pequeña era habitual que ella se estuviera preparando para una cena importante y gritara: ‘Amalia, ¿Dónde está mi anillo? (…). Amo las tiaras. Enséñame una y sabré de dónde viene. Puedo reconocer todas las tiaras de Europa”, confiesa Amalia.
En otros párrafos de su biografía la princesa habla de sus creencias religiosas y asegura: “No pienso que haya “un hombre” en las nubes, pero sí “algo más” a lo que no necesito “ponerle un nombre”… Mi madre me dijo una vez que la familia es el lugar para ensayar los conflictos y todas las dudas y así lo intento hacer…”
Entusiasmada con su libro, la autora define a Amalia como una joven “increíblemente sincera”. Mientras disfrutaba del primer y último año sabático en su vida después de terminar con excelentes notas el colegio, la princesa ya tenía muy claro su futuro. “No haré nada sin el visto bueno del Gobierno o el plácet de los ciudadanos… No podría firmar una ley contra la libertad de expresión. Va en contra de mi conciencia, y en el juramento como reyes se dice ‘que Dios me ayude’ y no es una frase vacía. Creo que puedo ayudar a mi país a resolver un problema por medio de la diplomacia. Si consigo mejorar el mundo un poquito, me doy por satisfecha. Estoy al servicio de mi tierra; entrego mi vida a los Países Bajos”, confiesa.
La relación de la princesa Amalia con Argentina
La Argentina, el país en donde nació su madre, también tiene preponderancia en su relato ya que la nombra en cinco oportunidades, hablando sobre su amor por los caballos y el polo. “Soy medio argentina y me gusta mucho el polo, aunque de todas formas tendría que aprender a jugarlo ¿No?”, se pregunta. “Yo hablo bien el castellano con su acento porque tuve una niñera de allá. En la Argentina siempre hay música. Siempre hay alguien en la familia tocando algún instrumento o alguien cantando… Es un país genial aunque allí la prensa nos persigue un poco más… Sobre un caballo, soy la mayor parte de lo que soy. Si realmente quieres conocerme, tienes que verme montar”, devela.
La vida de la hija mayor de los Reyes no fue fácil ya que siempre debió dar el ejemplo, no sólo ante sus hermanas y su familia, sino ante los holandeses y el mundo entero. Por eso, muy consciente de esto, Amalia en su biografía también habla de la salud en una edad tan importante como la adolescencia y que a ella le ocasionó más de un dolor de cabeza. “Todo el mundo habla de alimentación saludable y el fundamental papel del deporte. Y eso también es muy importante… Pero, ¿Qué importancia también tiene mantener la salud mental? Yo creo que no puedes tener uno sin el otro… A veces todo se vuelve demasiado para mí: la escuela, los amigos, y por eso hablo con alguien. Si tengo la necesidad, pido una cita (con el psicólogo). Así me desahogo y estoy lista para otro mes... Creo que hablar con un profesional de vez en cuando es bastante normal, sobre todo después de lo que le pasó a mi tía”, expresó refiriéndose al suicidio de su tía Inés Zorreguieta, hermana menor de la reina Máxima, que falleció a los 33 años, en 2018, y cuentan que sufría un trastorno alimenticio y conflictos sicológicos que no logró superar.
Cuáles serán la funciones de Amalia después de cumplir los 18
Lo concreto es que, según lo anunció la Casa Real, al día siguiente de celebrar sus 18, la princesa Amalia se incorporará al Consejo de Estado, el órgano asesor más importante de los Países Bajos. Una institución independiente que se encarga de asesorar al Gobierno y al Parlamento en materia de legislación y gobernabilidad y es el tribunal administrativo general más alto. Según la Constitución holandesa, se establece que el Rey es el presidente de este organismo y que su sucesor (en esta ocasión sucesora) formará parte de él “de pleno derecho” cuando cumpla los 18 años. Aunque existe una cláusula que no son nombrados de por vida y que pueden cesar en sus funciones si así lo piden. Pero hasta el momento, Amalia no lo ha solicitado. Por eso tomará posesión de su nuevo cargo el miércoles 8 de diciembre por la tarde. Cumpliendo la tradición, su padre, el rey Guillermo, será el encargado de presentarla al Consejo de Estado en un solemne acto al que también, obviamente, asistirá la reina Máxima.
Esta ceremonia oficial se realizará en el salón de baile del Palacio Kneuterdijk de La Haya, que es la sede actual del Consejo. Cuentan que ya en la familia bromean con las lágrimas que volverán a rodar por las mejillas de Máxima al escuchar el breve primer discurso que pronunciará su hija mayor.
Las emociones –lágrimas o carcajadas– son uno de los distintivos del espontáneo carácter de la soberana y, también, uno de los puntos que más la acercan al pueblo y la hacen ser tan amada. Luego, la princesa heredera al trono cumplirá con otra emotiva tradición y plantará una lima real en el jardín francés del antiguo palacio real que fue construido en la primera mitad del siglo XVIII. Precisamente la incorporación de Amalia al Consejo de Estado marca un paso más en su preparación camino al trono, ya que deberá sumar un conocimiento detallado sobre la legislación y el derecho constitucional de su país.
Aunque el cargo tiene su parte simbólica ya que, como también ocurre en el caso de la Reina, la princesa no tiene derecho a voto. Hay que recordar que antes de su mayoría de edad Amalia había renunciado a su asignación anual, una especie de sueldo de alrededor de 300.000 euros anuales, que ella decidió no recibir hasta que termine sus estudios y así se lo comunicó al primer ministro holandés Mark Rutte en una carta que le escribió en junio de este año. Y en la que, entre otras cosas, le explicaba: “Me sentiría incómoda de recibirlo mientras tenga poco que ofrecer a cambio cuando hay otros estudiantes que lo están pasando mal, sobre todo por la incertidumbre de la pandemia”. Una decisión que los holandeses aplaudieron. Pues como heredera directa del rey Guillermo si se le presentara un hecho importante podría utilizar los 1,3 millones de euros que le corresponden de los presupuestos del Estado, al margen de los 6,1 del Rey.
El próximo martes 7 de diciembre, lejos del Parlamento y todas sus pompas, tradiciones y seriedad, en la intimidad del palacio de Huis Ten Bosch, Amalia Catalina Beatriz Carmen Victoria no podrá evitar dejar escapar una lágrima cuando su familia la sorprenda con el tradicional “¡Van harte gefeliciteerd met je verjaardag!” entonado a viva voz por su madre Máxima, su padre Guillermo y sus hermanas Alexia y Ariadna.
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