Flor Jazmín Peña la "bomba" del Bailando: "No me quiero enamorar"
La joven de 25 años es la elegida por Nico Occhiato para intentar ganar el certamen de ShowMatch.
Tiene el desparpajo propio de la juventud, se ríe, hace muecas con un divertido desenfado, mueve los ojos pícaramente y utiliza términos que tal vez una persona de otra generación mayor, no logre entender. Flor Jazmín Peña (25) es así. El celular parece una extensión de su mano y cualquier motivo es válido para subir una “history” en su cuenta de Instagram.
Desde que ingresó al “Bailando”, sus seguidores pasaron de ser 50.000 a 590.000, una cifra que a ella misma sorprende.
Su vínculo con la danza comenzó cuando tenía 8 años y su mamá la llevó a danza jazz. “Durante 10 años bailé jazz, localizada y zumba. Luego seguí con estilos comerciales y ahora con femme style. Ahora soy profe y amo dar clases. Antes era difícil vivir del baile pero ahora creció un montón”, comenta.
Flor, además, nutre su Instagram con posteos de Stand up y con momentos de su vida cotidiana, siempre con una destacada veta de humor.
Hace poco más de un año, en el programa de Guido Kakzca, se presentó a un certamen por un viaje a Dubai, con coreografía propia y la música de “La Casa de Papel” a la que le imprimió humor y un estilo de danza que sorprendió y, si bien no ganó el viaje, el video se viralizó con más de dos millones de reproducciones, lo que le generó invitaciones de varios países, incluido la India. A pesar de que derrocha energía, se lo tomó con calma y le sirvió para reconfirmar que estaba en el camino correcto. Justamente en ese programa, uno de los que la vio fue Nicolás Occhiato, quien la conocía a través de las redes, y destacó su estilo.
Al tiempo, cuando él fue convocado al Bailando y, a pesar de que le habían ofrecido otras bailarinas, pidió a Flor y tanto insistió que finalmente la llamaron. “Todavía no caigo. A veces trato de verme desde afuera, como cuando entraban colegas mías, y de repente me doy cuenta que soy yo la que está en el Bailando. Es muy loco porque hay muchas chicas con más cancha que yo. La danza es amplia y compleja y es como que cada día aprendieras de cero. No estoy acostumbrada a trabajar con partenaire y aún así Nico se la jugó por mi ¡Es un genio!”.
En su primer baile, la devolución del jurado la dejó boquiabierta: “Es una bomba”, dijo Florencia Peña (su tocaya) con una exultante expresión y el resto de los votantes fue unánime con notas altísimas. “Estaba nerviosa y tenía miedo por la devolución que podía recibir, porque te puede ir muy bien o te pueden hacer bolsa, y pensaba en mis alumnos. Si me iba mal ¿qué iban a pensar? No esperaba tantos halagos ¡ni ahí! Y menos aún el lugar que me dieron”.
A partir de esa primera aparición, a Flor Jazmín, comenzaron a ofrecerle propuestas de trabajo para publicar marcas en sus redes. “Quiero disfrutar el momento sin enloquecerme, así que agarro poco. Mi idea es seguir laburando de lo que me gusta que es bailar”. También le surgieron insinuaciones más personales como fue el caso de Leticia Siciliani (la hermana actriz de Griselda) quien, directamente a piropeó diciendo que es una “Diosa”, a lo que Flor respondió que esperaba que la encare: “Tiró la piedra y escondió la mano”, dijo la bailarina en la pista del “Bailando” con humor.
El ciclo finaliza a fin de año y eso, para Flor no es una preocupación: “Dejo que la vida me sorprenda y trato de estar preparada para el momento. Mi sueño no es ser famosa, ni siquiera la mejor, sino trabajar de lo que amo y vivir apasionadamente cada día de lo que me hace feliz. Ahora es el baile, pero en el futuro no sé qué puede ser. Me encantaría complementar con actuación. Estudié teatro y después dejé, pero ahora retomé las clases y me enfoco en la comedia y el humor”.
En un momento se la vinculó sentimentalmente con su coequiper, sin embargo lo desmiente: “No pasa nada, y con Nico tengo la mejor” y hace un gesto con las manos como si tuviera un megáfono: “Quiero que lo sepan las fans de Flor Vigna que me mandaron tantos mensajitos”, dice con ironía mientras con sus dedos hace la expresión de las comillas, dando a entender que lo que recibía no eran elogios precisamente.
— ¿Tiene novio?
—No. Al estar sola me concentro más en el trabajo y tengo tiempo para mí y para mis amigos. No me quiero enamorar.
—Seguramente tendrá propuestas
—Nada que ver. Eso es lo que la gente cree. Es más, a todas mis parejas las encaré yo. No sé si es por mi personalidad pero siempre soy la que primerea. Sí, me llegan invitaciones por Instagram, pero no me va y hace poco la de Leticia, que fue más un juego televisivo que otra cosa.
Oriunda de Lanús, Flor dice que se “juntó unos mangos” y en febrero se alquiló un departamento en la zona de Palermo, lo que la beneficia por la cercanía con sus trabajos. “Para el Bailando ensayamos de lunes a lunes 3 hs. por día y a veces a la madrugada. Tengo clases en la semana con muchísimos alumnos y doy seminarios a los que asisten más de 100 personas”.
—Una vez que finalice el certamen ¿Se tomará vacaciones?
—Prefiero trabajar o tal vez ir a entrenar a Los Angeles.
Peña asegura que desde que está en el ciclo tuvo que regular los horarios ya que le gusta acostarse a las 6 de la madrugada. “Amo el silencio de la noche. No es que me voy a los boliches sino que disfruto la sensación de sentir que se apaga la ciudad. Eso ya se cortó. Empecé el gimnasio, regularicé mi organismo y me ordené en las comidas porque mi metabolismo responde. Me gusta lo dulce y lo salado. Te puedo comer un cuarto de helado, una pizza, volver al helado y después seguir con ñoquis. Soy como un barril sin fondo”, cuenta.
Se define soñadora, persistente y a veces algo egoísta porque se enfoca en sus objetivos. “Soy partidaria de que uno decide si es feliz o si tiene un buen o mal día, aunque sé también que hay cosas que exceden. Pero cuando estás mal, todo lo ves mal. En cambio si estás bien, lo malo no parece tanto. Uno es responsable de lo que vive y trato de ponerme en ese lugar. Tengo mucha terapia encima y aprendí a hacerme cargo de mi felicidad”.
Es una perfecta combinación de niña y femme fatale. Le gusta andar “crota” y no le importa ir a tomar un helado en bata y andar sin maquillaje, pero la consigna es estar cómoda. Pero cuando se produce, es infartante. “La pose me incomoda y cuando bailo me monto en un personaje que es todo lo contrario a mí. Es divertido y está bueno recurrir a eso como herramienta al momento de bailar”.
—¿La gente ya la reconoce por la calle?
—Siiii, y me estallo porque siempre ando desastrosa. Voy a tener que empezar a usar lentes (se ríe).
—¿Se acostumbró a vivir sola?
—Sí y la paso bien. Cuando me voy a dormir pongo un sahumerio, palo santo y le hablo a la casa.
—¿Es obsesiva del orden?
—¡Cero! Todo lo contrario. Cuando alguien viene a casa empujo todo adentro del placard y así parece prolijito. Soy re colgada y desordenada, pero dicen que eso es símbolo de creatividad, así que tomo el lado positivo. Menos mal que mi mamá me da una mano.
—¿Tiene vida interior?
—¡Re!, un montón. Soy re espiritual. Hice terapias alternativas, creo en las energías y en el poder de la palabra.
—¿Qué le produjo llamarse igual que la actriz Florencia Peña?
— Siempre me causó gracia y tengo un montón de anécdotas divertidas con ese tema. Cuando era chica, hacía publicidad y un día en la Asociación de Actores me dieron un cheque que era para ella y mi mamá lo devolvió. Siempre me cargaban porque además ella es voluptuosa y yo, básicamente, nací con dos espaldas. ¿Podés creer que el primer día que llegué al Bailando me pidió sacarse una selfie conmigo? ¡Es una copada! Y encima la subió a las redes. Hace poco, un diseñador vino de Rosario para vestirla y terminó dándome ropa para mi cumpleaños ¡Tremendo! Me estallo porque me encanta como artista y me muero de risa con ella. Si fuera mala onda, no estaría bueno.
—¿No tiene ninguna desventaja que se llamen igual?
—Sí. Si alguien me busca en Google la encuentran sólo a ella, por eso nunca me saco el Jazmín.