Cuando dejó su departamento de tres ambientes de Belgrano para comenzar a vivir con su pareja, Fernado Burlando, en Barrio Parque, Bárbara Franco se sintió como estar "en Disney". La calidad de vida y la tranquilidad de uno de los barrios más exclusivos de la Capital la sedujeron tanto como el hogar de tres pisos en el que la cobijó el prestigioso abogado. No hizo falta mucho tiempo para que "Barby" se adaptara a la amplitud del nuevo hábitat y se enamorara poco a poco de sus rincones. "Esta casa es mi madriguera, me gusta vivirla todo el tiempo, y gracias a ella me hice aún más hogareña. Me fascina el sólo hecho de estar acá, prender el hogar, jugar con las mascotas, lo súper disfruto. Sobre todo el cuarto que comparto con Fer, al que decoramos en negro, gris y blanco con objetos rústicos. A mi me gustan muebles y objetos antiguos, pero con un toque de modernidad. Y del barrio qué decir, es único, muy especial, por ejemplo todavía no sé quiénes son los vecinos de enfrente (risas). A la única que me cruzo de todos los conocidos que viven acá es a Mariana Fabbiani, que tiene re buena onda", cuenta "Barby", y traza un paralelo con el Síndome de Estocolmo para graficar su situación: "Con Fernando bromeamos diciendo que la víctima se enamoró de su secuestrador (risas). Porque desde que me instalé, hará unos dos años y medio, me quedé a vivir con él incondicionalmente".
Después del furor que causó con Burlando en el último "Bailando por un sueño", la ex azafata de "A todo o nada" se llamó a sosiego en el ámbito laboral. Una especie de etapa sabática que se extendió durante las vacaciones estivales en Punta del Este, sólo interrumpidas por algún desfile o campañas publicitarias de ropa deportiva y ropa interior, rubro en el que hace valer su estilizada figura. Hasta que una propuesta que le hizo Jesica Cirio, a quien fue a ver en su obra de teatro infantil en Lomas de Zamora, le abrió una nueva puerta artística, la del teatro para chicos. Ver en vivo esa función la convenció para sumarse al elenco de "Alicia, qué hay del otro lado", obra que se trasladará a la calle Corrientes, más puntualmente al teatro Astros, para las vacaciones de invierno. "Será un gran desafío, sobre todo por tratarse de la calle Corrientes. Nunca en mi vida hice teatro, y trataré de hacerme fuerte en lo que mejor domino, que es bailar. Interpretaré a una reina buena, y me parece un buen punto de partida dentro de un ámbito nuevo para mí. Además, me encanta que sea para chicos, porque les tengo mucha paciencia y se me pegan mucho, con ellos tengo un feeling recíproco", analizó. Un tanto sorprendida por su frustrada participación en "Polémica en el bar", de donde la habían convencido para estar fija y nunca más la llamaron, "Barby" no descarta que el próximo año vuelvan al "Bailando" con Burlando y su troupe: "Este año no daba, Fer está a mil con todos los casos del estudio y sería imposible ensayar. Pero atentos que capaz volvemos con todo el año que viene, con la madre incluida", anticipó.
—¿Cómo vive el particular momento de ser la novia de un abogado involucrado en los casos más resonantes del país? ¿Llegó a sentir miedo, o preocupación?
—Miedo no, porque es muy difícil que sienta miedo. Sí me preocupé cuando se dijo que iba a ser el abogado de Lázaro Báez (60). Ahí me pregunté si iba a pasar algo malo, pero Fernando me dio la seguridad de que me quede tranquila. Que nada malo iba a pasar.
—¿Se complica la convivencia ante tanta exposición por parte de él?
—Y, ahora sale de casa a las siete de la mañana y vuelve a las diez de la noche. A veces ni me habla (risas), pero tampoco lo vas a ver malhumorado. El es un apasionado de lo que hace, le fascina la abogacía, y por algo está donde está.
—Superada la crisis del verano, vislumbra una futura boda?
—Y, ya hace cuatro años y medio que estamos juntos, es hora de formalizar y que me proponga casamiento de verdad. ¡Qué no me chamuye más, ya pasaron tres noviembres con promesas de boda! (risas)... Lo importante es que estamos super bien, nos morimos de risa juntos, nos hacemos falta y nos sentimos felices. Y creo que la mini separación del verano nos sirvió un montón.