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ACTUALIDAD 18-12-2021 12:57

La Princesa Amalia, la heredera del Trono de Guillermo y Máxima Zorreguieta

"No hay escuela para ser Reina", afirmó la futura monarca de los Países Bajos. Galería de fotosGalería de fotos

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amalia | guacamouly.com

Se preparó toda su vida para este momento. Desde pequeña recibió un trato especial, aunque sus padres, el rey Guillermo (54) y Máxima de Holanda (50) jamás hicieron diferencias entre sus tres hijas. Pero Amalia Catalina Beatriz Carmen Victoria de Orange sabía lo que para ella tenía escrito el destino y la Constitución de los Países Bajos. Y finalmente llegó el día. El martes 7 de diciembre hubo un desayuno especial en el palacio de Huis Ten Bosch con un improvisado coro familiar que entonó el tradicional “¡Van harte gefeliciteerd met je verjaardag!”. Cuentan que Amalia se emocionó y no pudo evitar alguna lágrima como una dulce despedida de sus días de adolescente sin grandes preocupaciones. Oficialmente, para la Casa Real de Orange y para su pueblo, comienza un camino que un día, la llevará al trono que hoy ocupa su padre y que antes lo hizo su abuela Beatriz (83). Al día siguiente arrancó con su agenda oficial, tal como  la mostró guacamouly.com, que la llevó al Consejo de Estado que se reunió en el Palacio Kneuterdijk, que es el organismo más importante del Gobierno y del Parlamento. 

Como indicaba el protocolo, Amalia llevó un vestido de crépe de gasa azul marino con estampado de flores en blanco, escote V y volados en la falda, el modelo Naomi de la firma holandesa LaDress, de 259 euros, que completó con tapado y stilettos de 10 centímetros. En composée con su padre, de impecable traje azul, la princesa hizo su entrada al solemne salón del brazo del Rey y cuentan que a Máxima se le escapó la primera lágrima de emoción. Unos pasos detrás de su marido y de su hija mayor, la Reina impactó con un abrigo/vestido en fucsia, de Natan, de corte cruzado que marcó con cinturón y que completó con stilettos Gianvitto Rossi, sobre, guantes y pamela de Fabienne Delvigne, en bordó.

Finalmente llegó el momento esperado y, con una firmeza que llenó de orgullo al Rey, Amalia pronunció su primer gran discurso. “Me doy cuenta de lo poco que sé sobre las tareas del gobierno… Gracias presidente, si puedo llamarlo así por una vez, por tus cálidas palabras  –dijo mirando a su orgulloso padre-. Repito lo que pronunció mi abuela aquí, en 1956, durante mucho tiempo me consideraré su alumna e intentaré, consciente de mi responsabilidad, ser una buena estudiante”, expresó en honor a la ex Reina Beatriz cuando vivió la misma experiencia ya que se encuentra aislada por el coronavirus. Hubo aplausos y emoción. Un poco más distendida, luego aseguró: “No hay escuela para ser Reina, como la hay para ser panadera o abogada. No se estudia para ocupar un trono. Por eso hay que mirar al pasado. Pero también hay que ir con los tiempos. Y yo intentaré dar mi propia interpretación…”

   Más tarde realizó sus primeras fotos oficiales en el Salón de Orange, con un vestido estampado animal print con rayas y motas en dorado que completó con stilettos Gianvito Rossi, de 10,5 centímetros. Que luego cambió por uno borgoña con un mensaje en su colgante con la letra A, de See Me, ya que fue realizado en Túnez por mujeres víctimas de violencia. Para cerrar su agenda del día, Amalia cumplió con la tradición de plantar una lima real en el jardín de Huis Ten Bosch. Con la Gran Cruz de la Orden del León de los Países Bajos y la Orden de la Casa del León Dorado de Nassau que le otorgó su padre como su propio estandarte real a partir de ahora, finalmente la princesa Amalia suspiró con la satisfacción del “deber cumplido” en su primer paso oficial rumbo al trono de la Casa Real holandesa.

 

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