Están felices y con el llanto a flor de piel. Alberto Cormillot (83) y su mujer, Estefanía Pasquini (35) no pueden dejar de mirar a su hijo Emilio, quien nació el viernes 17 a las 0,05 en el sanatorio Mater Dei. Es el tercer hijo del médico nutricionista y el primero junto a Estefanía. El bebé nació por cesárea, pesó 3.300 y midió 47 centímetros. Si bien la cesárea estaba programada para el martes 21, el Dia de la Primavera, el jueves 16, mientras estaban cenando en su casa, Estefy, como la llaman sus íntimos, sintió molestias y su obstetra, María Laura Blanco le indicó realizar un monitoreo fetal para su tranquilidad pero al mismo tiempo comenzó el trabajo de parto.
“Había terminado de trabajar, lo estaba haciendo desde la mañana como todos los días y estaba pensando, ‘hoy no se movió mucho’ (normalmente se movía el 90% del tiempo, ese día no) a mí me dolía un poco la panza, la sentía muy dura, casi no pude comer nada durante la cena porque sentía que ya no tenía espacio y Alberto me dijo: ‘Vayamos para que te hagan un monitoreo’ y en modo de chiste comentó: ‘Cuántas falsas alarmas podemos tener de acá al 21? a lo que yo le dije, ‘cinco por lo menos’(eran los días que faltaban) y fuimos a ver que era ese dolor y ni agarramos los bolsos. Cuando me hacen el monitoreo ven que estaba teniendo una contracción tras otra y me dijeron, ‘ya estás en trabajo de parto’. Y ahí empecé a temblar y no quería que salga... No era el día, yo no estaba preparada.... Era una idiotez lo que estaba pensando. Recapacité, me saqué la ropa y entré. Recuerdo que temblaba mucho, seguía pensando hoy no es el día. Estaba muy asustada, me explicaron todo lo que podía llegar a pasar con la anestesia y creía que me iba a pasar todo a mí, no podía parar de temblar. Pero Alberto que estaba atrás mío me abrazó la cabeza y me empezó a hablar para que pare de pensar. Y dejé de temblar y cuando me di cuenta ya me estaban dando a Emilio”, cuenta Estefanía aún conmovida mientras su marido, la observa con amor y su cara refleja felicidad.
Si bien tiene una sonrisa permanente por el momento que vive, cuando habla se nota la experiencia de Cormillot en el mundo de la medicina aunque confiesa que se sintió en todo momento como un padre primerizo: “He estado como segundo ayudante en cirugías hace mucho tiempo, pero en este caso se trataba de mi mujer y mi hijo, y tuve miedo. Miedo a que se complicara el parto. El equipo médico me dijo si quería presenciar la cesárea y les dije: ‘No’. Yo sólo quería acompañar a Estefy pero tengo miedo de desmayarme. Parecía un papá primerizo. Y permanecí al lado de ella y como colocan una especia de telón no se ve cuando practican la cirugía. Cuando supe que mi hijo había nacido, sentí alivio. Y cuando lo tuve en mis brazos no lo podía creer. Descubrí su carita y la puse contra la mía, y me agarró el dedo con su manito. Luego se lo llevaron para pesarlo, medirlo y vacunarlo y después, a la habitación con nosotros. Por suerte Estefy lo empezó a amamantar enseguida. Al día siguiente, el 18 nos dieron el alta porque todo estaba bien, pero preferimos quedarnos hasta el domingo 19. Y ese mismo día cambié un pañal por primera vez. Había practicado antes con un muñeco y me salió bastante bien (risas)”, cuenta Cormillot emocionado.
La pareja se casó el 8 de diciembre de 2019. Pero antes de esa fecha habían decidido tener un hijo aunque Estefanía debió realizar un intenso tratamiento médico para lograrlo. Luego de varias frustraciones, decidió pedirle a la Virgen de la Dulce Espera que le concretara su deseo de ser madre y ese mismo mes, quedó embarazada. A partir de ahí todos los días 15 de cada mes visita la Iglesia en Villa Devoto, para agradecerle. Hoy su milagro se cumplió.
Está feliz y no parece una mujer que hubiera sido mamá sólo unos días antes. No está hinchada, ni cansada. Sólo quiere tener a su hijo en sus brazos. “No puedo ser objetiva. Es tan bueno, hermoso, dulce y tiene tanta paz. Quiero tenerlo conmigo todo el tiempo. Más allá de parecerme hermoso, me divierten sus gestos, me matan de amor sus sonrisas, aun no puedo creer tenerlo. Y pensar este bebé salió de mi. ¡Yo tenía adentro semejante bebe! ¡No sé dónde lo tenía ubicado! No duermo casi nada porque quiero estar pendiente de él. Ahora en casa estoy con mis dos amores, Alberto y Emilio que vino a sumar. Son las personas por las que daría todo. Son los que hacen que nada me importe con tal de verlos bien. Son mi vida entera. Me sentí contenida por Alberto y todo el equipo médico. Desde el día cero me acompañó mi obstetra María Laura Blanco, ella me conoció en una guardia, tuve tres meses con episodios de pérdida, donde llegué cada vez llorando, con tema pandemia tenía que entrar solo a las ecografías y tenía terror de enterarme de la peor noticia y estar sola. Por suerte pasamos cada pérdida, ella conmigo y Alberto esperándome afuera. Pero Gracias a Dios todo salió bien. Creo que de mí no tiene nada, es muy bebé, los ojos hoy son azules, pero eso es normal en los bebés así que tampoco sé de quien los va a sacar, lo que sí me queda claro es que el tamaño es del padre, todo el embarazos creció por percentiles arriba de la media, es un bebe que pesa más de lo que tendría que ser por su tiempo, que mide más también. Yo quiero que sea igual a él.. No me preocupa que no tenga rasgos míos”, cuenta Estefanía sin dejar de mirar a su pequeño.
Desde el primer momento la flamante mamá pudo amamantar a su hijo. Quiere alimentarlo cada dos o tres horas para darle un orden porque teme perder el control de lo que come y que “no sea lo suficiente o que después repercuta en el peso o que no crezca bien porque se la pasa picoteando en lugar de comer”, dice Estefanía, quien regresó a su casa de Florida el domingo cerca de mediodía. Llegaron con Emilio y con regalos comestibles para sus perros y gatos, para presentarles al bebé y que no sintieran celos. Y en el hogar todo fue alegría.
Los afectos más cercanos le hicieron llegar sus regalos: Jorge Fontevecchia, quien es muy amigo de Cormillot desde siempre, le obsequió un cochecito, Renée, la hija mayor del médico de 53 años, una bañera, amigos de Alberto, la practicuna y la mamá de Estefy le armó el cuarto aunque por ahora va a dormir al lado de sus papás. Recibieron muchos obsequios de afectos, familiares y gente que ni conocen, pero quisieron expresar su cariño.
“Ya tenemos los padrinos , por parte mía serán Jorge Fontevecchia y mi nieta Emma de 9 años, hija de Adrián (47) quien estuvo muy cerca nuestro, y por el lado de la mamá, Alejandro, su mejor amigo y Carolina, su prima. Es un torito que no para de tomar la teta. Por ahora es a demanda. Una especialista del sanatorio nos dijo que si fuera por él quiere estar todo el tiempo succionando porque ‘chupa el amor de su mamá’. Y es la verdad. Yo pedí licencia por 10 días en Radio Mitre porque quiero estar con Estefy y con mi hijo el mayor tiempo posible. Estoy muy agradecido por el trato que nos dieron en todos los medios a pesar de que el país vive un momento político tan complicado. Y agradecer a todo el equipo del sanatorio Mater Dei porque es excelente. No es habitual tener un hijo a mi edad. No tengo amigos con quien compartir el tema, lo comparto con los amigos de Estefi. Es una situación novedosa”, dice Cormillot divertido y feliz.
Alberto decidió utilizar un celular especialmente para dejar mensajes de whatsap a Emilio. “La idea es dejarle registrado todos los momentos que el recuerdo, y además con el plus de escucharnos las voces, nos pareció lindo, ambos pensábamos que nos hubiese gustado haber tenido tantos recuerdos registrados de nuestras vidas y eso es lo que pretendemos con el whatsapp, que le queden recuerdos guardados de todo tipo, audios, fotos, filmaciones. Que sepa el amor que tenemos para él desde el día cero de su vida. Supongo que lo que voy a decir es lo que cualquier padre o madre quiere para el hijo, verlo feliz, poder ser con él lo que él necesite de nosotros. Quisiera que estudie, que se reciba porque eso lo va a ayudar a él en la vida, pero no es sólo eso, me gustaría verlo lleno de amigos, que se divierta, que viva sin culpas, que haga lo que sienta que no viva en el que dirán, que pueda tener la capacidad de disfrutar cada instante ”, concluye Estefy con mucho sentimiento y sin dejar de observar al pequeño rey que ilumina el hogar.