Qué pasó entre Charlene de Mónaco y Carolina de Mónaco: Andrea Casiraghi en el medio
La ambición, frustración y planes dañados, fueron un caldo de cultivo para la mala relación que existe entre las royals.
Desde la llegada de Charlene al principado de Mónaco, su relación con Carolina de Mónaco ha estado marcada por tensiones y rumores. Lo que en un principio parecía una complicidad entre cuñadas, rápidamente se transformó en una hostilidad evidente, donde el hijo mayor de la princesa, Andrea Casiraghi, ha jugado un papel clave en las disputas familiares.
El príncipe Alberto II fue, durante años, uno de los solteros más codiciados de Europa. Sin embargo, la presión para casarse y asegurar un heredero siempre estuvo presente. Tras conocer a Charlene en las Olimpiadas de Sídney en 2000, la pareja hizo pública su relación en 2009, culminando en una boda en 2011.
Qué pasó entre Charlene de Mónaco y Carolina de Mónaco, y por qué Andrea Casiraghi está en el medio del escándalo
Carolina de Mónaco, hija primogénita de Raniero III y Grace Kelly, asumió gran parte de las responsabilidades oficiales tras la muerte de su madre en 1982. Durante años, desempeñó el rol de “princesa provisional”, representando al principado en numerosos compromisos mientras su hermano permanecía soltero. Según rumores, incluso existía la intención de Raniero de encontrar una forma legal para que ella pudiera sucederle en el trono, dada su dedicación y habilidades.
Este protagonismo de Carolina se vio amenazado con la llegada de Charlene. La nueva princesa consorte tomó el lugar central que había ocupado durante años, lo que desencadenó una tensión palpable. Pero más allá del protagonismo, ella tenía un deseo aún más profundo: que su hijo mayor, Andrea Casiraghi, heredara el trono.
Durante mucho tiempo, Andrea Casiraghi fue considerado el posible heredero del principado, dada la soltería prolongada de Alberto. No obstante, el matrimonio del príncipe y el posterior nacimiento de los gemelos Jacques y Gabriella en 2014 rompió con estas expectativas.
Los hijos de Alberto pasaron a ocupar el lugar prioritario en la línea sucesoria, desplazando a Andrea y frustrando los deseos de su madre.
Este cambio en el destino de Andrea exacerbó la tensión entre Carolina y Charlene. Aunque públicamente mantenían cierta cordialidad, las sonrisas forzadas en eventos oficiales no ocultaban la incomodidad entre ambas.
Con el paso del tiempo, las tensiones se hicieron más evidentes. Los desplantes entre Carolina de Mónaco y Charlene de Mónaco en actos públicos se convirtieron en tema recurrente en la prensa. La princesa, quien había reinado en el espacio mediático como la figura más prominente de la familia real, comenzó a mostrar su incomodidad al compartir protagonismo con su cuñada.
AM
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