El envejecimiento facial es un proceso multifactorial, está caracterizado principalmente por dos afecciones: la aparición de arrugas y flacidez del tejido.
En la actualidad se sabe que se produce en gran parte por la gravedad, los movimientos musculares, atrofia de paquetes grasos de la cara que provocan descolgamiento de ciertos tejidos/ estructuras, perdida de colágeno, elastina y ácido hialuronico. Cabe destacar que estos cambios se producen a un ritmo diferente y se manifiestan en edades distintas en cada individuo.
En medicina estética, se suele dividir la cara en tercios horizontales y quintos verticales con el fin de evaluar y diagnosticar la necesidad de cada paciente, esto siempre va acompañado con una entrevista con el mismo para determinar objetivos, deseos, expectativas y definir un plan de acción.
El ácido hialuronico (AH) es un material biocompatible y completamente reabsorbible en el cuerpo humano. Existen dos grandes grupos de ácido hialuronico: Reticulado y no reticulado.
El ÁH Reticulado se utiliza como “relleno” ya que permite voluminizar, proyectar y redefinir. A diferencia del AH No reticulado es más denso y duradero, existen diferentes densidades que se ajustan correctamente a la zona a tratar.
Algunas de las áreas comúnmente tratadas son: Perfilado o aumento de labios, Relleno de arrugas estáticas o dinámicas (Código de barra, líneas de marioneta), reposicionamiento de tercio medio para mejorar el surco nasogeniano, Relleno de la región malar (para mejorar la apariencia de ojeras, ya que es la zona que primero pierde grasa al envejecer), marcación mandibular entre otras.
Es un tratamiento bien tolerado, gracias a que el producto incluye una pequeña cantidad de lidocaína y a la aplicación de anestesia tópica.
El AH No reticulado es más ligero, suele utilizarse para reponer la pérdida del mismo, aportar luminosidad, mejorar la calidad de la piel y apariencia de arrugas finas.
Si bien realizar, la división facial en tercios y quintos es una forma práctica para evaluar y definir áreas a trabajar, hay que destacar que el tratamiento no se realiza en una zona puntual sino de forma global por que cada región facial influye en otra. Hoy en día, una de las principales tendencias es corregir la atrofia de paquetes grasos y generar puntos de estructura para armonizar y tratar la flacidez de los tejidos.
La aplicación puede realizarse con aguja o con cánula, la segunda es una técnica indolora y segura ya que por sus características hay menos posibilidades de hematoma e inflamación de tejido.
A medida que pasa el tiempo, el AH se reabsorbe, la duración puede ir desde 1 a 2 años, algunos factores que influyen son: la movilidad de la zona tratada, la vascularización, la exposición solar y fumar.
Uno de los cuidados a tener presente es que luego de la aplicación de AH, se debería evitar realizar tratamientos con calor como, por ejemplo: HIFU, Radiofrecuencia y laser, ya que disminuyen su duración.
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