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Goldschwartz presenta sus más recientes trabajos en la Galería Palermo H en pleno centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En esta ocasión, el artista se permite reflexionar sobre sus propias inquietudes, su búsqueda estética y las líneas narrativas que persigue a partir de su proyecto artístico.
¿En qué consiste “Venus es la tierra prometida”?
Bueno, el sentido de la muestra es un artista parado en el siglo XXI, mirando la locura en la que se convirtió el mundo y tratando de expresarlo, depurando cosas de su propia historia. Mi propia historia está marcada por el exilio, marcada por el psicoanálisis, marcada por veinte años en España y también por mi vuelta a Argentina. Entonces, hay algo que está presente de manera paradójica, que es la idea de retomar la inspiración de la figura femenina en dos ámbitos: por un lado, cuando digo “Venus es la tierra prometida”, de alguna manera hay una idea de retomar la ida hacia el amor, porque vivimos en una época de una violencia extrema. Por otro lado, esa violencia extrema está muy marcada por la iglesia y por la construcción de figuras arquetípicas negativas, un poco lo que busqué es trabajar con esas síntesis simbólicas de ideas. Busco jugar con la paradoja, por eso mis cuadros tienen composiciones clásicas pero tratan temas que chirríen, hay una mirada crítica. Un poco es eso, me puedo pasar un rato largo explicando el sentido de mi simbología, pero también quiero que el espectador descifre. Quiero que a la gente le guste, pero que también se incomode, en el sentido de preguntarse: “todo esto, ¿qué quiere decir?”
Fotografía de Guillermina Raggio (@guillerminaraggio)
En esta idea de pararse en el siglo XXI, ¿hay una intención de elaborar un diagnóstico crítico sobre la modernidad tardía?
No diría la palabra “diagnóstico”. Creo que, más modestamente, se trata de una reflexión crítica sobre la modernidad tardía, en el sentido en que estamos inmersos en una red de estereotipos que nos hacen ser parte de un dibujo que en última instancia no es nuestro. Aunque, bueno, esto no es ninguna novedad, ya es un tema muy estudiado. Pero bueno, todas estas elaboraciones en palabras son a posteriori, porque algo de lo que pasa es que cuando uno tiene una estructura estética, de repente surgen imágenes. Un artista es artista porque deja surgir sus contenidos inconscientes.
Es como tomarse el trabajo de interpretar un sueño.
Exactamente. Es más, yo te diría que mis cuadros tienen una estructura onírica.
Tríptico de “La modernidad tardía” (2018) de Alex Goldschwartz. Óleo y acrílico sobre cuerina. 135 cm x 95 cm c/u. Fotografía de Guillermina Raggio (@guillerminaraggio)
La creación de tus obras, entonces, ¿siempre es una cuestión pulsional, en el sentido de dejar fluir el inconsciente?
No del todo. Hay otra serie que está en Vancouver, no aquí, que trabaja más con estos elementos pulsionales. En el caso de estas obras en particular, surgen de otras reflexiones y referencias. Yo creo que la cuestión va más allá, la idea de poner en función las pulsiones inconscientes va en línea con el ideal de que haya una comunicación más fluida entre el Yo y el inconsciente. A veces encontrás un lenguaje en un cuadro y simplemente decís: “esto da para profundizar un poco más”.
¿Hay como una idea de construir una narrativa a lo largo de tus obras?
Sí, una narrativa no lineal. Hay muchas citas en mis cuadros, citas que algunas personas pueden ver y otras no. Me interesa que el espectador pueda ver interpelada su propia narrativa en mis cuadros.
En esa línea, vos definís tu obra como una “rapsodia visual”, ¿qué implica esta definición?
Bueno, una rapsodia es un collage musical, es una combinación armónica. A mí me interesa mucho eso, me interesa que mis composiciones sean armónicas, que mis colores sean intensos pero no chirriantes.
Entiendo que la rapsodia visual, entonces, es el trabajo con las referencias. La intercalación de referencias a distintos niveles, ¿es ahí donde aparece tu narrativa no lineal?
Yo creo que sí puedo destacar un “mérito”, es que encuentro una nueva sintaxis en la combinación de cosas que no pertenecen al mismo tiempo o a la misma época. En esa contradicción de épocas, ese “estar fuera de lugar” es lo que te hace decir: “acá hay algo, hay algo raro”.
“El amor es ciego aunque bastante imaginativo” (2020) de Alex Goldschwartz. Óleo y acrílico sobre tela. 80 x 60 cm. Fotografía de Guillermina Raggio (@guillerminaraggio)
¿La rapsodia visual sería, entonces, un método?
Yo diría que es más una orientación estética. Por ejemplo, en el cuadro “El amor es ciego, aunque bastante imaginativo”, la imagen de debajo es de Magritte, uno de mis pintores favoritos en el sentido de que siempre está jugando con lo paradójico, para mí ha sido una influencia muy temprana. Entonces, es una pareja que se está besando pero están tapados, no se ven, están imaginándose. Ella lo imagina a él como un personaje de Bacon y él la imagina a ella como un personaje de Picasso. Para entender este cuadro tenés que haber visto todos los otros cuadros, es una referencia. Son todos personajes de mi universo pictórico que me han gustado. Es como estar en un mundo en donde la referencia estética es muy plena. Y hay cuadros como de buena intención y hay cuadros muy críticos. Algunos miran hacia adelante, hacia un ideal, y otros tienen una mirada más crítica de la actualidad y de la historia.
Fotografía de Guillermina Raggio (@guillerminaraggio)
La muestra “Venus es la tierra prometida” se puede visitar hasta el día miércoles 16 de octubre en la Galería Palermo H (Tucumán, 712, CABA).
Galería Palermo H
Entrada libre y gratuita
Horarios de atención: Lunes a Viernes de 11 a 18 hs. Sábados de 10 a 13 hs
Dirección: Tucumán 712, casi esquina Maipú, CABA
Tel.: 011 4583-1369
WhatsApp: +54 9 11 3561-6375
@galeriadeartepalermoh
Correo electrónico: [email protected]
Página web: www.galeriadeartepalermoh.com
