Fue un largo proceso; de anhelar con cada fibra y sin embargo esperar, de reflexionar para finalmente aceptar que, a veces, para obtener lo que tanto se quiere también hay que permitirse otros caminos. “Deseaba ser madre hace varios años, pero lo fui postergando por distintos motivos. Estoy en un momento de mi vida en el que me siento plena y estable como para traer un bebé al mundo y darle mucho amor. Eso me alentó a que este sea el momento”, confiesa Karina Jelinek (40), hoy instalada en Miami, adonde llegó para continuar con los trámites que implican la subrogación de vientre; la forma en que la que cumplirá su sueño de convertirse en madre.
“Me costó mucho tomar esa decisión, principalmente por la educación con la que me crié. Por eso esta no era la opción que más me convencía… pero después de un largo proceso lo decidí. Investigué mucho y me informé. Me asesoré con distintos médicos en Argentina y en Estados Unidos y obviamente también con Ana Rosenfeld, que es mi amiga y abogada, ya que en Argentina todavía no está legislado el alquiler de vientres”, reconoce la modelo, quien se encuentra acompañada por Flor Parise, a quien define como una “súper compañera”; la mujer con la que convive y de la que se volvió “inseparable” desde que ambas se conocieron, hace ya cuatro años.
“Siento muchísima ansiedad y también incertidumbre de cómo va a ser el momento cuando llegue este hijo y todos los cambios que eso va a traer en mi vida. Creo que es un poco de miedo a lo desconocido porque nunca tuve cerca un bebé y sé que no es algo fácil, pero a la vez tengo muchas ganas de que llegue y de vivir esta experiencia hermosa”, admite Karina sobre las emociones que hoy la embargan en esta etapa de decisiones cruciales. “¿Por qué elegí este método y no gestar yo el embarazo? El motivo es completamente médico. Me desaconsejaron transitar un embarazo porque podría llegar a tener algunas complicaciones. No es que no puedo quedar embarazada, pero teniendo en cuenta este consejo médico y que existe esta posibilidad del alquiler de vientre, fue que tomé esta decisión”, aclara sobre su elección.
“Todavía no hay un embarazo en curso, pero lo que puedo decir es que será con óvulos míos, que hace un tiempo congelé. Es un proceso que dura un tiempo; con unas inyecciones te estimulan y después de eso te sacan los óvulos. Cuando los tienen, los analizan y eligen los más fértiles para intentar evitar cualquier tipo de complicación”, detalla Jelinek sobre la práctica médica a la que se sometió, la estimulación ovárica, y que es parte de un tratamiento que contempla la elección de una madre subrogante, etapa que aún no tiene cerrada.
“Esa es la última instancia del tratamiento antes de hacer la inseminación artificial y es la que me falta definir”, puntualiza. “Hay dos caminos distintos que puedo tomar. Todavía no pude decidir si lo voy a hacer con alguien que no conozco y le alquilo el vientre o con alguien de mi círculo íntimo. Estoy terminando de definirlo teniendo en cuenta todo lo que implica en ambos casos”, afirma Karina, a corazón abierto. “Tuve muchas dudas y por momentos me cuestioné si estaba tomando una decisión correcta, pero después me di cuenta de que no puede haber nada malo en traer una vida al mundo y darle amor, aunque eso implique formar una familia con estándares distintos a los tradicionales”, reflexiona la modelo.
“Lo que sí ya elegí es al donante de esperma. Fue un proceso que para mí fue bastante simple, porque confié mucho en el lugar en el que lo hice, que es de Los Ángeles y me lo súper recomendaron. Se trata de un donante anónimo, se elige como con una especie de catálogo y lo que busqué fue que tuviera rasgos similares a los míos y obviamente que tenga un historial de salud impecable. Creo que eso es lo más importante”, asegura Jelinek, cuyo tiempo en Miami, además contemplar cada instancia en esta búsqueda de ser mamá, también incluye el disfrute. “Todos los días bajo a la playa, luego almuerzo y a veces salgo a andar en bici. Otras voy cenar con amigos o nos quedamos cocinando en casa. También aprovecho para hacer un curso de inglés que es tres veces por semana y los días que están feos voy a unas clases de baile zumba”, dice sobre su estadía en la ciudad donde posó feliz junto a Flor Parise, en una producción fotográfica para CARAS que estuvo a cargo de Nicolás Pesce Freijo, amigo de Karina desde hace 15 años. Freijo y la modelo realizaron shootings tanto en Punta del Este, Ibiza y Tulum,como esta última e increíble sesión en Miami. Además de compartir su pasión por la moda, sus historias juntos, confiesan, son “de película”. La dupla Jelinek-Freijo es también un dúo muy visto en el ambiente, en las fiestas más selectas y en sus vacaciones en el verano europeo. Nicolás actualmente trabaja para la revista francesa “Marie Claire”, con figuras como Adriana Lima, Diego Boneta y Mía Astral.
Mientras permanece en EE.UU., Karina confiesa que hoy sus planes personales son prioridad. “Todo el tiempo me proponen hacer tv, pero es algo que demanda mucho tiempo y hoy por hoy elijo tener libertad para poder viajar”, afirma Jelinek, quien el año pasado fue parte del “Cantando por un Sueño”. La distancia, sin embargo, no le impide seguir trabajando en su colección cápsula para la firma de lencería y ropa interior “Anima Bendita”. “La experiencia es increíble. Ya hace 7 años que lo hago. La dueña de la marca me da la posibilidad de elegir todo a mi gusto y me siento muy cómoda haciéndolo, porque disfruto creando cosas que nos queden bien a todas. Se trata, además, de una línea que no está basada en el estereotipo de belleza 90-60-90 y se hace en varios talles”, explica.
“Pero también tengo otros proyectos ligados a la moda y como diseñadora, ya que estoy por lanzar una marca de bikinis, aunque todavía falta un poco. Y después, para lo que resta del año, sí tengo además un proyecto de tv, que me permitiría viajar, así que estoy por cerrarlo. Es algo que se demoró un poco por la situación del país, y porque se bajaron las frecuencias de las aerolíneas, pero en cuanto pase la pandemia lo vamos a retomar”, agrega la modelo con entusiasmo.
— ¿Por qué quiso que fuera Flor quien la acompañe en este paso tan importante de ser mamá?
— Siempre viajamos juntas, somos súper compañeras y en todas las decisiones importantes nos acompañamos.
— ¿Cómo definiría el vínculo que la une con Flor?
— Es un vínculo perfecto en todo sentido. Somos súper compañeras, nos conocemos hace 4 años y nos volvimos inseparables. Hacemos todo de a dos; compartimos viajes, días, etc… y cuando nos alejamos un rato ya nos estamos escribiendo.
— ¿Quieren criar a este hijo juntas?
— Compartimos todo juntas. Flor ya tiene su hijo y me va a ayudar y a enseñar un montón de cosas porque ya las vivió.
— ¿Cómo imagina la vida junto a Flor y el bebé?
— Si bien ya convivimos, un bebé obviamente va a cambiar la dinámica de la casa, aunque ya varios días viene Benicio, el hijo de Flor. Entonces un montón de veces hacemos planes de chicos. Digamos que fui practicando (risas).
— ¿Qué tipo de mamá cree que será? ¿Cómo se ve entre pañales y mamaderas?
— Voy a ser una mamá insoportable (vuelve a reír) Muy pendiente, creo que no me voy a poder despegar. Voy a tener que aprender sobre eso … pero supongo que me veo ¡muy bien!
— ¿Por qué le parece importante que cada uno elija con libertad su forma de amar y formar su familia?
— Todos tenemos el derecho a ser felices, sea cual sea la forma que elijamos de amar. Nadie puede quitarle eso a una persona, aunque también entiendo que todo esto lleva un proceso y que hay personas que por cuestiones generacionales o de pensamiento más cerrado no logran entenderlo y también hay que respetar eso. Pero nadie tiene que dejar que el pensamiento del otro lo frene a ser libre en sus emociones.