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José Valosen revela cómo fue trabajar para Dior: “Los maestros italianos me enseñaron todo”

El diseñador compartió un recorrido por su formación, marcada por la influencia de artesanos europeos y una entrega absoluta al oficio.

En una conversación profunda con Héctor Maugeri para +CARAS, José Valosen revivió los años que definieron su identidad profesional. Recordó con templanza, como quien conoce el valor de cada paso dado en silencio, y confesó que la sastrería nunca había sido un oficio elegido al azar, sino una vocación que lo había llamado desde muy joven. También afirmó que trabajar para Dior había sido la experiencia que terminó de moldearlo.

José Valosen y un origen marcado por la observación

Valosen creció en un hogar donde los oficios manuales eran parte del día a día. Su madre cosía con dedicación y, sin saberlo, le transmitió la paciencia que hoy distingue su trabajo. Desde la adolescencia descubrió que observar era su manera de aprender el mundo. Esa mirada aguda lo empujó a buscar un universo donde el detalle fuera protagonista. Antes de llegar a Dior, pasó por casas de moda tradicionales donde aprendió las bases del calce y la importancia de la escucha. Entendió que cada cliente traía una historia corporal que merecía ser interpretada con respeto.

José Valosen en +CARAS

Esos primeros años lo prepararon para desafíos mayores. Pero nada se comparó con lo que vivió al cruzar las puertas del legendario local de Florida 832. “A mí me apasionaba la sastrería”, contó. “Yo escuchaba cómo hablaban con el cliente, cómo explicaban y, sobre todo, cómo el maestro escuchaba al cliente”. Esa sensibilidad, dice, fue la llave que le abrió la puerta al verdadero oficio. “Ahí entendí que la escucha es la base de todo”, subrayó.

José Valosen y su paso por Dior

“Cuando empecé a trabajar en Dior, en el primer local frente a Harrods, ahí estaba todo”, rememoró con emoción contenida. El salón funcionaba como un pequeño santuario donde cada movimiento tenía sentido. Los referentes llegaban desde Francia y los sastres eran todos italianos, dueños de un oficio transmitido de generación en generación. Valosen encontró en ellos a los maestros que buscaba.

Su aprendizaje se desarrolló de manera casi ritual. Se paraba en el probador, frente al espejo, para escuchar cómo los maestros dialogaban con el cliente. Observaba cómo explicaban cada detalle de una prenda y cómo, sobre todo, sabían escuchar antes de actuar. “Ellos me enseñaron todo”, resumió, con la gratitud de quien reconoce una herencia invaluable.

José Valosen y Héctor Maugeri

José Valosen: “El espejo es el maestro”

Con el tiempo, aquello que absorbió en Dior se convirtió en su propio método de trabajo. “Cuando construís una prenda es como hacer una obra de arte”, afirmó, convencido de que la sastrería es una disciplina que trasciende la técnica. En su atelier conserva los clásicos espejos 360 grados, porque cree que “el espejo es el maestro”. Allí el cliente se ve tal cual es y comienza la verdadera conversación.

Sus prendas se confeccionan totalmente a mano, desde el molde patrón hasta la última puntada. Toma las medidas “como si sacara una foto”, una imagen precisa que luego reconstruye frente a la computadora. Lo acompaña un equipo de artesanos con décadas en la industria y una sensibilidad afín. “La moda es arte”, concluyó, con la certeza de quien vive su oficio como una expresión profunda.

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