Nico Vázquez y su esposa Gimena Accardi tenían mucho que contar en el living de Susana Giménez, entre ellas cómo fue el casamiento entre Lionel Messi y Antonela Roccuzzo, al que estuvieron invitados. Pero durante el programa, el actor recordó a su hermano Santi Vázquez, quien falleció en Punta Cana de manera inesperada a fines de 2016, con tan solo 27 años.
Tras confirmarse en la autopsia que Santi presentaba una miocardiopatía hipertrófica, dijo conmovido: “Era tan grande lo que tenía San que podía haber vivido hasta los 6 años. Podía haber ido a un trasplante sí o sí porque tenía un corazón de un hombre de 85 años”. Y después mencionó que toda la familia debió realizarse estudios para descartar la presencia de esta cardiopatía.
¿Qué es exactamente la miocardiopatía hipertrófica? El doctor Miguel González, actual presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) explicó que es una enfermedad que se caracteriza por el engrosamiento de las paredes del músculo cardíaco. Por consecuencia, el órgano tiene buena fuerza, pero deficiencia para trabajar. Si bien es “es relativamente frecuente y por lo general no es grave, en los casos más complicados, que son los menos usuales pero los más conocidos, puede ocurrir muerte súbita, es decir, que un individuo en aparente buen estado de salud fallezca al término de una hora o antes tras sentirse mal”, detalló.
González, quien también es jefe de la Unidad Coronaria del Sanatorio Finochietto, indicó que los pacientes de alto riesgo tienen un 6% de chances de una muerte súbita en los siguientes cinco años, mientas que los de bajo riesgo, un peligro menor al 4% para ese mismo período. Por tanto, en los casos más graves, un individuo puede fallecer a edades tempranas. En cambio, si la enfermedad se detecta a edades avanzadas, se supone que se está frente a una persona con bajo riesgo.
¿Pero cómo se sospecha de una miocardiopatía hipertrófica? Si bien puede no presentar síntomas, González detalló que los pacientes llegan o por un antecedente familiar de muerte súbita, por falta de aire al hacer ejercicio, dolores en el pecho ante el esfuerzo o pérdida de conocimiento (síncopes), que ocurren por caída de presión o por una arritmia.
Para determinar qué tipo de riesgo tiene el consultante, lo primero que se le hace es un electrocardiograma y el diagnóstico se termina de confirmar con un ecocardiograma, donde se visualiza el engrosamiento de las paredes cardíacas. Otros exámenes que se solicitan son ergometrías, colocación de un holter y en menor grado, resonancias magnéticas.
“Con estas pruebas estratificamos a los pacientes en bajo, mediano y alto riesgo. Si en estos estudios no se evidencian irregularidades, se dice que el individuo es de bajo riesgo. En cambio si vemos que el corazón es grueso, si en el holter hallamos arritmias graves, si ante las pruebas de esfuerzo al paciente le baja la presión y si las resonancias detectan fibrosis extensas, el cuadro es más delicado”, explicó el presidente de la SAC.
De acuerdo con el médico, rara vez los afectados, incluso los graves, van a requerir un trasplante. Cuando se identifica a un individuo con alto riesgo de muerte súbita se le coloca un dispositivo llamado desfibrilador implantable “que en caso de arritmia letal, produce un choque eléctrico que saca al paciente de ese estado”. Si el riesgo es intermedio, se administran medicamentos, y cuando la persona sigue presentando síntomas, “se le indica una cirugía a cielo abierto para realizar un recorte del músculo que está de más”.
“El 60% de los casos, esta enfermedad es hereditaria, mientras que en el otro 40% no se llega a conocer una herencia desde primer grado. Pero sin duda, es un desorden genético e incluso los pacientes más graves tienen mutaciones”, concluyó González.