S u mundo, como una proyección de su esencia, se expande, inspira y contiene. Amalia Amoedo, la nieta de la recordada Amalita Fortabat, es coleccionista de arte y desde hace más de veinte años, apoya a artistas, agentes culturales y numerosas instituciones de manera independiente, consolidando esta pasión con la creación de la Fundación Ama Amoedo.
En la actualidad es miembro del Comité de Adquisiciones del Círculo Internacional de América Latina del Centro Pompidou en París y del Comité del Fondo de Arte Latinoamericano y del Caribe del MoMA en Nueva York, entre otras importantes instituciones. Uno de sus últimos emprendimientos es Casa Neptuna, construcción de 139 m2 ubicada en medio del bosque y cerca del mar, en José Ignacio, Punta del Este. Fue diseñada por el artista Edgardo Giménez, gran protagonista de la escena de vanguardia y arte pop de Buenos Aires, surgido del emblemático Instituto Di Tella.
En arquitectura, Giménez ya había realiza encargada en 1971 por el crítico de arte Jorge Romero Brest y Marta Bontempi en City Bell. “Viviendo en Uruguay, pensé en brindarle esta posibilidad cultural a un lugar que tanto me dio. Me pregunté: ‘¿Dónde podría ser?’. Y qué mejor que en un sitio que tanto quiero como José Ignacio. Ahí, empezando a soñar y a pensar, me vino a la mente el humor y la genialidad de Edgardo Giménez. Inmediatamente le hablé por teléfono. Le encantó la idea. Fuimos creando todo vía zoom, no se podía viajar por la pandemia. Y así nació Casa Neptuna. La llamé así por Neptuno, el Dios del Mar, pero lo convertí al femenino”, agrega.
Con respeto a “la onda” que tiene la casa, Amoedo explica: “El color y el estilo los eligió Edgardo, yo lo dejé crear. Se dor verde y la verdad es que, al principio, me parecía muy llamativo. Hasta que los vecinos se empezaron a quedar más tranquilos (Risas). La casa es una obra de arte en si misma, fue una transformación para el lugar”, afirma.
Con una estructura lúdica y colores vivaces, Casa Neptuna fue concebida para incitar al pensamiento creativo. Cuenta con interiores amplios y luminosos que pueden adaptarse a las necesidades de artistas de distintas disciplinas. Tiene capacidad para recibir a dos huéspedes a la vez con un taller compartido, habitaciones con baño propio, cocina totalmente equipada y una sala común de usos múltiples. Pensada para vivir y trabajar, funciona como un laboratorio de ideas y experimentación.
“Son dos artistas interesados en tomar la residencia, elegidos por un jurado internacional. Se estudian sus perfiles y se conoce qué es lo que necesitan en esas seis semanas que esta jados. Se customiza la casa a medida, según sus necesidades. Tienen tiempo para descansar, crear… Según lo que cada uno necesite”, amplía Amalia Amoedo, refiriéndose al lugar en el que recientemente se realizó una presentación en el marco del Festival de Cine de José Ignacio.
“El 2023 es un año de nuevos desafíos, porque comenzamos con las Becas de la Fundación Ama Amoedo destinadas a fortalecer el trabajo artístico, a apoyar publicaciones de arte y sostener proyectos con un fuerte compromiso social. También estamos lanzando nuevas alianzas internacionales que permitirán la participación de artistas de Argentina y Uruguay en las residencias artísticas Delfina Foundation (Londres) y Casa Wabi (México)”, afirma Amoedo, quien a CARAS le confesó qué significa cada uno de sus emprendimientos. “El arte y la libertad son mi vida. Cada iniciativa tiene mi esencia”, concluyó