lunes 07 de abril del 2025

¿Trump contra la moda latinoamericana? Así están afectando sus nuevas medidas arancelarias

El pasado 3 de abril de 2025, Estados Unidos impuso un nuevo arancel base del 10% a todas las importaciones, con tasas más altas para países clave en la moda como China (54%), Bangladesh (37%) y Vietnam (46%). La medida, liderada por Donald Trump, impacta directamente a la industria global, incluida América Latina. Galería de fotosGalería de fotos

VALENTINA AMAYA
¿Trump contra la moda latinoamericana? Así están afectando sus nuevas medidas arancelarias. | CREDITO CARAS
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Desde su reaparición en la esfera política con un discurso más proteccionista que nunca, Donald Trump ha vuelto a sacudir el tablero del comercio internacional.

El presidente de Estados Unidos, ha implementado recientemente una serie de aranceles que afectan significativamente a la industria de la moda, tanto a nivel nacional como internacional. Estas medidas incluyen un arancel base del 10% sobre todas las importaciones, con tasas adicionales para países específicos considerados "infractores". Por ejemplo, China enfrenta un arancel total del 54%, Bangladesh del 37% y Vietnam del 46% entendiendo que son los principales países en la cadena de suministro de importación textil del sistema moda.

¿Qué está pasando en Latinoamérica?

El golpe ha sido directo a un sector que, desde el sur del continente, había encontrado en Estados Unidos una pasarela hacia la internacionalización: la moda latinoamericana. Con la imposición de nuevos aranceles del 10%, muchos países de la región se enfrentan a una realidad compleja. Lo que podría parecer una decisión política aislada, está impactando de forma tangible a diseñadores, fabricantes y trabajadores cuyo sustento depende de la exportación de textiles, ropa y calzado.

Colombia: moda en alerta

En 2024, el 29% de las exportaciones colombianas (aproximadamente 14.335 millones de dólares) tuvieron como destino EE.UU. La decisión de Washington de imponer un arancel del 10% desde el 2 de abril de 2025 ha encendido las alarmas. Si bien sectores como el café y las flores podrían mantener cierta competitividad, la moda no corre con la misma suerte.

La industria textil y de confección colombiana, que ya venía apostando por la sostenibilidad, el diseño artesanal y las exportaciones como motor de crecimiento, se encuentra en una posición vulnerable. Las marcas se ven forzadas a replantear su estrategia: desde encontrar nuevos mercados hasta fortalecer el comercio regional. Expertos señalan que esta crisis podría acelerar una reestructuración necesaria y abrir la conversación sobre la alta dependencia del mercado estadounidense.

Argentina: cautela y expectativa

Aunque Argentina no ha sido directamente golpeada por las medidas de Trump, el sector textil observa con atención. El gobierno argentino ha implementado una reducción de aranceles a la importación de ropa y calzado (del 35% al 20%), con el objetivo de modernizar el sector y estimular la competencia. Sin embargo, esto también podría implicar nuevos desafíos para los productores locales, que deben reinventarse en un mercado global más agresivo y cambiante.

Las marcas argentinas, muchas de ellas con una fuerte identidad cultural y propuestas de diseño de autor, se encuentran en un punto de inflexión: diversificar o morir. El dilema no es sencillo, pero puede dar paso a un auge de la innovación y del consumo interno consciente.

Haití: una crisis silenciosa

En el caso de Haití, la situación es mucho más crítica. Con una economía basada en gran parte en la industria textil y programas como HOPE y HELP que facilitaban el acceso al mercado estadounidense, la imposición de un 10% de arancel representa una amenaza directa a la estabilidad del país. El 90% de los empleos formales en Haití están relacionados con la confección. La nueva medida podría desencadenar desempleo masivo y un golpe mortal a una de las pocas industrias funcionales del país.

¿Replantear o resistir?

En toda la región, marcas y fabricantes están replanteando sus estrategias. Algunos buscan nuevos mercados en Europa, Asia o incluso dentro del propio continente. Otros analizan relocalizar su producción, aunque esto conlleva enormes inversiones y tiempos de adaptación. No es tan fácil cambiar de proveedor como de outfit.

Lo cierto es que este nuevo capítulo proteccionista pone en jaque a una industria que lleva años consolidándose como símbolo de progreso, identidad cultural y empoderamiento económico. Y en un momento en el que el mundo aplaude la moda ética, artesanal y de bajo impacto —algo que América Latina ofrece en abundancia—, la moda del norte le da la espalda al sur.

¿Y el consumidor?

La  Asociación de la Industria de la Moda de Estados Unidos (USFIA) también advirtió que esta nueva política arancelaria no solo impactará a las compañías internacionales, sino también a las estadounidenses y a sus consumidores. Estados Unidos importa cerca del 98% de sus prendas de vestir y hasta el 99% del calzado, lo que significa que prácticamente todos los productos del sector de la moda en el país estarán afectados por estos nuevos aranceles.

La paradoja es clara: mientras EE.UU. se protege con aranceles, el consumidor estadounidense se verá afectado por precios más altos y menos diversidad en la oferta de moda. Lo que antes era una camisa hecha en Medellín o un vestido bordado en Oaxaca, ahora costará más o, peor aún, dejará de llegar.

El futuro de la moda latinoamericana

Estas políticas arancelarias evidencian que la moda también es política. La globalización ya no garantiza acceso ni competitividad, y las decisiones de una potencia pueden redefinir el rumbo de economías emergentes. Pero Latinoamérica tiene algo a su favor: creatividad, identidad y resiliencia.

Hoy, más que nunca, las marcas deben pensar en clave regional. Fortalecer redes de comercio interno, valorar la producción artesanal, educar al consumidor y proyectarse hacia nuevos horizontes como Europa o Asia podría ser la respuesta. El consumidor estadounidense, por su parte, enfrentará precios más altos y menos diversidad en su oferta, lo que podría abrir espacio a nuevas narrativas de consumo más justas y sostenibles.

En conclusión, el proteccionismo de Trump puede ser una piedra en el camino, pero también una oportunidad para que la moda latinoamericana reafirme su independencia, fortalezca su voz y demuestra, una vez más, que su talento no necesita permiso para brillar.

 

 

Datos de Contacto

Valentina Amaya- CEO y Founder de Moda con Sentido

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