¿Qué es lo inevitable?
¿Cómo diferenciarlo de lo evitable?
Es simple, mucho más simple, mucho más acá de lo que imaginamos.
Lo inevitable es aquello que ya es, es eso que la Vida te está regalando para que sientas en este preciso momento. No hay posibilidad de evitar lo inevitable. Ya ha llegado. Ya está aquí. Puedo abrirme o cerrarme, puedo dejarlo entrar o negarlo, puedo respirar o contener la respiración, puedo sentirlo con todo el cuerpo o escabullirme entre pensamientos. Pero la realidad es que lo inevitable ya está aquí. Y mientras no lo atienda, no me atiendo. Mientras no me atienda, no hay posibilidad de realización personal. ¿Cómo es posible realizarme personalmente si aquello que la Vida me está regalando ahora mismo no soy capaz de recibirlo? ¿Será por miedo? ¿Será por distracción? ¿Será porque esperaba algo mejor? ¿Por qué será que no consigo recibir el regalo del presente? Un presente es un regalo. Si no abro y saboreo este regalo, entonces todas mis acciones están desde lo evitable. Lo evitable es todo el corrimiento y distorsión que genero a mi propio ser por no animarme a abrir el regalo. Me descontextualizo, dejo de habitar el presente y me dirijo hacia algún mundo imaginado entre pensamientos. Sí, los pensamientos son el refugio de los cobardes, de los que intentan evitar lo inevitable. Y ese es un intento fallido, siempre. Lo inevitable es tan poderoso, tan real, tan verdad, que siempre se abre paso, tarde o temprano, a través de algún síntoma. Lo evitable es la fabricación mental de ilusiones que me distraen de sentir la terrible e inabarcable magnitud de todo lo que ya está siendo, incluyéndome a mí en mis intentos de evitar.
Somos parte de la Vida pero le tememos, porque aun evitamos sentirlo. Es una paradoja que denota el gran poder que tiene nuestra mente: crearnos una percepción, una realidad mental que dice que estamos separados de la Vida, y desde esa separación… sabemos lo que necesitamos, lo que queremos, lo que está bien y mal, lo bueno y lo malo, lo que es el amor. Semejante locura en la que estamos inmersos. Sintiéndonos separados de lo que en realidad estamos unidos. Intentando evitar (con miedo) sentir lo inevitable con confianza
Lo inevitable ya está aquí, solo queda respirar y abrirme a eso. Aunque tema, puedo ejercitarme en la confianza que incluye al miedo. Confiar en que el miedo es parte de la interpretación que hago de sentirme separado de la Vida. Ubicar a ese miedo y esas interpretaciones donde corresponde me permite relativizarlas, quitarles el poder que yo mismo le estoy brindando. Des-identificarme de mi propia fabricación mental.
Si temo, evito. Si amo, recibo lo inevitable. Ese amor incluye al que evita, incluye al que teme, incluye todos los recovecos donde intento esconderme de la intensidad y veracidad de este presente. Todos los infiernos son imaginados. Y se fabrican desde el que evita. Cada una de mis interpretaciones son sólo un punto de vista, nunca la verdad.
…Continúa en la parte 2…
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