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El Prinsjesdag, el tradicional "Día del Presupuesto" en los Países Bajos, es uno de los eventos más importantes del año para la familia real. Mientras el rey Guillermo Alejandro presenta las líneas generales de su gobierno para el próximo año, la atención del público se dirige tanto a la política como a los estilismos de los miembros de la realeza. Este año, sin embargo, el evento fue acaparado por una inesperada polémica: la pulsera "Ginger Ass" que lució la princesa Alexia.
La hija mediana de Máxima y Guillermo Alejandro, conocida por su carácter desinhibido y su estilo vanguardista, decidió llevar un accesorio que no pasó desapercibido. A pesar de su elegante vestido rojo de la firma belga Natan, que perteneció a su madre y que la reina había estrenado en el mismo evento hace más de 20 años, fue el detalle en su muñeca izquierda el que causó revuelo: una pulsera de tela con la inscripción “Ginger Ass”.
El gesto rebelde de Alexia en medio del protocolo real
Mientras que la princesa heredera Amalia optó por un look más tradicional, con un vestido verde esmeralda de la firma Safiyaa y una diadema de perlas de la marca Sohi, Alexia dejó claro que su estilo sigue desafiando las normas establecidas.
Alexia, que desde muy joven ha mostrado ser una princesa con un carácter fuerte y poco convencional, dejó a la audiencia dividida. Algunos elogiaron su autenticidad, mientras que otros criticaron lo que consideraron una falta de respeto hacia el evento formal.
El look de la princesa: un homenaje y una declaración
Más allá de la pulsera, el vestido que Alexia eligió para el Prinsjesdag tiene una historia interesante. Este diseño de Natan fue estrenado por la reina Máxima, en el mismo evento en 2002 y repetido en 2003. Después de dos décadas, la prenda volvió a salir del armario, esta vez para ser lucida por la joven princesa. A pesar de su aire clásico, la elección de la pulsera "Ginger Ass" le dio un toque moderno y personal al look, reafirmando la imagen de una Alexia que no tiene miedo de combinar tradición con irreverencia.
Este Prinsjesdag no solo marcó el protagonismo de las dos princesas mayores, sino que también anticipó lo que se espera para el futuro. El próximo año, la benjamina de la familia, la princesa Ariane, cumplirá 18 años, lo que significa que se unirá oficialmente a sus hermanas en este evento tan relevante para la monarquía holandesa.
