S i María Laura Leguizamón (56) tuviera que resumir sus pergaminos saldría en un balance perfecto entre su vida profesional y la personal: sus dos etapas como senadora nacional (2003-2007 y 2011-2017)y dos hijos, Juana (16) y Alfonso (5). Es que su vida casi que puede dividirse en dos. Una etapa, la dedicada full time a la política, focalizada en la labor social como premisa fundamental. Y la segunda, ligada a la familia, ese baluarte que construyó de la mano de su marido, el dueño de laboratorios Richmond, Marcelo Figueiras (57).
Junto a él conformó una familia ensamblada con los tuyos, los míos y el nuestro, que hoy es su gran refugio. Tras un período intenso en lo colectivo debido a la pandemia y desafiante en lo personal por haber apoyado a su marido en la proeza de fabricar la vacuna Sputnik V en la Argentina, María Laura se toma un respiro y hace un balance junto a CARAS del intenso y fructífero camino recorrido.
–¿La política signó su vida?
–La política para mí es una forma de mirar la vida. Crecí en una casa con formación política. Soy profundamente democrática, creo en la democracia, en mi opinión y en la opinión del otro. La democracia nos desafía a crecer cada día. En la política uno debe entregarse con el corazón, el alma y el pensamiento. Mis inicios en la vida política tienen que ver con la situación de los niños, niñas y adolescentes. Recién recibida de abogada a los 23 años, en el estudio jurídico de mis padres, los primeros casos de los que me ocupé fueron conflictos de familia, desde una tenencia, un reclamo por alimentos, situaciones donde la niñez estaba comprometida para poder desarrollarse integralmente.
–¿No la frustra el hecho de que aún persistan los problemas relacionados a los niños
–La situación de la niñez es una agenda infinita. Solucionás una situación y aparecen muchísimos otros casos. La Argentina ha asumido enormes desafíos. Trabajé sobre la Ley de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes, que es un logro paradigmático. Queda claro que uno no puede ser indiferente a este tema. Uno entrega todo su esfuerzo y conocimiento para aportar su granito de arena.
–¿Qué significó para usted convertirse en madre?
–En mi vida, la llegada de mis hijos fueron explosiones de amor. Juani llegó a mis 40 y Alfonso a mis 50, así que ¡Imaginate! Con ambos trabajé mucho y coincidió que en ambos nacimientos estaba ejerciendo como senadora de la Nación. Fueron dos momentos muy distintos y especiales de una intensidad importante para mí. Es difícil de definir pero te atraviesan la vida y te abrazan el corazón con un amor desconocido. La maternidad es una nueva forma de amar infinita.
–¿Qué diferencias encuentra entre cada una de sus maternidades?
–Con “Juani” fui mamá canguro. La llevaba mucho al Senado porque la amamantaba y tenía que cuidar esos espacios privados entre ella y yo. Andaba de brazos en brazos, todos la venían a saludar, y era la única bebita que daba vueltas por esos pasillos. Cualquier de los empleados que me ve en el Congreso me preguntan por ella. Hoy es una señorita increíblemente bella, es mi inspiración a ser mejor persona cada día, no sólo mejor mamá. Es una bendición. Me mostró que había un amor distinto, que no conocía. Esa es Juani, a quien amo sin parar.
–¿Y Alfonso?
–Y Alfonso es mi tesoro, un pedacito del alma, así le digo. Es mi homenaje a la vida. Quedar embarazada a los 50 años es una bendición y un desafío. Lo cuento porque ayuda a muchas mujeres a dar un pasito, siempre me paran y me preguntan aquellas mujeres que tienen que decidir la maternidad a una edad como esta. Tenemos una lista de preguntas antes de tomar esa decisión. Por eso cuento que me animé y salió todo bien y hoy Alfonso es el tesoro. Cada uno de mis hijos, con su mirada y su manito, me regalan las ganas de vivir cada día. Son el sol de cada día.
–¿Cuánto la cambió la maternidad?
–Ser mamá me dio vuelta las prioridades. Ellos están primero en muchos momentos del día y en la decisión de cada pequeña cosa. Soy muy mamá gallina, siempre pensando en qué comen, si tienen frío, qué leemos, y de ocuparme. Me gusta estar con ellos, me divierten y aprendo. La vida en familia es mi regalo del cielo, mi gran tesoro. Siento que este es el lugar en el que quiero estar ahora. A veces uno se enoja y está cansado, las lógicas de la vida, pero saber apreciar y valorar cada día tiene su sabor especial.
–¿En qué momento de su vida conoció a Marcelo?
–Con “Marce” nos encontramos en el momento exacto para iniciar un camino juntos. La vida nos encontró en ese momento. Somos un equipo, hombro a hombro. Es el hombre que amo, que respeto y que admiro, con quien celebro la vida. Es el mejor compañero de vida, el que me deja volar y el que me ayuda a aterrizar. Es el hombre más generoso, es único, por eso lo amo al infinito.
–¿Cómo vivió junto a él el proceso para fabricar la vacuna Sputnik V en la Argentina?
–Con “Marce” somos un equipo y somos pares en todo. Por eso todo el tránsito del proceso para la vacuna lo llevamos juntos día a día como un gran compromiso, con una inmensa responsabilidad y una intensidad muy fuerte. Muy pocas veces en la vida uno atraviesa un proceso histórico y único como este. Entiendo que era un momento en el que había que jugarse. Marcelo dio los pasos necesarios por su compromiso solidario, porque él entendía que había que hacerlo. Ese fue el inicio. Fue un momento en el que demostramos que lo podemos hacer todos unidos en la Argentina, que pudimos tirar todos juntos como sociedad y que cumplimos el objetivo. Cada sector dio lo mejor de sí. Eso hay que destacarlo y ponerlo en valor, todos juntos tirando del carro.
–¿Cuál fue la clave de este logro para usted?
–Yo me hago eco de lo que Marcelo ya ha dicho muchas veces pero es que así lo he vivido en la familia. Tengo que destacar que tiene un gran equipo en el laboratorio. Estuvo todo puesto para aportar una solución a nuestro país, en consonancia con lo que sucedía en la Argentina, todos ofrecieron ayuda en ese momento tan difícil que nos tocaba vivir.
–¿Qué la sorprendió?
–Escuchaba cómo parte de los colaboradores del laboratorio trabajaban día y noche sin parar. Tenían familiares comprometidos, en situación de riesgo y lo que se jugaba día a día en la producción de la vacuna con la responsabilidad científica que se jugaba, fue un momento de absoluta responsabilidad y compromiso absoluto y de una entrega al trabajo para lograr lo que se logró, que es que la vacuna esté en la calle para salvar vidas.
–¿Volvería a ocupar un cargo político?
–Con respecto a volver a ocupar un cargo en la política, nunca se sabe. Yo estoy muy orgullosa del camino que transité habiendo ocupado bancas en el congreso como diputada y senadora nacional, y en el Consejo de la Magistratura. Fueron tantos años de compromiso y responsabilidad que nos dejaron grandes productos como la Ley de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes, la Ley de Matrimonio Igualitario, el abordaje integral de la Dislexia. Logramos que algunos ejes temáticos pudieran ser ley en la Argentina y dar derechos a los que no los tenían.
–¿Qué planes tiene a futuro?
–Planes tengo siempre porque soy inquieta. Siempre tengo la cabeza funcionando y tengo ilusión, no digo nada todavía porque estoy decidiendo. Enfrentar el proceso que venga con alegría y con el acompañamiento de esta familia que disfruto cada día.