La conductora, pasa la cuarentena en su casa de San Isidro y si bien espera ansiosa que esta etapa finalice pronto, Debora Plager se muestra positiva junto a sus dos hijos mellizos Maximiliano y Tomás, de 19.
Además de amarlos y sentir admiración por ellos, son cómplices y se divierten juntos haciendo ejercicios todos los días y proyectando encuentros y viajes para cuando vuelva la normalidad.
Si bien sigue trabajando en América TV, en los programas “Intratables” y “Living in américa”, por su personalidad enérgica e inquieta el aislamiento a Plager le resulta insoportable por momentos.
–¿Es tan rigurosa en su casa como se la ve frente a la pantalla?
–No, definitivamente no. En mi casa me relajo, dejo lugar a la torpeza, la distracción y la vulnerabilidad. Lo opuesto a lo que pongo en juego cada día en lo profesional, donde la rigurosidad y la exigencia siempre están en primer plano.
–¿En qué ocupa su tiempo libre?
–El tiempo libre en época de pandemia se ha resignificado. Ahora estando más en casa tengo la sensación de haberme retrotraído en el tiempo y verme reflejada en la vida doméstica de mi abuela en mi infancia. Lo digo por el lugar relevante que pasó a ocupar la limpieza, el olor a lavandina o alcohol, el cuidado en la higiene de los chicos y toda la familia. Preocuparse por la alimentación saludable y casera.
–¿Cambió su rutina a partir de la cuarentena?
–Mi rutina no cambió demasiado, sólo que ahora todo lo hago en casa, salvo ir a trabajar al canal. Además de mi obsesión cotidiana por la lectura de los diarios y las noticias. Dos o tres veces por semana tengo reuniones con fuentes que aportan a mi trabajo. Antes eran charlas de café en despachos de gobierno o legislativos, tribunales, reuniones con empresarios, referentes del oficialismo y la oposición. Ahora todo fue reemplazado por contactos a través de alguna plataforma digital. Si bien se pierde algo de la intimidad del cara a cara, sigue siendo importante para mí a la hora de tener información propia para mi trabajo en la tele o en el diario.
–¿Cómo se lleva con el aislamiento?
–La verdad no sé si lo llevo muy bien. A esta altura te diría que es de un agotamiento por momentos insoportable. Creo que no tiene que ver con la multiplicidad de tareas en sí, sino con los efectos psicológicos que tiene en gran parte de nosotros el confinamiento y el miedo a enfermarse. La incertidumbre de cara al futuro, no saber cuándo nuestra vida volverá a ser la que era. Si cuando todo esto pase, podremos volver a abrazarnos con nuestros afectos sin que nadie haya sido alcanzado por la enfermedad. Tener proyectos es un motor inescindible de la condición humana. Hoy mi único proyecto real y concreto es mantenerme sana y cuidar a los míos. Muy poco estimulante para una acuariana que quiere volar.
–¿Le gusta la decoración?
–Lo que busco es que los ambientes de mi casa tengan cierta calidez, clima, algo personal. En cada lugar hay objetos que tienen que ver con algo de nuestra historia. Algún viaje, recuerdos.
–¿Cómo es su rutina de ejercicios?
–Cuando empezó la cuarentena y cerraron los gimnasios me propuse no dejar de entrenar. Primero comencé por buscar elementos que no tenía. Me ayudo “Nico” de Fenix Equipment a elegir los materiales de entrenamiento que mejor se adapten en casa de acuerdo al lugar y los objetivos. Luego la clave es mi personal trainner Jackie Gleser. Comenzamos una rutina de encuentros via Zoom. La verdad está funcionando muy bien. Jackie le aporta la técnica, su enorme capacidad profesional y arma las rutinas. Ya me conoce, me entrena hace 8 años.
–¿Es una pasión que comparte con sus hijos?
–Mis hijos son mi estímulo. Ellos son súper deportistas, verlos entrenar con tantas ganas hace que no baje los brazos aún en esos días en los que no hay fuerzas. Muchas veces entrenamos juntos. Me corrigen ejercicios, quieren que levante mas peso y se divierten cuando tiro las mancuernas al borde del colapso.
–¿Extremó los cuidados al ser servicio esencial y salir a diario a trabajar?
–Los cuidados los extremamos todos. Mi marido también sale a diario a trabajar así que como todos llegamos a casa y tratamos de cumplir con todas las medidas de higiene y protocolos para cuidarnos nosotros y a nuestros hijos.
–¿Se considera una self-made woman?
–No, tuve la suerte de tener acceso a una buena educación, de ir a la Universidad, de terminar mi licenciatura. En todo caso diría que soy hija de la educación pública de la Argentina. Además, vengo de una casa de profesionales que también contribuyó a mi formación personal. Mi mamá es escritora y mi papá médico.
–¿Qué opinión tiene del rol de la mujer en estos tiempos de pandemia?
–Mirá, te diría que quedó en evidencia el enorme aporte de las mujeres en el mundo de la Ciencia. De hecho quien lidera la investigación de la vacuna de la Universidad de Oxford es una mujer, Sarah Gilbert, una científica extraordinaria, madre de trillizos.
–¿Siente que aún falta representatividad de la mujer en roles dirigienciales?
–Sí, por supuesto aún falta mayor representatividad de las mujeres en los roles dirigenciales en el sector público y privado. Se ha avanzado pero aún no hay paridad.
–¿Por qué eligió el Periodismo?
–Siempre me apasionó el mundo de la comunicación y las noticias. Tiene una adrenalina única. Siempre fui curiosa y desafiante de los poderes instituidos.
–¿La motivó la vocación de servicio familiar ligada a la Medicina?
–No, creo que la vocación de servicio de los médicos, como mi padre y mi hermano, es súper relevante. Su actividad es sin duda más trascendente que la mía, sólo que menos visible. La paradoja es que en la Argentina tenemos los mejores médicos, con una capacidad profesional equiparable al resto del mundo, pero probablemente de los peores pagos. Mi padre y mi hermano tienen una vocación por la Medicina que yo pocas veces conocí. Son admirables.
–¿Qué evaluación hace de su presente profesional?
–Me encanta lo que hago tanto en “Intratables” como en “Living in America”. “Intratables” tiene un vértigo muy particular, allí se puede jugar con la rigurosidad de la información pero también un poco con el humor y la ironía. El debate siempre enriquece. “Intratables” me define también en mi interacción con el otro. En “Living in America” al jugar el rol de la conducción me permito más la escucha y el diálogo. Es un horario el del domingo a la noche más para la reflexión y el análisis. En mis columnas de opinión en el diario El Cronista puedo volcar todo aquello que la instantaneidad de la televisión en vivo muchas veces no permite. Si bien soy muy rigurosa con la información y los datos de mis columnas trato de conjugarlo con la calidad de la escritura. Allí seguramente mi madre escritora habrá dejado aunque más no sea una parte ínfima de su enorme talento literario en mi.
–¿Siguen su trabajo sus hijos?
–A mis hijos les gusta mi trabajo. Lo siguen. Más “Maxi” que “Tomi”. “Maxi” me comenta los programas, me hace devoluciones y propuestas sobre los temas de actualidad. “Tomi” no me mira tanto en la tele pero se pone súper orgulloso cuando alguien le habla de su mamá periodista. Los dos son hijos maravillosos. Son mi orgullo. Me ayudan un montón en todo. Aunque cueste creerlo por su edad y el cliché típico de los varones adolescentes, se ocupan de muchísimas cosas en casa. Son buenas personas, estudian ambos su primer año en la Universidad. Tomás Licenciatura en Nutrición y Maxi Economía. Como es muy emprendedor ya tiene su página de e-commerce.
Les encanta el deporte. Hacen mucha actividad física y comen súper saludable. Son demasiado perfectos para ser mis hijos (risas).
–¿Le gustan las motos también?
–Antes de la pandemia con José Luis (Pagano) habíamos planeado un viaje en moto al Norte Argentino. Pensábamos recorrer la Puna Catamarqueña. Espero que pronto esto pase y podamos concretar nuestro sueño.