Alfredo Casero, de 61 años, es uno de los humoristas más icónicos de Argentina. A lo largo de su carrera, ha dejado su huella en la televisión, cine y teatro, pero su éxito más recordado fue Cha Cha Cha, un programa que marcó una época en el humor argentino. Celebrando tres décadas desde su debut televisivo, Casero y Fabio Alberti, junto a otros actores invitados, revivirán los personajes y sketches más memorables del programa en el Teatro Metropolitan, en una serie de funciones especiales que se llevarán a cabo de jueves a sábados, a partir del 10 de octubre.
En una entrevista para +CARAS, realizada por Héctor Maugeri, Casero habló no solo de su trayectoria profesional, sino también de su faceta más íntima como padre. Con tres hijos –Guillermina, Nazareno y Minerva–, el capocómico reveló la particular forma en la que los crió, con una mezcla de humor y límites, un estilo poco convencional que caracterizó la dinámica familiar.
Guillermina, la mayor de los tres hijos, mantiene un perfil más bajo en comparación con sus hermanos, aunque sigue involucrada en el arte como peluquera y conductora de un programa de radio. Incluso está preparando un documental sobre Cha Cha Cha. Por otro lado, Nazareno y Minerva, ambos actores, han seguido los pasos de su padre en el mundo del espectáculo.
La crianza poco convencional en la familia Casero
“No hay nada que no tenga que ver con el humor”, explica Caseros y recuerda una de las bromas más extravagantes que tenía para despertar a sus hijos. “Tenían la costumbre, que yo odiaba, de desautorizar al padre. Por ejemplo, yo decía: ‘¡arriba, se levanta todo el mundo!’. Estos dos (Guillermina y Nazareno) se quedaban en la cama y me pedían que los deje dormir un rato más; pero yo tenía que hacer mis cosas, llevarlos al jardín de infantes, y me volvían loco”, comenzó relatando.
“Antes de despertarlos con la corneta náutica les hacía otra maldad. Los tipos me decían: ‘No, acá la que manda es mamá. Porque mamá. ¡¿Dónde está mamá?!’. Y yo les digo: ‘Chicos, quiero decirles que mamá murió’. '¡Pará, cómo vas a decir eso! Aah aah'”.
“A mi hijo, a mi hija, a mis nietos, o a mi otra hija Minerva, les podés decir cualquier cosa, que estamos preparados. Por eso a Nazareno no le entran balas, forma parte de la formación”, explicó, señalando que esa actitud poco convencional en la crianza de sus hijos les permitió enfrentar la vida con mayor fortaleza.
Cuando Maugeri le preguntó si consideraba que había sido un padre permisivo, Casero respondió: “No fui un papá que se saca de encima a sus hijos. Cuando sos pibe es donde más necesitás que alguien esté arriba tuyo”, aseguró el reconocido humorista.
Por último, Alfredo Casero recordó una anécdota con Nazareno, cuando éste cumplió 17 años: “Le dije: ‘Nazareno, yo te suelto. Ya no tenés nada que ver conmigo. A mí lo que hagas me importa un pedo. Solo respétame el apellido’. Eso fue lo único que le dije. A partir de ahí, él empezó su carrera. Lo tomó y entendió que confiaba en él”.
MDP