El disparador es su familia, que en su momento fue muy mediática. Pero cuando uno empieza a conocer a Michel Fassi (34), hijo de la empresaria Liz Fassi Lavalle (Separada hace años de Omar Fassi Lavalle –ex secretario de Turismo del ex presidente Carlos Menem–), se da cuenta de que, a pesar de su juventud, le fue dando forma a su vida de la misma manera que lo hace con sus obras de arte.
“Mi primer contacto con lo artístico lo tuve a través de Lola, mi abuela materna. Yo iba los fines de semana a su casa y ella siempre estaba pintando. Desde chico nunca paré de dibujar y pintar”, comenta el joven que recibió a CARAS en su estudio de Martínez, lugar que forma parte de un ex-stud con caballerizas, completamente reciclado.
Quien en su documento figura con un nombre mucho más extenso (Michel Alí Omar Fassi Lavalle), estudió en el Instituto Universitario Nacional de Arte, y define su estilo como Surrealismo Conceptual.
“Si bien el dibujo es mi expresión más pura, también disfruto mucho de hacer instalaciones con músicos y arquitectos... Para mis obras uso tinta y carbonilla. La última serie la hice en cuarentena, con hojas de eucalipto, un árbol que tengo en casa. Realicé una intervención con pastel óleo, basada en la temática de la sobreinformación— explica Michel, antes de contar qué lo motivó a indagar ese tema—.
Cuando comenzó la pandemia, justo me estaba yendo a hacer una residencia a Italia que se terminó suspendiendo. Por eso decidí hacer la residencia en mi propia casa. Y el eucalipto largaba hojas todos los días, mientras que al mismo tiempo informaban la cantidad de infectados que había por Covid 19. Hasta que en un momento dejé de consumir todo eso, para entender que cada uno vive su propia realidad de la manera que puede”, agrega.
El hijo bohemio de Liz Fassi Lavalle admira a artistas como Matías Duvill y Florencia Rodríguez Giles (de la Argentina) y a René Magritte (Pintor surrealista belga). Además es fan de la primera hora de la banda Callejeros. De hecho, estuvo en la tragedia de Cromañón, experiencia que le cambió la vida.
“Siempre los fui a ver y ese día, como siempre llego tarde a todos lados, cuando estaba en la puerta empezaba a salir la gente, desesperada. Entonces llamé a mis viejos, les dije que estaba bien, que no se asusten y que iba a ayudar a sacar chicos de adentro del boliche—dice Michel, que destaca que el mundo del rock lo conectó con otras realidades—.
Nací en un hogar de privilegios y por mi curiosidad descubrí nuevos mundos. Al tener la posibilidad de poder viajar tanto, siempre sentí el compromiso de ayudar a los más necesitados. A los 15 años le decía a mis padres que me iba a una fiesta de cumpleaños y me escapaba a Cemento. Eso me permitió hacer amigos que vivían en la villa y otros barrios que yo no frecuentaba. Me abrió mucho la cabeza. Aprendí a no hacer diferencias con la gente por su posición económica”, agrega el artista que, además de en Buenos Aires, realizó exposiciones en Brasil, Portugal, y Japón.
Michel Fassi no deja de agradecerle a Vanesa Noble Herrera (nuera de Ernestina Herrera de Noble) por invitarlo a participar de eventos solidarios, como el que realizó donando una de sus obras para la Fundación Garrahan.
“Gracias a la ayuda de personas influyentes como Vanesa, la sociedad puede ser un poco más justa—admite, refiriéndose a Noble Herrera, gran amiga de su madre—. Mi mamá también es madrina de centros de salud y comedores, y siempre tiene la solidaridad a flor de piel. Es algo que me inculcó desde niño. Por ejemplo, el año pasado fui a la cárcel de San Martín a enseñarle dibujo a los presos. Quise brindarle herramientas a personas que tomaron un mal camino, para que puedan reinsertarse en la sociedad. Cuando dibujo siento libertad, y transmitirle eso a alguien precisamente privado de la libertad es una forma de contribuir con otro ser humano”, concluye.