domingo 13 de octubre del 2024

La excitación sexual no deseada y la importancia de entenderla

La lubricación o erección indican que una persona está excitada, lo que no significa que tenga deseo sexual. ¿Cuál es la diferencia?

CREDITO CARAS

La educadora sexual Emily Nagoski dio una charla TED en el 2018, donde habló del “centro de recompensa” ubicado en el cerebro, compuesto por tres sistemas entrelazados pero separables. El primero es el sistema gustativo, donde podemos distinguir emociones y valores intrínsecos; el segundo es el sistema volitivo, donde el deseo está mediado por la decisión de acercarnos o alejarnos de un estímulo; y el tercero es el sistema de aprendizaje, donde podemos relacionar estímulos con reacciones comportamentales específicas, condicionando así el estímulo (uno de los ejemplos más conocidos es el del perro de Pavlov, donde, asociando la comida con el sonido de una campana, el perro comienza a salivar no solamente frente a la comida sino también luego de oír la campana, aunque a esta no la acompañe la comida como estímulo).

Gustar, querer y aprender los tomamos como verbos que pueden expresarse por separado cuando hay excitación no deseada o sin concordancia. Lo que sucede en estos casos es que no hay una relación predictiva entre la respuesta fisiológica (como la salivación del perro) y su experiencia subjetiva de placer y deseo, asociadas con la comida.

Esto significa que el flujo sanguíneo genital puede aumentar en respuesta a estímulos relacionados con el sexo, es decir, se da una respuesta sexual de excitación mediante lubricación vaginal o erección del pene, incluso si esos estímulos no están asociados con la experiencia subjetiva de querer y gustar. Por lo tanto, no se puede predecir ni concluir cómo se siente una persona con respecto a este estímulo sexual dando como única prueba válida su reacción fisiológica genital. Entonces, el comportamiento sexual no siempre va a predecir lo que nos gusta y lo que queremos en ese momento.

La respuesta sexual, aunque implique un orgasmo, no significa que el estímulo recibido haya sido deseado. Es importante desmitificar el placer sexual que, lamentablemente, se suele alegar en casos de abuso sexual, por el simple hecho de que la respuesta fisiológica pudo haber sido, precisamente, lubricación o erección, entre otras.

Lo único que debe ser tenido en cuenta para el conocimiento de lo que queremos y deseamos es nuestra propia voz. No es no: escuchemos más e interpretemos menos.

Lic. Camila Kessler. MN 78121 - MP 190123

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