Cuando el jueves 15, por la noche, “¡al fin!” estuvieron solos, se miraron a los ojos y no lo podían creer. Repitieron una frase que es muy de ellos, esa que usan como un talismán frente a cada realización de un sueño: “¡Qué bien lo estamos haciendo!”, se dijeron Luis Novaresio (57) y Braulio Bauab (54), quien hasta ese mediodía y desde hace dos años había sido el novio del periodista. Ahora, “al fin solos” se miraron y lloraron, porque ya eran esposo y esposo. Finalmente se habían casado y su amor se veía solidificado tras un ritual de ensueño. “Yo estaba absolutamente ansioso, nervioso, si bien en lo personal no oculté la fecha del matrimonio, no la hice expresa hasta ese mismo día. Me perturbaba la idea de que mis compañeros de trabajo fueran a cubrirlo, algo que te da mayor tensión. Pero por lo demás fue divertido, elegimos la ropa juntos, los anillos, quiénes podían entrar al Registro Civil. Hasta invocamos a la Pachamama para que no lloviera”, dice a CARAS el conductor de “Debo Decir” (América). A su lado, emocionado, el empresario inmobiliario cuenta detalles de cómo se decidieron a casarse. “Luis me lo pedía hace más de un año. A mí las decisiones tan importantes me llevan un poco más de tiempo, doy más vueltas para madurarlas. Soñábamos con hacer una gran fiesta. A mí me gustan las grandes celebraciones, me encanta bailar, pero tomé conciencia de que esa posibilidad no existía por la pandemia. Igualmente sentí que quería dar este paso tan importante. ‘Bueno, casémonos ahora, hagamos algo sencillo y concretémoslo’, dije. Conseguí turno para el 15 de julio, que era el día en que se celebraban los 11 años de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario. Fue una hermosa casualidad”, afirma Braulio.
Luis Novaresio asegura que esa fecha fue un hermoso símbolo. “Fue como una señal. Cuando nos enteramos nos pareció que estaba re bueno, y cerraba el capítulo de dos señores que a lo largo de su vida habían dicho: ‘No al Matrimonio’, y esa coincidencia parecía como un broche de encuentro en esta decisión de querer casarnos por habernos encontrado”, agrega.
Mediodía del 15 de julio, Registro Civil de la calle Uruguay. Luis y Braulio llegan elegantísimos a cumplir con su sueño. Los dos vestidos by Rochas: Novaresio con un ambo azul oscuro, con una corbata lisa. Bauab con un traje azul más claro, una corbata jaspeada y un sombrero tipo bombín by Compañía de Sombreros. Los dos con zapatos de Federico Marconcini (No dejaban de elogiar a Natalia Repetto, su asesora de vestuario). Los anillos, by Simonetta Orsini, eran de oro rosado, inspirados en el modelo de Cartier, pero en vez de los tradicionales “tornillos” que acompañan el diseño, la pareja puso las iniciales de uno y otro. Los dos llegaron acompañados por Vera (3), vestida por Pioppa Total Look, la hija que Braulio comparte con Virginia Laino (45), mujer con la que decidieron “dar a luz” sin haber sido pareja, en un ejemplo de “Coparentalidad” (una mamá y un papá).
A Luis y Braulio los casó el Gerente del Area, doctor Pablo Feito. “Fue muy cordial, nos contó los derechos y las obligaciones del matrimonio, mientras yo de manera ininterrumpida no paraba de llorar (Risas)”, cuenta Novaresio. Bauab continúa: “Yo la elegí como testigo a Virginia Laino porque, además de ser la madre de mi hija, es una amiga muy querida”. Por su parte, el conductor de “Novaresio en la Red” y columnista de Infobae, comenta: “Yo lo elegí a Silvio Rodríguez porque es un amigo queridísimo. Lo conocí hace dos años, en su cumpleaños, y tuve la intuición de que íbamos a ser amigos muy próximos y queridos”. La dulce Vera fue la encargada de darles los anillos durante la ceremonia de casamiento, y Clara, la mamá de Braulio, pronunció unas palabras muy profundas. “Es un personaje maravilloso, dijo que estaba feliz de celebrar un acto de la diversidad, en contra del odio por lo distinto. Y expresó que sentía que estaba en una ceremonia de puro amor”, comparte Novaresio refiriéndose a su suegra. Y cuando el Juez les pidió que cada uno diga porqué eligió casarse con el otro, Braulio tomó la palabra: “Yo lo elijo a Luis porque lo amo, porque con él siento que puedo ser yo mismo, ser auténtico. También lo elijo porque siento que entregarse a otra persona en el amor tiene que ver con perder algo de la libertad absoluta. Y me di cuenta de que yo quiero perder algo de esa libertad, para que entre los dos construyamos algo superador.”
En la entrevista con CARAS, Luis recuerda qué expresó en ese momento durante el casamiento, segundos antes de emocionarse y largarse a llorar. “Dije que lo elegía a Braulio porque es el amor de mi vida, porque me hace mejor persona, porque me divierte un montón, y porque es todo lo profundo, apasionado e inmanejable que es la felicidad”. Ambos reconocen que salir con la emblemática Libreta Roja en la mano fue muy fuerte. Y hacen un balance de lo que experimentaron durante el casamiento. “Me emocioné mucho con posterioridad, cuando tuve una de mis sesiones de psicoanálisis. Ahí descargué toda mi emoción, lloré en una especie de recapitulación de toda nuestra historia de amor”, afirma Braulio. Luis se diferencia: “Yo en cambio lloré de manera ininterrumpida desde las once de la mañana que me empecé a cambiar, hasta las seis de la tarde que se fue la familia del almuerzo que hicimos”. Al salir del Registro Civil, tras dar el esperado: “Sí, quiero”, a los recién casados los estaban esperando amigos y familiares que le arrojaron una gran cantidad de arroz, como dicta la tradición. Varios móviles de TV lo estaban esperando a Novaresio, quien hizo algunas declaraciones que salieron en vivo. Luego, los novios volvieron al edificio donde viven y allí comenzó un almuerzo familiar muy íntimo, realizado en un área común y al aire libre. El menú incluyó bagels de salmón ahumado, pan de nuez con queso brie, tomates secos y pesto, y cucharitas de semillas con queso azul y peras acarameladas. Luego una bandejeada de bocaditos calientes, triangulitos de queso brie con cebollas caramelizadas, cazuelas de lomo con hongos y champiñón con mil hojas de papa, y unas tartitas de calabaza y tomates con ensalada de rúcula y parmesano. Para el brindis, una torta de chocolate con almendras, decorada con la figura de los novios en porcelana fría. La mesa dulce ofreció finger cakes, macarrons, pinchos de fruta, shots de mousses y algunos postres típicos judíos como Mamul, Baklava y Leicaj de miel.
Una de las hermanas de Braulio, Adriana (Psicoanalista) estuvo presente en el almuerzo, mientras que su otra hermana, Andrea (Dramaturga y Escritora), condujo la bendición y celebración desde Israel, donde reside, de manera virtual. Cuando la conductora apareció en la pantalla gigante, Vera se anticipó a tomar el micrófono y “competir”, improvisando una simpática conducción que incluyó dos afirmaciones que provocaron ternura y aplausos. “Ahora ya somos familia, mi mamá, mi papá y Mi Luis”, afirmó. Y luego aclaró: “Y estos nuevos anillos son de oro rosado, no como los otros”, refiriéndose con su inocencia a los anillos de compromiso que eran de plata.
Uno de los momentos más emocionantes y a la vez divertidos fue el antiguo ritual judío que protagonizaron los recién casados.“Los dos pisamos y rompimos una copa, acto que representa los malos momentos que atravesó el pueblo judío y también nosotros, como pareja gay, para dejar atrás las dificultades y que haya instantes de felicidad y celebración”, explica Braulio, destacando la buena música que luego pasó el DJ, Nicolás. A su lado, Luis completa: “Cada vez que se conforma un matrimonio judío se rompe una copa en recuerdo de la destrucción del gran templo de Jerusalem. Es una tradición que recuerda que, aún en ese momento tan feliz, se debe recordar que hay momentos amargos”. Después sonó la música clásica judía Hava Nagila Hava, canción de celebración cuyo título significa “Alegrémonos”. La ambientación estuvo a cargo de FZ Eventos: se eligió una paleta de colores neutra, utilizando la gama del beige y ocre. Las texturas utilizadas fueron la gasa y el nobuck. Los arreglos florales acompañaron el marco de la deco con la sutileza de las flores blancas y verdes. En un marco cuidado con los protocolos establecidos por la pandemia, se planteó una distribución de invitados utilizando los espacios exteriores y solo familiares directos (dentro de un espacio doblemente ventilado), con muy pocas personas por mesa. La coordinación estuvo a cargo de Flavia Zimmerman.
A las 16:00 horas terminó el almuerzo familiar y comenzó el Zoom con invitados virtuales, realizado en el Salón de Usos Múltiples del edificio. En le pantalla se veía las caras de Isabel Macedo, Juan Manuel Urtubey, Andrea del Boca, Mirta Busnelli, Graciela Alfano, Aníbal Fernández, Luis Juez, Mario Negri, el Intendente de Rosario Pablo Javkin, la ex intendenta Mónica Fein, Viviana Fein (Fiscal de la Causa Nisman), Roberto Moldavsky, Viviana Canosa, Claudia Villafañe, Coco Sily, Liliana Parodi… “Entre que yo no veo nada y que estábamos lejos del monitor, se hizo complejo. Al final nos acercamos más y descubrí caras que nunca me imaginé que estaban. Contratamos a una profesional que se dedica a hacer esto (congresos, eventos, seminarios online) que es Cecilia García Conto, quien nos explicó cuáles eran los requerimientos. Se mutearon a todos los invitados, salvo a la anfitriona, Andrea, la hermana de Braulio, que condujo desde Israel”, dice Luis.
Entre los regalos que recibieron los novios, está un cuadro de Mario Gurfein que les mandaron sus amigos Mónica y Rubén Cherniajovsky, y Guido Llordi. También muchos clientes de Braulio Inmuebles, la empresa del esposo de Novaresio, participaron del Zoom y enviaron obsequios.
Ambos aseguran que, por la pandemia, no van a tener Luna de Miel. Al menos por el momento (Acaban de llegar de un miniviaje a Estados Unidos donde aprovecharon para vacunarse). Dicen que cuando se pueda, harán una gran fiesta presencial.
Braulio confiesa que presentar a Luis como su esposo tiene una fuerza muy especial. “La palabra ‘esposo’ tiene entidad, contenido. Claro que noto la diferencia por el hecho de estar casado. Estamos en el marco de la ley, vivimos en una cultura que le da importancia al matrimonio como figura jurídica. Y eso me importa”, comenta. Novaresio interviene: “Durante años yo repudiaba el peso de las formas y las tradiciones, y hoy me di cuenta de que es muy hermoso participar libremente de estas ceremonias. Me encanta decir: ‘Mi esposo’. Ya lo presenté varias veces diciendo: ‘Mi esposo’... y juro que hasta me excita (Risas). Así que cuando el día del casamiento, por la noche estuvimos: ‘¡Al fin solos!’, nos dijimos: ‘¡Qué bien lo estamos haciendo!’. Y después tuvimos sexo apasionado... (Más Risas)”, concluye el periodista.