martes 01 de julio del 2025

Conflictos, repeticiones y silencios: lo que la Lic. Ana Faingerch ve en todas las parejas

La Lic. Ana Faingerch, psicóloga especializada en constelaciones familiares, regresiones y terapia de pareja, se consolida como una referente en el abordaje profundo de los vínculos. Desde su enfoque clínico y su sólida formación psicoanalítica, desarrolla una metodología propia a la que denomina “configuraciones del inconsciente”, aplicada en sus talleres terapéuticos. Con mirada lúcida y sensibilidad profesional, invita a revisar lo que se repite en el amor y a asumir el verdadero lugar que cada uno ocupa en el vínculo.

Conflictos, repeticiones y silencios: lo que la Lic. Ana Faingerch ve en todas las parejas
Conflictos, repeticiones y silencios: lo que la Lic. Ana Faingerch ve en todas las parejas | CREDITO CARAS
CREDITO CARAS

El amor, cuando se desgasta, no siempre lo hace por un hecho puntual. A veces, el conflicto es solo la punta del iceberg: detrás hay historias, heridas, lealtades invisibles y mecanismos que se repiten sin que lo notemos. En esta nueva entrega, la Lic. Ana Faingerch propone una mirada lúcida y profunda para comprender qué dinámicas inconscientes atraviesan los vínculos amorosos y cómo transformar esos patrones que nos alejan del encuentro auténtico.

“En una pareja no hay culpables: hay historias que se chocan”

Cuando una pareja llega a su límite, no suele ser por un solo motivo. Es la acumulación de silencios, de miradas que ya no se encuentran, de gestos automáticos que reemplazan el deseo. Muchas veces dicen: “No sabemos qué nos pasó”, pero en realidad sí lo saben… solo que no lo han dicho en voz alta.

¿Cómo influye la historia personal en la vida de pareja?

Una relación se construye con dos personas, pero también con sus pasados. Cada uno llega al vínculo cargando su historia, sus heridas, sus mandatos y sus formas de defenderse del dolor. Y aunque parezca que la pelea es por una toalla mal colgada o un mensaje que no se respondió, en el fondo suele tratarse de algo mucho más profundo: la sensación de no ser visto, no ser elegido, no ser valorado.

¿Qué señales indican que algo más profundo está en juego?

Cuando en la pareja aparece el reclamo constante, la distancia emocional o la indiferencia, hay que mirar más allá de la superficie. Preguntarse, por ejemplo: ¿Qué parte mía no estoy trayendo a este vínculo? , ¿Desde qué lugar lo/la estoy mirando?, ¿Desde el adulto que soy o desde el niño que fui?, ¿Estoy queriendo cambiar al otro, en lugar de mirarme a mí?

¿Qué rol cumple la responsabilidad emocional?

Una de las claves más profundas para que una pareja funcione es asumir la responsabilidad emocional. Y eso no tiene nada que ver con la culpa. La culpa congela, castiga, paraliza. La responsabilidad, en cambio, abre una puerta. Nos invita a ver qué nos toca a nosotros en lo que estamos viviendo. Porque en una pareja, lo que no se habla, se actúa. Y lo que no se asume, se repite.

¿Qué dinámicas inconscientes se repiten sin que las notemos?

Muchas parejas quedan atrapadas en un juego de roles: uno se vuelve “el fuerte” y el otro “el débil”; uno “el que da” y el otro “el que nunca alcanza”. Esas dinámicas, si no se revisan, terminan desgastando el amor. Porque el amor no se sostiene solo: necesita conciencia, revisión y una cuota de valentía.

¿Qué implica esa valentía en lo vincular?

Valentía para hablar de lo que duele sin destruir al otro. Para reconocer que a veces el amor no alcanza si está lleno de expectativas irreales. Valentía para mirar el lugar desde el cual aprendimos a vincularnos. Porque muchas veces, sin darnos cuenta, intentamos resolver en la pareja lo que no pudimos resolver con mamá, con papá, con la infancia.

¿Cómo definís el amor desde una perspectiva más realista?

Amar no es “completar al otro” ni ser su salvación. Amar es encontrarse con alguien desde la verdad de quienes somos, y ver qué podemos construir desde ahí. A veces eso implica sanar heridas que no empezaron en la pareja, pero que hoy se reflejan en ella.

¿Qué son las configuraciones del inconsciente que mencionás como herramienta clínica?

Una propuesta terapéutica profunda que vengo desarrollando —a partir de mi práctica clínica y de mi formación en técnicas de trabajo grupal— es lo que llamo “configuraciones del inconsciente”. Esta metodología se inspira en ciertos principios de las constelaciones familiares, pero se distancia claramente por su encuadre psicológico, su profundidad clínica y su fuerte respaldo teórico desde el psicoanálisis.

¿Cómo se diferencia de otras prácticas similares?

No se trata solo de representar escenas familiares ni de observar dinámicas heredadas. El trabajo consiste en poner en acto, de forma simbólica y contenida, el conflicto psíquico central, allí donde operan mecanismos inconscientes que sostienen la repetición del malestar.

¿Cuál es el sustento psicoanalítico de esta propuesta?

Desde el psicoanálisis, sabemos que toda elección vincular está atravesada por un entramado inconsciente: la posición que ocupamos en la historia familiar, las identificaciones tempranas, los ideales que nos habitan, y los deseos no reconocidos. Más allá de las imágenes familiares que pueden emerger, lo que se trabaja es la pregunta por el lugar que el sujeto ocupa en esa trama: ¿Desde dónde ama? ¿A quién se le parece en ese vínculo? ¿Qué repite sin saberlo? ¿Qué busca reparar a través del otro?

¿Cuál es el objetivo final de esta metodología?

Este enfoque no busca acomodar escenas ni dar respuestas rápidas, sino develar aquello que el sujeto no puede ver de sí mismo. Lo que aparece se abre luego a un espacio de análisis donde cada uno puede empezar a asumir su responsabilidad subjetiva. El síntoma, lejos de ser un error, se lee como un mensaje. Y lo que se repite, se interroga.

¿Qué descubren las parejas al atravesar este proceso?

En los talleres que coordino, muchas parejas logran ver por primera vez lo que estaba oculto: la manera en que sus historias se tocan, las exigencias que proyectan sobre el otro, las promesas heredadas que no se cuestionan, o el intento de reparar dolores antiguos que hoy se viven en la relación. Lo que se ve, se ordena. Y lo que se ordena, deja de doler.

¿Cuál es la clave del amor adulto?

El amor adulto no exige perfección: pide presencia, escucha y una entrega honesta. Pero para eso, hay que aprender a mirar. Y mirar no es solo ver al otro: es ver también lo que traigo yo, lo que proyecto, lo que espero, lo que temo.

¿Qué pasa con los vínculos que no continúan?

Hay vínculos que se transforman cuando se animan a entrar en este terreno. Otros que se despiden, pero con dignidad. En ambos casos, el trabajo es el mismo: dejar de culpar y empezar a hacerse cargo. Porque cuando cambiamos la mirada, lo que parecía un final puede volverse un comienzo

Reflexión final: comprender para no repetir

Como psicóloga especializada en vínculos, he visto una y otra vez cómo los conflictos de pareja no nacen en el presente, sino en el inconsciente de cada uno. No se trata de culpas, sino de historias que se atraen, que se enfrentan, que se necesitan. Cuando dejamos de buscar un culpable y empezamos a vernos como partícipes activos de la dinámica, el conflicto se transforma en una oportunidad de crecimiento. El amor maduro no se construye evitando los dolores, sino aprendiendo a leerlos. Y en esa lectura, aparece lo más valioso: la posibilidad de amar desde un lugar más libre, más consciente, más verdadero.

Para consultas y más información:

Instagram: @espacios.psicologicos

Facebook: Espacios Psicologicos

Comunicate por WhatsApp al 11 5405 4394.

EN ESTA NOTA