viernes 21 de junio del 2024

¿Por qué nos acostumbramos a sentirnos mal?

CREDITO CARAS

Reflexioné mucho sobre esta pregunta en el último tiempo, mientras empezaba a aplicar la medicina funcional y me volvía más consciente de mi propio cuerpo.

Mis pacientes llegan a la consulta con dolores crónicos que afectan su vida diaria, como inflamaciones intestinales y dolores de cabeza insoportables. Cuando les pregunto por qué deciden atender ese malestar ahora, la respuesta es: "No me había dado cuenta" o "Prefería aguantar porque después mejoraba".

La resignación ante el malestar me entristece. Pero también me motiva a buscar que los pacientes sean más conscientes de sus hábitos y dolencias, para trabajarlas desde la raíz.

En estos años de trabajo, surgieron las preguntas: ¿cómo normalizamos sentirnos mal?

¿Por qué aceptamos vivir con dolor, fatiga, alergias o caída del cabello?

Y descubrí que las razones son diversas:

  • Patrones aprendidos: internalizamos la idea de que el malestar es normal. Frases como "la vida es dura", "hay que sufrir para ser feliz" o "es normal sentirse estresado", nos condicionaron a aceptar el dolor como parte de la existencia.
  • Falta de autoconciencia: ignoramos el cansancio, la tensión muscular o las emociones negativas, permitiendo que se instalen en la vida diaria.
  • Miedo al cambio: salir de nuestra zona de confort y buscar alternativas que ayuden a sentirnos mejor, puede generar incertidumbre.
  • Baja autoestima: pensamos que no merecemos estar felices o plenos y aceptamos el malestar como parte de nuestra realidad.
  • Entorno negativo: rodearnos de personas o ambientes tóxicos puede afectar significativamente nuestro estado de ánimo.

Acostumbrarnos a sentirnos mal tiene consecuencias severas, por ejemplo:

  • El estrés constante, la ansiedad y la falta de bienestar emocional pueden debilitar nuestro sistema inmunológico, aumentar el riesgo de enfermedades crónicas y afectar nuestra calidad de vida en general.
  • La energía, motivación y creatividad se ven afectadas. Esto influye en el desempeño en el trabajo, los vínculos y el desarrollo personal.
  • Aceptar el malestar como parte de la vida nos impide experimentar la verdadera plenitud.

Recordá: tu cuerpo es la base de todo lo que hacés y experimentás. Merecés sentirte bien. Empezá a cuidar tu salud física y mental y verás cómo tu vida se transforma.

¿Te animás? Yo estoy disponible para ayudarte. Contactame y accedé a una consulta en Metanoia.

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