No hace falta explicar el rol que cumple hoy el despachante de aduana en el comercio exterior argentino. Cualquier persona vinculada a las importaciones y exportaciones lo sabe: es el engranaje clave que mantiene en movimiento una estructura cada vez más dinámica, compleja y cambiante.
Con la llegada del actual gobierno, y bajo la conducción del ministro de la desregulación, Federico Sturzenegger, el comercio exterior se ve constantemente atravesado por cambios normativos. La Aduana, las terminales portuarias y los organismos técnicos en las mercaderías empiezan a alinearse con el objetivo de construir un “comercio exterior más simple”. Aunque, en muchos casos, esa supuesta simplificación no es más que un eslogan teórico.
Sturzenegger fue puesto con el pulgar del Presidente y con una misión clara: borrar lo anterior y diseñar desde cero un nuevo esquema regulatorio. Pero la gran pregunta es: ¿estos cambios son óptimos? ¿Surgen del conocimiento profundo de la materia, del desconocimiento técnico, o de una peligrosa improvisación del desconocimiento?
Desde mi experiencia como profesional del comercio internacional, puedo afirmar con convicción que gran parte de las nuevas normas parecen responder a una lógica difusa, más cercana al método de prueba y error que a una estrategia sólida. Algunas normas se lanzan sin evaluar su aplicabilidad concreta, generando más burocracia que la que supuestamente intentan eliminar.
Paradójicamente, esta etapa de transformación ha fortalecido aún más la figura del despachante de aduana. Justamente por la complejidad y la incertidumbre normativa, su intervención resulta hoy imprescindible de como accionar. En una contradicción notoria, el mismo DNU que pretendió subestimar la profesión, terminó revalorizándola. El resultado: el despachante de aduana está hoy en su punto de mayor protagonismo.
La tan mentada “simplificación” se escucha en conferencias y titulares. Pero puertas adentro, quienes trabajamos el día a día sabemos que los desvíos operativos, los grises normativos, y el incremento de los valores por importar un electrodoméstico de la línea blanca, como así también las trabas burocráticas siguen tan presentes como siempre. Por eso, más que nunca, el comercio exterior necesita profesionales con criterio, convicción y compromiso.
Además, el servicio del despachante de aduana ha evolucionado. Hoy ya no se limita al despacho ni al estudio de boletines oficiales. Hoy el despachante participa en todo el ciclo de una operación: desde el asesoramiento inicial, la inscripción del importador/exportador, la coordinación logística internacional, los pagos, el operativo documental, hasta la nacionalización y entrega final de la mercadería en el mercado interno. Está presente en todo el proceso. Mientras que otros actores del sistema como los funcionarios de Aduana se limitan a su tramo administrativo u operativo (sin subestimar el trabajo importante que ellos cumplen y con el respeto que se les tiene), el despachante sigue el recorrido completo.
¿La figura del despachante de aduana va a desaparecer?
No. De lo personal respondo y digo que no va a desaparecer. Es cierto que sufrió un sacudón con el DNU 70/2023. Pero estamos en el siglo XXI, y la reconversión profesional es parte de esta nueva era. El despachante que no se adapta perderá protagonismo. Pero quienes evolucionan, se forman y se reinventan, tendrán más peso que nunca.
Para que desaparezca nuestra figura, como lo desean algunos sectores, deberían eliminarse las restricciones, llevar los aranceles a cero y permitir que cada importador opere sin asistencia técnica. Eso es inimaginable a un corto y dudo también a largo plazo, el pensarlo sería ingenuo. Además, no hay en el horizonte un gobierno con continuidad sólida, estrategia y voluntad política suficiente como para llevarlo a cabo a largo plazo.
Mientras tanto, sucede lo contrario: cuantas más normas improvisadas dicta el arquitecto de la desregulación, más necesario se vuelve el profesional que las entienda, las ordene y las haga funcionar en la práctica. El despachante de aduana cambio: hoy, más que nunca, lidera y es protagonista en la película total de cada importación y exportación.
Esto se refleja también del lado de los clientes. Mientras algunos buscan deslegitimar nuestra función, los importadores y exportadores actuales o potenciales nos necesitan más que nunca. Es una cuestión lógica: a mayor revuelo normativo, mayor necesidad de interpretación, de coordinación, de precisión por parte nuestra. Y ahí, el despachante de aduana toma protagonismo y lidera la operación. Porque cuando todo cambia sin cesar, lo único que no puede faltar es alguien que sepa cómo actuar.
Agustin Paez Romairone
Despachante de Aduana
Socio 6851 del histórico Centro de Despachantes de Aduana, institución que respalda nuestro trabajo desde 1912.

Por qué es saludable tomar mate en invierno

El tipo de pareja que mejor sexo tiene según la ciencia

Susana Giménez se confesó con Marley: del verdadero amor de su vida y "el pelo de las albinas" a lo que le gustaría cambiar de su pasado
