lunes 30 de septiembre del 2024

Anabell Coccoli: “Tuve que cambiar muchas creencias y patrones de pensamiento para lograr transformar mi vida”

Anabell Coccoli conoció la pobreza extrema y la depresión, pero logró salir adelante gracias a una idea poderosa, su profunda Fe, y una mentalidad que la hizo visualizar una vida plena para ella y sus hijos. Hoy se vale de su experiencia y sus conocimientos como Coach en PNL para guiar a otros hacia el éxito personal y profesional. Galería de fotosGalería de fotos

CREDITO CARAS

Cuando era chica me resultaba fascinante ver esas películas que contaban una historia dura y penosa que había sido real. Descubrir que ese personaje de ficción, que había pasado tantas penurias, era en realidad (o había sido) un ser de carne y hueso me conmovía profundamente y me generaba una gran admiración. También las novelas televisivas y literarias entre las que me crié me mostraban heroínas con un pasado tormentoso y angustiante, muchas de ellas rescatadas por el galán de moda, el personaje masculino con atributos perfectos, o el bien parecido príncipe azul.  Y estoy segura de que con estos “patrones” han crecido la mayoría de los que están hoy leyendo estas líneas, inclusive Anabell, la protagonista de mi entrevista.

Anabell Coccoli podría ser la protagonista de cualquiera de esas novelas o películas que guardo en mi corazón de niña y no tan niña. Pero no lo es, quizás porque no esperó que nadie venga a rescatarla; lo hizo ella misma y su profunda fe. Conoció el dolor, la depresión y la pobreza. Pero su fuerza interior pudo con todo y más: no solo salió adelante transformando su vida, sino que además encontró su propósito ayudando a otras personas en su evolución, como experta en Programación neurolingüística (PNL) y Mentalidad. Escuché su historia como quien no puede creer la cosa. ¿Cómo esta mujer que tenía frente a mí, tan profesional e íntegra, había llegado a este presente exitoso habiendo atravesado condiciones tan tristes y traumáticas? Y cuando escuché toda la historia supe que, así como estaba siendo inspiradora para mí, podía serlo para cualquier persona que hoy sienta que no puede, que está estancado o que no sabe cómo llegar a una meta deseada. Es por eso que quiero que la conozcas, a través del relato de su historia de vida.

“Mi nombre es Anabell Coccoli, soy coach en Programación Neurolingüística y empresaria.

La vida me ha bendecido con cuatro hijos maravillosos y una familia hermosa. Amo lo que hago y me levanto todos los días emocionada y agradecida por el día que me espera.

Sin embargo, la vida no siempre fue fácil para mí. Vengo de una familia en la que la pobreza y la falta de dinero eran una constante. Desde muy joven, sentía la necesidad de apoyar a mis padres con la economía del hogar, quizás porque era la mayor de mis tres hermanos. Así que acompañaba a mi padre a la feria para vender morrones y choclos. Cuando cumplí 17 años, empecé a viajar a la frontera de Brasil para traer mercadería y venderla en la feria. Hubo veces en las que llegaba a casa sin nada, ya que nos decomisaban la mercadería. Y mi familia tenía que arrancar de cero otra vez.

Como si fuera poco, a los 17 años quedé embarazada, pero perdí al bebé a las 20 semanas de gestación debido a los continuos problemas que había en mi entorno. Ese momento desmoronó mi vida. Me sentía inútil, devastada, avergonzada y culpable al mismo tiempo, lo que me llevó a una profunda depresión. Sin embargo, logré salir adelante gracias a la ayuda de una asistente social, quien fue la única que me escuchó y me apoyó. Ella me ayudó a conseguir un trabajo y me dio el impulso necesario para seguir adelante.

Unos años después, formé una pareja con el padre de mis hijos, y juntos construimos un hogar y una familia. Pero la vida me presentó un nuevo reto: perdí mi trabajo, mi casa, y terminé viviendo en una pequeña pieza en el fondo de la casa de mis padres, sola con mis hijos. En ese momento, me sentía una total fracasada, ni siquiera quería salir a la calle. Me veía como una víctima de la vida, y cuanto más me sentía así, peor me iba.

Toqué fondo el día que tuve que hacer fila para pedir una vianda de comida. Fue entonces cuando comencé a buscar respuestas en Dios, y Él siempre responde. La respuesta llegó en forma de libros, y empecé a estudiar sobre la mente y cómo nuestra vida está condicionada por patrones mentales. Tuve que cambiar muchas creencias y patrones de pensamiento para lograr transformar mi vida.

Construí mi empresa, me capacité y hoy, como coach, dedico mi vida a ayudar a otros a desbloquear su potencial, a superar sus propias adversidades, y a construir una vida que los inspire y motive.”

Creaste tu propia empresa, pero literalmente desde cero a nivel material. ¿Cómo fue ese camino?

En ese momento, ya sabía que mis antiguas creencias me habían llevado a la situación en la que estaba. Así que decidí reemplazarlas por nuevas creencias. Antes, pensaba “para hacer dinero, necesito dinero”, pero cambié esa creencia por otra: “para hacer dinero, necesito una idea”. Y entonces, llegó la idea.

Comencé a caminar por el barrio de los judíos en Montevideo, un área conocida por sus comercios mayoristas, y tomaba fotos de todos los productos que podían venderse con un margen de ganancia que debía ser el doble, ya que, de lo contrario, no me servía. Cuando llegaba a casa, publicaba los productos en una plataforma de ventas y esperaba a los clientes. Como la mayoría eran del interior del país, me giraban el dinero por adelantado para que les enviara el producto. Así, retiraba el dinero, compraba el producto, y lo enviaba. De esta manera, fui acumulando un capital.

Para las ventas dentro de Montevideo, realizaba las entregas personalmente y cobraba un extra por el envío. Recibía pedidos hasta las 13:00 horas, luego iba al mayorista y hacía las entregas. Llegaba a casa alrededor de las 19:00 horas, agotada, pero con un buen dinero en mi bolsillo.

Un día me enojé mucho con el dueño de un mayorista al que compraba mis productos. En realidad, las empleadas me vendían los productos un poco a escondidas, porque él no quería venderme, ya que decía que su negocio solo le vendía a tiendas físicas registradas.

Ese día me fui llorando de rabia e impotencia porque él estaba presente y no permitió que me vendieran. Pero antes de irme, lo miré y, sin pronunciar palabra, le dije en mi pensamiento: “Un día voy a importar mis propios productos.”

En ese momento, no tenía ni idea de cómo lo iba a hacer, y mucho menos del dinero necesario. Pero sabía del poder de la intención, así que llegué a mi casa y lo escribí como meta.

Las sincronicidades empezaron a ocurrir. En menos de dos años, logré traer mi primera importación. Y desde entonces, no he parado.

Ahora todos mis productos son importados por mí.

Los seres humanos a veces solemos enfocarnos mucho en lo que no tenemos, en lo que nos falta o en la carencia material, en las dificultades, y nos cuesta tomar conciencia de lo que sí tenemos, nuestros recursos, nuestra riqueza emocional o espiritual, y aquello en lo que somos fuertes. Vos no tenías nada a nivel material, ¿Qué es lo que sentís que sí tenías y que te hizo confiar en que había otra vida posible para vos?

Yo tenía fe, y mi mente, esas dos cosas lo son todo.

Mi fortaleza siempre ha sido, y sigue siendo, Dios. Pero no el Dios que me inculcaron en mis clases de catequesis cuando era niña, ese Dios al que temía porque creía que me castigaría por mis pecados. Mi fortaleza es el Dios amigo, el Dios presencia, con quien hablo y que me responde a través de una sabiduría tan elevada que estoy segura de que solo puede venir de Él.

Me inspiré muchas veces en la biografía de un predicador sin brazos ni piernas que ha logrado cosas impresionantes.

Recientemente escuché la historia de una chica que fue abandonada por sus padres porque era sorda, muda y ciega. Fue adoptada por una mujer que la llevó a España, y hoy en día esa chica se ha graduado de la universidad, da conferencias por todo el mundo y vive sola en su propio apartamento, a pesar de ser sorda, muda y ciega. Entonces, ¿qué se necesita para salir adelante?

 Fe y tu mente.

¿Cómo descubriste que podías ayudar a otras personas y decidiste empezar a formarte para poder lograrlo de manera profesional como coach y mentora?

A medida que estos conocimientos empezaron a llegar a mí, se convirtieron en una especie de adicción; cada vez quería aprender más porque me daba cuenta de que realmente funcionaban. Sentía la necesidad de compartirlos con todo el mundo, ya que parecía tener un imán que atraía a las personas a contarme sus problemas. Sin embargo, me di cuenta de que no bastaba con una simple charla; era necesario un método con pasos a seguir. Por eso decidí certificarme como coach en PNL

 ¿En qué se basan tus mentorías?

En mis mentorías, me enfoco en descifrar la programación mental de cada persona, identificando los archivos mentales con los que ha sido programada y comprendiendo los factores que influyen en las decisiones que tomamos, tanto de manera consciente como inconsciente.

Mi objetivo es conservar los programas mentales que resultan útiles y beneficiosos, mientras que aquellos que nos frenan o nos impiden alcanzar nuestras metas, los reprogramamos.

Si pensamos en el ser humano como una computadora, al llegar a este mundo venimos con un software básico que necesita ser complementado con programas adicionales para funcionar correctamente. La mayoría de estos programas se adquieren durante los primeros 7 años de vida, y de ellos dependerán muchas de las decisiones que tomemos y el estilo de vida que adoptemos a lo largo de nuestra existencia.

¿Podrías explicarnos en qué consiste la programación y la reprogramación mentales, y cómo influye esto en el logro de metas u objetivos?

Si no estamos viviendo la vida que deseamos, es esencial revisar estos programas mentales y reprogramarlos. Aquí es donde entra en juego la Programación Neurolingüística (PNL), una herramienta poderosa que nos permite cambiar estos patrones y creencias limitantes. La PNL utiliza el lenguaje como su herramienta más efectiva para transformar nuestra mente y, en consecuencia, nuestra vida.

¿Cuáles te parece que pueden ser algunos puntos clave para cambiar la mentalidad y lograr lo que deseamos, y quizás hoy vemos como un imposible?

Lo principal es saber qué creencias están imperando en nuestras vidas.

Te invito a que tomes las principales áreas de tu vida, como salud, relaciones, finanzas, y anotes las creencias que tienes sobre ellas. Por ejemplo:

Salud: ¿Qué creo sobre mi salud?

Creo que tengo un cuerpo sabiamente creado, capaz de sanarse a sí mismo.

O, por el contrario, creo que tengo un cuerpo débil, que incluso la brisa mañanera puede dañar.

Una vez que hayas identificado tus creencias, analiza cada una. Si encuentras que alguna es negativa o no te aporta, cuestiónala hasta transformarla.

Por ejemplo, si crees que tu cuerpo es débil, busca pruebas de lo contrario. Lee sobre personas que han superado accidentes brutales y se han recuperado, o sobre quienes han sobrevivido a situaciones extremas sin comida ni agua. Estudia casos de personas que han sanado solo con el poder del pensamiento o la fe.

No permitas que creencias limitantes ocupen espacio en tu vida. Reemplázalas con ideas que te empoderen y te impulsen hacia la vida que deseas.

¿Qué te gustaría decirle a esa Anabell del pasado que soñó otra vida para ella y sus hijos?

Es muy curioso que me preguntes eso, porque hace un par de meses venía en mi auto, que hacía poco había comprado, disfrutando del aire acondicionado encendido y la música a todo volumen. Entonces, me pasó algo inesperado: vi a una chica tirando de un carrito que venía de la feria, y te aseguro que viajé en el tiempo, porque era como ver a mi Yo de hace algunos años.

Recordé un día de muchísimo calor en el que volvía derrotada y con los ojos llenos de lágrimas porque no había vendido nada.

En ese momento, sentí que podía bajarme del auto y decirle a mi Yo del pasado: “Ey, lo vas a lograr. Te aseguro que esto pasará. Un futuro mejor te espera. Vas a tener tu propia empresa. No solo tendrás un auto, tendrás tres. Jamás va a faltar dinero en tu billetera. Lo vas a lograr, solo tienes que pasar por el proceso. Solo, NO TE RINDAS”.

 ¿Y qué crees que tu Yo del pasado te respondería?

Yo creo que la respuesta podría ser: “Todo eso es muy inspirador, pero mi realidad es ahora, y la estoy sufriendo.”

Ante esto, le haría una sugerencia: ¡Sígueme en mis redes sociales! A todas esas personas que hoy quieren cambiar su realidad, los invito a conocer mi contenido en Instagram y TikTok.

¡Gracias, Anabell, por compartirnos tu historia!

Para contactarte con Anabell

Ig: @anabellcoccoli

TikTok: Coach Anabell Coccoli

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