En cada película de acción, los autos se convierten en protagonistas de secuencias que desafían la lógica. Sin embargo, lo que parece magia es el resultado de una planificación meticulosa: desde refuerzos mecánicos hasta neumáticos durables y ensayos cronometrados, cada detalle técnico está pensado para ofrecer adrenalina sin comprometer la seguridad.
Algunos autos están reforzados por dentro, otros se manejan por control remoto, y muchos ni siquiera tienen conductor visible, aunque lo parezca.
¿Cómo se preparan los autos para escenas tan riesgosas y qué rol cumplen los neumáticos, la estructura del vehículo o los efectos digitales?
Antes de que un auto pueda volar por los aires o derrapar a toda velocidad, hay una decisión clave: elegir el modelo correcto. No todos los vehículos sirven para todas las escenas. Algunas películas requieren autos ligeros y veloces para persecuciones en ciudad; otras, camionetas robustas capaces de soportar explosiones o impactos.
También influye el tipo de superficie sobre la que se filmará: asfalto, tierra, grava o barro. Estas condiciones determinan no solo el motor o la suspensión, sino también el tipo de neumáticos durables que necesitará el vehículo.
En muchas producciones, se construyen varias versiones del mismo auto: una estética para los planos cercanos, una especialmente modificada para las maniobras peligrosas y otra para escenas de destrucción. Incluso se pueden montar carrocerías sobre chasis de otros modelos más resistentes.
A todos se les colocan neumáticos durables de alto rendimiento, capaces de mantener tracción y estabilidad incluso en situaciones extremas, como saltos o frenadas bruscas. La clave está en que cada vehículo cumpla su rol sin comprometer la seguridad.
Modificaciones mecánicas y reforzamiento estructural
Una vez elegido el vehículo, comienza la transformación para que resista las exigencias de la escena peligrosa. El primer paso es reforzar la estructura, especialmente el chasis y la carrocería, con jaulas antivuelco que protejan al conductor en caso de accidente. Estas jaulas están hechas de acero reforzado y diseñadas para absorber impactos y evitar que el vehículo se deforme.
Además, se instalan sistemas de suspensión especiales para soportar el castigo intenso de las maniobras extremas. Los frenos se mejoran para responder rápidamente y evitar accidentes. Algunos autos incluso tienen modificaciones en la dirección, como controles dobles para que un especialista pueda manejar desde otro lugar del vehículo, aumentando la precisión en maniobras complicadas.
Los motores suelen ser calibrados para obtener un equilibrio entre potencia y control, ya que un auto demasiado potente puede ser difícil de manejar en situaciones arriesgadas. Por último, se eliminan componentes que no aportan a la escena y que podrían ser un riesgo, como airbags, vidrios que pueden romperse fácilmente o sistemas electrónicos sensibles.
En la preparación de estas máquinas, los neumáticos durables juegan un rol fundamental. Deben soportar altas velocidades, frenos bruscos, giros violentos y, en muchos casos, terrenos irregulares. Se utilizan neumáticos especialmente diseñados para escenas peligrosas, que combinan durabilidad con agarre máximo, garantizando que el auto no pierda tracción en los momentos más críticos.
Seguridad del conductor y del equipo técnico
La seguridad es la prioridad absoluta cuando se trabaja con autos en escenas peligrosas. Por eso, los conductores que manejan estos vehículos son profesionales altamente entrenados, conocidos como especialistas en “stunts” o dobles de riesgo.
Ellos cuentan con equipamiento completo: cascos certificados, trajes ignífugos, guantes reforzados y arneses de seguridad de múltiples puntos que los mantienen firmemente sujetos al asiento. El auto, por su parte, está diseñado para facilitar el ingreso y salida rápida del conductor en caso de emergencia.
A veces, la carrocería tiene puertas modificadas o incluso paneles desmontables para agilizar una evacuación. En ciertas maniobras, especialmente las más riesgosas, el vehículo puede ser controlado por control remoto, eliminando por completo la necesidad de un conductor dentro del auto. Esto requiere que un equipo técnico especializado coordine a distancia el movimiento del auto con precisión milimétrica.
El equipo de efectos especiales y de cámara también está involucrado en cada movimiento, para garantizar que la filmación se realice sin interferencias ni riesgos inesperados. Además, ingenieros y expertos en seguridad vial supervisan todos los preparativos, asegurándose de que el vehículo cumpla con estrictos protocolos antes de cada toma.
En paralelo, los neumáticos durables se inspeccionan continuamente, reemplazandolos si muestran señales de desgaste o daño. Esto es vital para evitar que un neumático falle justo en medio de una escena clave, lo que podría tener consecuencias graves.
Ensayos y coreografías previas a la filmación
Antes de que una escena peligrosa sea grabada, se ensaya una y otra vez. Estos ensayos funcionan como coreografías donde cada movimiento es calculado y sincronizado con el equipo. Los conductores y coordinadores de dobles practican las maniobras hasta que son capaces de realizarlas con exactitud y confianza.
Muchas veces, se usan simuladores o software de modelado para prever los riesgos y analizar cómo reaccionará el vehículo en distintas situaciones. Esto ayuda a ajustar detalles como la velocidad, el ángulo de giro y el frenado para minimizar peligros.
El equipo también coordina con el director de fotografía y los operadores de cámara para asegurar que los movimientos sean captados en el ángulo perfecto, sin poner en riesgo a los operadores o al equipo de rodaje.
Este proceso de ensayo es fundamental porque incluso la maniobra más sencilla puede volverse peligrosa si no está bien ensayada. La repetición y el control ayudan a crear la ilusión de espontaneidad y riesgo, mientras se mantiene la seguridad.
Tecnología y efectos visuales
Aunque los autos modificados y los especialistas en conducción son la base, la tecnología digital juega un papel clave para complementar las escenas peligrosas. Muchas veces, lo que vemos en pantalla es una combinación de tomas reales y efectos generados por computadora (CGI).
Por ejemplo, un salto que en la realidad sería demasiado peligroso puede ser filmado parcialmente y luego aumentado digitalmente para parecer más espectacular. También se usan cámaras especiales, como drones o cámaras montadas en el techo del vehículo, para mostrar perspectivas que no serían seguras para un operador humano.
En ocasiones, el auto se maneja desde el techo o por control remoto, ocultando al conductor para que parezca que el protagonista está al volante. Los efectos visuales ayudan a eliminar cables, mecanismos o rigging que permitan controlar el auto, haciendo que la magia del cine sea completa.
De este modo, los neumáticos durables, los refuerzos mecánicos y la seguridad humana se complementan con la tecnología para crear escenas que parecen desafiar las leyes de la física, pero que en realidad responden a una planificación y ejecución muy cuidadosas.
Los autos que vemos en escenas peligrosas no son simplemente vehículos comunes. Son máquinas especialmente preparadas y reforzadas para soportar impactos, maniobras extremas y la intensidad de la filmación.
Desde la elección del modelo y los neumáticos durables hasta la seguridad del conductor y la coordinación técnica, cada detalle es clave para garantizar un equilibrio entre espectáculo y seguridad.
Detrás de cada persecución o choque hay un equipo de profesionales: mecánicos, ingenieros, especialistas en efectos y conductores expertos, que trabajan con precisión para que la escena resulte convincente y segura. Gracias a esta combinación de ingeniería, ensayo y tecnología, el público puede disfrutar de la adrenalina sin peligro.

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