El crudo relato de cómo Julieta Prandi salió de la oscuridad de su ex matrimonio
La actriz de "Atrapados en el Museo" dice que hoy se cuida para que nadie vuelva a hacerla sufrir.
Vientos de cambio atraviesa en su vida Julieta Prandi (38). La modelo y actriz transita una etapa en donde todo se resume en una palabra: reencontrarse. Reencontrarse consigo misma, con los afectos, con la gente que le hace bien, priorizando el cuidado personal en la búsqueda de dejar las heridas atrás y comenzar a sanar de una vez por todas.
En ese marco de profunda reflexión y de valorar los silencios, la inmensidad del Valle de Punilla parece aportar un complemento ideal. Allí, donde se funden las tonalidades verdes de las sierras con la tranquilidad del agua de los lagos, Prandi dialogó con CARAS y contó cómo vive este presente que la encuentra en Carlos Paz como protagonista de “Atrapados en el Museo”, la comedia más vista del verano.
“La distancia de Buenos Aires me sirvió mucho. Pude frenar un poco el ritmo de la ciudad, de la locura que fue 2019; un año de tantos cambios que tuve que vivir… Terminé con mucho estrés y alejarme de todo eso me hizo bajar un cambio. Si bien estoy trabajando y no me puedo relajar cien por ciento, no es el ritmo de la gran ciudad”, cuenta Julieta con tono pausado. Y respira hondo para aclarar: “Sin embargo extraño mucho Buenos Aires. Ahí tengo amigos, gente muy querida y no verlos por dos o tres meses también se siente”.
En la villa serrana, Prandi recibe de manera permanente a sus hijos, Rocco (4) y Mateo (9). “Ellos son mis dos milagros. Lo mejor que hice en mi vida. Amo tenerlos aquí, disfrutando de este lugar con ellos y sin dudas son quienes me dan mucha fuerza para salir adelante”, destaca la artista, cuyo tono de voz cambia cuando se refiere a la dura historia que le tocó vivir con su ex marido, Claudio Contardi.
“El dolor está ahí, latente. Para poder avanzar, de vez en cuando, uno debe mirar para atrás y es cuando aparece de manera frecuente una especie de ‘flashback’ o recuerdo doloroso. Esas son las cosas que te marcaron. Se golpeó mucho mi autoestima, la confianza en mí... En algún momento dejé de escucharme, de cuidarme, y llegué a un lugar donde me sentí perdida”, narra Prandi con la voz entrecortada.
“Hoy el trabajo es reconstruir mi confianza, mi amor propio, cosas que fueron menospreciadas o maltratadas. Apunto a eso y creo que después de un año lo he logrado. Yo decidí salir de ese lugar tan oscuro y cuando decido algo, lo hago. Estoy muy contenta con mi realidad actual. Me siento más mujer, más mamá, más creativa, más profesional…”, remarca con orgullo. “Estoy en un momento de disfrute y hoy me cuido para que nadie más me vuelva a hacer sufrir. Uno aprende en la vida y tengo memoria. Intento no equivocarme, no repetir un montón de cosas, principalmente para cuidarme a mí misma. Sé que en la vida el sufrimiento es inevitable, pero este es un momento en el que quiero sufrir lo menos posible”, admite.
—¿De qué manera trabaja ese cuidado personal?
—Lo trabajo desde un lugar sano, buscando hacer cosas que me gustan como la escritura, la cerámica o el entrenar que me da una descarga muy linda. Tengo ganas de bailar, de empezar boxeo, disfrutar de la soledad, saber qué cosas te hacen bien, elegir a las amistades y alejarte de la gente tóxica que no tiene la misma energía que vos. Sentí que era tiempo de cambiar, de sumar gente positiva y de que todo lo que no aportara algo, sacarlo de mi vida.
—¿En ese marco de sumar gente que le hace bien entra Guido Sardelli, su actual pareja?
—Creo que sí. Ambos nos sentimos muy bien con esta relación, aunque hace poco que nos conocemos. Estoy tranquila y disfrutando de este momento. Lo importante cuando uno comienza a conocer a alguien es tener cosas en común y en este caso somos dos personas que conectaron y que tienen una mirada muy similar de la vida. Si bien tenemos carreras distintas, ambos empezamos muy chicos y, de pronto, tuvimos mucho éxito de joven, algo que en un punto nos conecta. Estamos acostumbrados al vértigo que genera el éxito. Yo soy modelo desde chica y a los 18 años explotó todo con el sketch con Guillermo Francella. Al poco tiempo tuve un programa propio en Perú, país al que quiero con el corazón y también en donde me siento muy querida. Fue una carrera muy fuerte, que me dio muchas alegrías y muchos reconocimientos, pero que me alejó de mi familia. A Guido le pasó algo parecido, pero desde el lado de la música.
—¿Le duelen las críticas en las redes sociales?
—No me molesta en lo más mínimo lo que la gente opine en las redes sociales. Soy consciente de que no le puedo caer bien a todo el mundo y considero que la envidia está en todos lados. No hay mucho para hacer frente a eso. Escucho las críticas constructivas y las otras, aquellas que son pura maldad, las dejo de lado, prefiero no prestarles atención.
—¿Cuáles son los proyectos para 2020?
— Una vez que termine la temporada me sumo a “Sarasa”, junto a Mariano Peluffo, en “La 100”. Un programa que irá de lunes a viernes y que va a ser mi debut en este formato radial. Hacerlo en la radio más escuchada del país, para mí es un honor y puedo contar que es un proyecto que lleva mucha planificación y estamos en esa etapa; pensando, armando nuevos formatos. Soy una apasionada del trabajo, sea lo que sea. Modelando, actuando, conduciendo, en una pasarela o arriba del escenario... A mí me divierte mucho trabajar. En Carlos Paz estoy en una obra que tiene un éxito rotundo y un elenco maravilloso con el que compartimos mucho tiempo juntos. Vamos primeros, la gente nos demuestra su cariño y es una bendición. En lo que tiene que ver con el aspecto profesional de mi vida no me puedo quejar porque en el último tiempo he tenido muchas propuestas laborales.
—¿Le ofrecieron estar en el “Bailando…”?
—Sí, pero no lo voy a hacer. En principio porque no tengo tanto tiempo y para el “Bailando” necesito un entrenamiento y tiempo de ensayo. A eso debería sumarle todos los programas y los desfiles. No sé si quiero colapsar toda mi vida con tiempos y exigencia de horarios, sino que quiero estar más con mis hijos. Además, a nivel exposición, el “Bailando” es una gran vidriera y genera un montón de cosas porque es el show número uno de la televisión, pero también tiene un lado agridulce que es el de las peleas, los roces y, justamente en esta etapa de mi vida, estoy en un momento en el que no quiero pelearme con nadie.
Fotos: Sebastián Hernández.
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