Por qué aseguran que Iñaki de Urdangarin está despilfarrando todo su dinero

Desde su separación de la infanta Cristina, la vida de Iñaki Urdangarin ha tomado un giro inesperado que ha generado múltiples interrogantes, particularmente en torno a su situación financiera. A pesar de sus constantes declaraciones sobre la precariedad económica que enfrenta, su estilo de vida actual parece narrar una historia completamente diferente. 

Por qué aseguran que Iñaki de Urdangarin está despilfarrando todo su dinero

El exduque de Palma, ahora acompañado por su nueva pareja, Ainhoa Armentia, tiene un estilo de vida que contradice sus supuestas dificultades económicas. La pareja ha emprendido la costosa renovación de una residencia en las afueras de Vitoria, una propiedad que han alquilado con opción a compra. Este proyecto de renovación no es el único indicio de un nivel de vida que dista mucho de la modestia. Durante el verano, Urdangarin y Armentia han disfrutado de lujosas escapadas en hoteles de cinco estrellas, una elección que ha sorprendido a quienes creían en la versión oficial de su situación financiera.

Las dudas sobre la verdadera fuente de sus recursos se han intensificado con la aparición de informaciones que apuntan a posibles acuerdos secretos. Según el periodista Juan Luis Galiacho, Urdangarin podría estar recibiendo ingresos sustanciales derivados de las memorias que escribió durante su tiempo en prisión.

Estas memorias, se rumorea, contienen detalles comprometedores sobre figuras clave de la Casa Real española, incluyendo al rey emérito Juan Carlos I. Para mantener estos secretos a salvo, se especula que Urdangarin habría negociado un pago inicial de dos millones de euros, además de un flujo mensual considerable, que oscilaría entre los 25.000 y 50.000 euros.

Esta teoría es respaldada por expertos como Maica Vasco, quien ha señalado las incoherencias en la narrativa de Iñaki Urdangarin. La comunicadora cuestiona cómo alguien que recibe un subsidio de excarcelación de apenas 436 euros mensuales puede permitirse cenas en restaurantes exclusivos, donde el precio de una botella de champagne puede alcanzar cifras exorbitantes.

AM