Edgardo Esquina es Docente y Terapeuta transpersonal en Alas de Compasión, habiendo atravesado a lo largo de su formación un largo recorrido por diferentes recursos y enfoques, que le permiten hoy acompañar a las personas en su proceso de transformación, desde una mirada holística para la trascendencia del ser.
Edgardo, ¿Cómo comenzaste y qué te llevó a tu camino como terapeuta?
Este camino es una ofrenda a todas esas personas que van en busca del bienestar propio y de su entorno.
Podría comenzar contando de esta escucha, desde siempre, algo en mi interior me decía con fuerza que debía ayudar a sanar a las personas. Era necesario que esta tarea comenzara por mí, sanándome y con una enorme caja de herramientas que me otorgara una mirada integral para emprender el camino. Surgen los diferentes trayectos, los distintos recorridos como la Quiropraxia, la Osteopatía, intentando dar respuesta a tantos interrogantes.
Aun así esa búsqueda interior acuciante no se calmaba, muy por el contrario me incitaba a seguir investigando, estudiando, explorando diferentes campos y recursos: Reikista, Registros Akashicos, Canalizaciones, Sanación Pránica, T.V.P (Terapia de vidas pasadas), Terapia Regresiva, con diversos maestros y metodologías, que contribuyeron a un abordaje holístico y de la terapia transpersonal, siendo esta última, la facilitadora entre el conflicto y la emoción.
Dejame agradecer a mis maestros, mi hija Candela, mi compañera Atenas y un beso especial al cielo a Daniel Barboza, partícipes de este camino.
¿Cómo surgió la idea de realizar talleres utilizando estas temáticas?
Los casi 30 años de experiencia en educación, un camino simultáneo hasta la actualidad, han contribuido a la gestación de talleres con este tipo de mirada, para no sólo quedarnos con la problemática del consciente, del aquí y ahora, o lo que creemos que es así.
Una toma de posición que permitió indagar las marcas visibles e invisibles que nos va dejando el inconsciente, para que buceemos en todos aquellos rastros metamorfoseados, en todas aquellas huellas latentes o inconscientes, y en las memorias traumáticas generadas en el pasado, que operan obstaculizando las posibilidades de ejercer el cambio, las potencias, los dones y las fortalezas escondidas en el presente de los seres humanos.
Este reino, tan insondable como las profundidades del mar, cuenta también con monstruos desconocidos, que tienen, lamentablemente, el poder de hacer de esta vida un infierno si los retroalimentamos, destruyendo todo aquello que amamos y nos importa, o en su reverso descubrir que es un campo fértil para sembrar y reconectarnos con nuestro Yo esencial.
En la consulta se transitan temas recurrentes: la culpa, la ira, la ansiedad, sumado a todo aquello que nos avergüenza, nos duele, son clave y alimento esencial de estos monstruos, que se van fortaleciendo hasta transformarse en amos de nuestra vida.
Podemos seguir en esta nebulosa, negándonos a lo que nos sucede y creernos que somos éticos, bondadosos, superhéroes, sin poder poner en práctica nuestros propósitos, o tener el valor de mirarnos de manera introspectiva con el desafío de crear otra historia posible.
Si dejamos de buscar la felicidad en el afuera, podemos aspirar a ella. ¿Pero sabemos, encontrarla, sostenerla e incluso definirla?
Si desenredamos la madeja, ese personaje que construimos desde la infancia por los distintos mandatos familiares, sociales, haciendo un esfuerzo sincero, descubriremos que podemos estar debidamente pertrechados para vencer a la angustia, al sufrimiento, e ir en búsqueda de una verdadera felicidad.
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