El regreso de Pancho Dotto: organiza un rally para que sus amigos corran en sus 8 Mercedes Benz
El exmanager de modelos declara que se está gastando todo su dinero, que no va a dejar herencia y que ahora vive feliz.
Después de pasar dos años y medio debido a la pandemia en “El Refugio”, la espectacular estancia que tiene en Entre Ríos, Pancho Dotto (67) regresó al verano Punta del Este, ciudad de la que se siente parte y donde el exmanager de modelos, descubridor de talentos como Pampita, Araceli González y Valeria Mazza, entre muchas otras figuras de la moda, protagonizó gran parte de su dorada trayectoria.
“Viajé a Punta por diez días. Venía de un año difícil, porque aparte de morirse mi hermano, algo que me rompió la cabeza y el corazón, falleció la mujer de mi mejor amigo de Entre Ríos, que se llama Horacio Cabrera. Nos fuimos juntos para levantarle el ánimo. Se quedó 10 días más; en el medio vino otro amigo, Juan Bonomo, con su mujer, a quienes les cedí mi habitación. Dormíamos con Horacio en unas camitas que tenía mi departamento antes de que lo redecore. Tiré todo al diablo e hice renovación completa. Le puse piso de madera, lo empapelé. Hice una transformación de un departamento de Philippe Stark a uno clásico de Punta del Este”, cuenta Pancho sobre la propiedad de cien metros cuadrados de la torre Yoo, al que le imprimió un estilo naútico.
Pancho Dotto, una vida vinculada al éxito
Además de disfrutar tiempo y salidas con amigos, entre caminatas frente al mar, paseos por el puerto y escapadas a Laguna Garzón, sus lugares favoritos, Dotto compartió su estadía extendida con “Crack”, el Golden Retriever que le regaló Paola Pravato, su gran amiga, y que desde hace cuatro años se volvió su compañero inseparable, tras perder a su querido Lenon. “Me mimaron tres meses en Punta, en los que estuve casi sin mirar televisión. Andaba con el Rolls y la gente me aplaudía, me pedían fotos. Yo saludaba a todos, estuve en el paraíso (...)”, confiesa, aunque aclara: “Me había alejado de Punta. Hasta tenía en venta el departamento; también el auto, que había comprado en 2017. Lo había buscado durante años y cuando lo encontré no lo dejé pasar. No me aferro, pero me gusta lo material. Tengo todo a mi nombre, lo muestro, no me importa nada lo que puedan decir, porque yo le entregué mi vida a la pasión de mi trabajo, que fue la agencia de modelos. Cuando la tuve me enajené ciento por ciento. Me involucraba demasiado con mis chicos y mis chicas. Mis novias fueron mis novias, pero todas las demás fueron mis hijas”, reconoce.
“Tuve la suerte de enamorarme varias veces, de tener mujeres que me acompañaron hasta que dijeron ¨basta¨, hasta que se dieron cuenta que yo no podía cambiar. Me decían yo te quiero mucho, está todo bien, pero primero se quería casar, lo lógico, después querían tener un hijo y yo les decía que no podía tenerlo porque no tenía tiempo para dedicárselo. Aguantaban dos o tres años y después, se iban. Yo me enojaba…después entendí lo difícil que era. Siempre fui un empresario que trabajó en el mundo de la moda y lo mío era descubrir gente y darme cuenta de sus talentos”, se sincera Pancho sobre sus años más vertiginosos, dedicados full time al trabajo.
“Hay mucha gente que quiere hacer una serie, una película de mi vida, que fue y es maravillosa. Y yo, ahora que encontré la calma y puedo pensar en mí, porque solamente pienso en mi bienestar, quiero trasladarlo a la gente más cercana. No pierdo tiempo, ni ruego, por afecto o cariño. Porque en el fondo de toda esta pasión desmedida por mi trabajo, lo que yo buscaba era reconocimiento y cariño de la gente a quien le conseguía cosas. El producto del dinero que yo ganaba era querer que Araceli, por ejemplo, ganara su dinero.
Eso, el crecimiento de todas las chicas, pero en especial el de las personas que venían del mismo mundo mío, menos diez, porque yo empecé a trabajar a los 14 años en un taller mecánico, era lo que buscaba”, reflexiona quien fue pionero y sinónimo del mundo del modelaje en Argentina. “Ahora solo miro para adelante. Gasto lo que se me ocurra porque no tengo peros. Hay un dicho que dice que la herencia es un error de cálculo. Bueno, conmigo, herencia seguramente no voy a dejar, porque me la estoy gastando absolutamente toda. Como lo hice siempre, pero con la diferencia de que ahora sale y no me entra nada”, dice entre risas Pancho.
“Cuando uno se encuentra en esa situación de éxito y pasión, se olvida que el tiempo pasa. Yo cerré los ojos, los abrí y habían pasado 30 años. Habían pasado amores perdidos, situaciones maravillosas que no viví, como con mi sobrino. No podía volver atrás. Por eso ahora cada día que me despierto digo: ¨Gracias Dios mío porque estoy vivo¨, porque respiro, y lo tengo a Crack (su perro), que sabe exactamente cómo me levanté.” En esta etapa Crack me salvó la vida. Y tanto mi hermana, Mónica Dotto, como mi prima Claudia Álvarez son mis ángeles guardianes”, admite Dotto sobre un presente que sigue manteniéndolo inquieto y con proyectos.
Pancho Dotto quiere que sus amigos hagan un rally con sus 8 mercedes benz
“Quiero volver a ¨El Refugio¨ con muchos autos míos. Estoy armando una escudería y probablemente corra ahí un rally, el 5 y 6 de mayo, que se llama ¨100 Millas Históricas¨, y lo organiza el Club de autos clásicos y sport de Entre Ríos. Van a correr mis 8 Mercedes Benz que le voy a prestar a mis amigos, entre ellos Marcela Tinayre. Y, el domingo 7, terminamos con un cierre que sí organizo en mi estancia con torneo de truco, entrega de premios y folklore. Para volver con los tapones de punta como me gusta hacer todo a mí siempre. Armé un hotel spa, pero no le cobro nada a nadie, es para amigos, tengo 5 cuartos de huéspedes y ahora estoy tratando de comprar un motorhome. Son locuras que hago yo que no hace nadie. Yo estoy en los penales de la vida y no sé si ya patearon el primero. No me preocupa lo que diga la hinchada.
¿Qué quiero hacer ahora? Ser feliz. Hago terapia desde hace más de un año y medio con mi psicóloga Lorena Cabrera., que me cambió la vida. También bajé de peso, porque hace siete meses pesaba unos 25 kilos más. Hoy comparto mis días con Crack y con gente luminosa, no me interesa otra. No quiero perder más tiempo”, concluye Pancho Dotto, una vez más, decidido a no renunciar a sus deseos.
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