Redactor especial. Productor periodístico de CARAS TV
fabicataldo
fabicataldo_
Siente que ella aporta su histrionismo en un momento en que la gente necesita reírse, distraerse de la mala onda de la pandemia. “Con que me escriban y me digan que la pasan bien con lo que hago, es suficiente para sentir que se me llena el alma. Jorge Guinzburg decía que lo más difícil es hacer reír. Y si encima aprenden un poco de cocina y se distraen, creo que es el plus que se necesita en estos tiempos”, le dice a CARAS Jimena Monteverde (47), recordando al inolvidable conductor que le dio su primer gran oportunidad en la televisión, en su programa “Mañanas Informales”.
A partir de ese momento, la cocinera construyó una carrera siempre al lado de grandes referentes de la TV, como Marcelo Tinelli, Samuel “Chiche” Gelblung y Verónica Lozano, entre otros. Y destaca que de todos aprendió algo.
“Agradezco todos los días tener tanto trabajo. Pienso que me lo fui ganando, transito una etapa de crecimiento que supuse ya no me iba a suceder. Creo que me están reconociendo el trabajo de tantos años. Nunca pienso en el mañana, solo en aprovechar el momento, dar todo y que la vida me sorprenda. Como tengo mi profesión y sé que siempre voy a vivir siendo cocinera, más allá de estar en la tele o no, siento que tengo que aprovechar cada oportunidad”, agrega la mujer que conduce “Como Todo”, el programa que comparte con Mariano Peluffo en NET TV; y que cada fin de semana sorprende con sus recetas y su personalidad en el programa de Mirtha Legrand, con cuya conductora temporal, Juana Viale, mantiene una conexión que trasciende la pantalla.
“La química con Juana no te la puedo explicar, fue algo que se dio naturalmente. Son cosas que una ni las piensa, ni las mide, ni las ensaya. Pegamos buena onda. Con mi equipo, creamos platos que se lucen mucho, son ricos, más modernosos, y al ser Juana vegetariana, implica un desafío para nosotros. Me encanta que cada finde propongamos un plato diferente, con una vajilla distinta, con menúes de variados lugares del mundo”, dice Monteverde, que luego intenta explicar las posibles causas de porqué se generó tan buena relación con la nieta de Mirtha Legrand.
“Yo trabajé bastante con su madre, Marcela Tinayre, en Radio 10, en el programa Buenos Muchachos. Después me la crucé varias veces, pero nada más que eso. En el programa ella me da pie, me otorga esa entrada diferente, y sumado a esa espontaneidad que la caracteriza logramos esa química. Intentamos que nuestros comentarios sean picantes, pero siempre con el objetivo de conservar la onda familiar. Y que la gente que nos está viendo se divierta un rato. Ella me puede decir cualquier cosa y la verdad es que yo no me ofendo por nada. Y ella tampoco, así que está buenísimo que tenga esa seguridad, porque nos permite hacer chistes. Siempre respetándonos. Tenemos un código de que entre nosotras está todo bien”, comenta.
Jimena Monteverde, además de con sus platos, sorprende con sus looks, ya que sus originales delantales son parte del show que monta cada vez que aparece. Y, también, con su espontaneidad. Así sucedió el sábado 19, durante el regreso de Mirtha a su programa. Porque cuando llegó el momento en el que Jimena debió llevar la comida, Monteverde intercambió palabras con la Chiqui y se convirtió en un blooper por una graciosa confusión de palabras que quedó registrada ante las cámaras.
“¿Vos me tenés miedo a mí, Jimena?¿, preguntó Legrand al verla acercarse. “Buenas noches. No, Mirtha, no. Un poquito nomás. ¡Ay, me tiemblan las manos!”, contestó la cocinera entre risas y con nervios. “En varios programas te escuché decir que ‘le tengo miedo’”, retrucó la Chiqui, a lo que Monteverde no pudo evitar confundirse frente a las figuras: “¡Qué linda sos, Mirtha! Estoy alcoholizada”.
Luego, se retractó: “¡Sabía que algo me iba a pasar! Estoy con alcohol en gel y con hisopado negativo para servir tu mesa”, aclaró la chef. “Muchas gracias Jimena, estás elegantísimaM, destacó la conductora. “Es la primera vez que una mujer sirve tu mesa”, concluyó Jimena.
Monteverde vive en General Rodríguez, en un campo donde su marido, Mariano (62), administra dos clubes de Polo. “Al vivir tan lejos de todo, tardo mucho tiempo en ir de un lado al otro. Pero la verdad es que llegar a mi casa es un bálsamo. Me saco todo, me pongo las pantuflas y tomo mate afuera. Eso me hace muy bien para relajarme. Tengo una huerta y a la mañana me levanto y desayuno con frambuesas que saco de mis plantas. Tomo un poco de aire y después me vengo para la ciudad. A veces, cuando trabajo hasta tarde, me quedo a dormir en algún hotel y me vuelvo a casa tranquila al otro día”, comenta la cocinera que es madre de Victorio (27) y Amparo (24).
Jimena está casada desde hace 27 años, y como su marido está vinculado al Polo, ella suele ver desde su ventana cómo juegan cada partido o como entrenan los equipos en la cancha que está ubicada en su misma propiedad, que funciona como un club. “Desde casa los escucho gritar o pelearse. Y yo todos los santos días de mi vida cocino para mi familia. Es algo que tengo muy incorporado. En un ratito armo una comida rápida, y como en mi casa tampoco llegan los delivery, no me queda otra”, explica.
La cocinera se considera una madre presente, dice que en su familia son todos fans de ella, y que después de cada programa le suelen hacer críticas constructivas. “Si hablé mucho, si hice un chiste de más, si estuve zarpada. Mi papá Eduardo y mi mamá Leticia también ven todos los programas, pero ellos no me critican tanto (Risas). Además tengo cinco hermanos y todos son seguidores (Más risas)”, agrega. A sus hijos les encanta cómo cocina, y hasta le piden viandas para llevar al trabajo. Victorio trabaja como asesor financiero en empresas, y Amparo estudia Ingeniería en Alimentos, además de desempeñarse en una fábrica de saborizantes.
Jimena reconoce que en su casa se especializa en algunos platos, que son los que más le demandan sus seres queridos. “Soy especialista en lo que bauticé ‘Alfajorcitos del Polo’. Son muy finitos, crocantes y tienen mucho dulce de leche. El pan casero y el rogel también me salen muy bien”, comenta. Pero una de las cosas por la que es más elogiada es por sus asados. “Lo único que hace mi marido es prender el fuego, después el asado lo hago yo. El me trae un vinito y pregunta: ‘¿Falta mucho?’ (Risas)”, concluye.
Prod Alicia Blanco